Isabella y Felipe vivieron un viernes que nunca olvidarán
Los niños que se llevaron el trofeo que todos querían: la camiseta del goleador
Jonathan Álvez les tiró, desde la cancha, la camiseta y el pantalón con los que hizo el gol contra Platense y se convirtió en figura del partido. Pertenecen a una familia con apellido histórico en el club: Citroni.
Pablo Aguirre Felipe tiene 8 años; Isabella, que es su tía, tiene 7. Con ellos, Maximiliano Citroni, hijo de René, el ex presidente de Unión. Vivieron un viernes que, para ellos, será inolvidable: Álvez, la gran figura de Unión, les regaló la camiseta y el pantalón del partido.
Hay cosas que no se olvidan, por más que en el momento no se dimensionen. Isabella Citroni y Felipe Vallejos son muy niños. Posiblemente empiecen de a poco a entender el verdadero valor de lo que consiguieron. Una camiseta del club de sus amores se puede comprar, pero recibir justamente la camiseta del jugador emblema, del que acababa de dar rienda suelta a la alegría de todo el pueblo tatengue con su gol, de la figura de un partido que se ganó y en cancha propia, no tiene precio. Seguramente pasará el tiempo y estos niños irán encontrando otras explicaciones a lo que les pasó en ese viernes inolvidable, cuando llegaron a casa con el regalo que cualquier hincha de Unión hubiese querido recibir. Y en el caso de su "dueño", de Jonathan Álvez, lo retrata y lo define. Por algo habló tanto de la gente y por algo dijo que su gran alegría no era el gol en sí, sino hacer feliz al hincha. Y vaya si lo logró. Al hincha en general con su gol y a estos dos pequeños, además, regalándoles el pantalón y la camiseta.
Sin saberlo, por parte de Álvez, el destino fue para dos pequeños que llegan con un apellido histórico de Unión, como es el de Citroni. Isabella es hija de Maximiliano, que es el hijo de René Citroni. Y él cuenta lo que pasó el viernes pasado al término del partido: "Había observado que en el partido contra Atlético Tucumán, Álvez hizo lo mismo y le obsequió la camiseta del partido a un niño que estaba en la vieja techada. Entonces, les dije a Isabella y Felipe que bajemos hasta dónde está la baranda, que seguramente iba a hacer lo mismo. El estaba haciendo una entrevista en ese momento. Entonces, saludó a la gente de la platea y cuando vio a los chicos, que lo saludaban y aplaudía, él les tiró un beso y la camiseta. Como vio que eran dos, se sacó el pantalón y también se lo tiró. Es un gesto muy lindo y estaré agradecido de por vida".
Los chicos no paran de mostrar el tesoro que tienen en sus manos. El tema ahora es saber quién se queda con cada uno de los trofeos. Isabella dice que "Jonathan nos señaló con el dedo y nos tiró la camiseta. Pero como vio que éramos dos, también nos tiró el pantalón. Todos se la estaban pidiendo. Todavía no sabemos para quién va a ser la camiseta y para quién el pantalón, porque no vivimos juntos. Yo soy la tía de Felipe", cuenta la pequeña, que tiene un año menos que su sobrino, que es hijo de la hija de Mariela, actual esposa de Maximiliano. Y Felipe no duda en decir que sintió "emoción" cuando vio que Álvez les tiraba la ropa con la que había jugado un partido en el que no sólo marcó el gol, sino que fue figura.
Gentileza El momento en el que, en plena platea techada, los chicos ya tenían el regalo del Loco Álvez.
El momento en el que, en plena platea techada, los chicos ya tenían el regalo del Loco Álvez.Foto: Gentileza
"Estos gestos son muy nobles, muy lindos. Ese acercamiento con la gente, para alguien que recién llegó al club, es algo que quiero resaltar. Quizás siempre fue así, en todos los clubes en los que jugó. Pero yo veo que el hincha de Unión viene acompañando muchísimo al club, al equipo y a este proyecto. Y creo que con este gesto, él está devolviendo desde adentro hacia afuera lo que la gente también está brindando", dice Maximiliano.
Es inevitable hablar con Maxi de su papá René y de lo que ellos vivieron como familia en los tiempos en que Citroni era dirigente en la conducción de Malvicino y presidente después. "El gran recuerdo que tengo es cuando me llevaba desde muy chiquito a la cancha. Tengo fotos de fines de los 70, de ir a la popular con él. Después, cuando fue dirigente, fue una etapa muy dura. A nivel familiar lo acompañamos mucho, pero el club no estaba bien y fue duro lo que nos tocó vivir, como unionista y como familia. El club estaba recién descendido y no fue nada fácil", señala Maximiliano.
"Ser hijo de un presidente es algo difícil, porque cuando salen las cosas bien sos dios y cuando salen mal sos el diablo. Se sufre mucho. Ningún dirigente quiere hacer las cosas mal. El fin común es lo mejor para el club, más allá de las distintas visiones que se tengan. Por eso, creo que debiera haber un mayor acercamiento entre las partes e imitar el proceso de otros clubes", cuenta Maxi.
Piensa cuando se le pregunta si le gustaría ser dirigente: "No lo descarto, pero hoy por hoy no participo en la vida política de ninguna forma. No soy afín a ninguna agrupación, respeto a los que están, tanto adentro como afuera. Insisto en que es una lástima que no haya una verdadera unión. Ser dirigente no es algo que se me ocurra hoy por hoy".
Sobre los momentos lindos y feos, dice que "el recuerdo más lindo son las finales del '89, que las viví siendo todavía pequeño. Un momento feo, que mi mamá me lo recuerda, fue cuando Unión descendió con Racing de Córdoba. Ella me contó cómo lloraba esa tarde. Después, estuve en grandes partidos, como cuando ganamos en la Bombonera, en cancha de River, en la de Platense cuando debutó Matías Donnet... Y días bravos como la noche que jugamos en Concepción del Uruguay, que nos corrió la policía, tiraban balas de goma, estaba mi hermana y la pasamos mal".
Piensa mucho también cuando se le pregunta por un ídolo. "Tengo recuerdos no muy claros, porque era chico, del Turco Alí; también me gustaba mucho el Flaco Silvera, que se lo recomendó Pekerman a mi viejo. Y otro es Matías Donnet, un chico humilde, laburador, al que mi viejo lo traía de Esperanza porque hacía dedo y se formó bien de abajo, con mucho sacrificio. Y hoy en día, Gastón González es un espejo donde deben mirarse los que vienen de abajo".
¿Un sueño?, es la pregunta del final: "Lo que todos aspiramos, que es tener la felicidad de verlo campeón a Unión. Hay clubes más chicos como Arsenal, que lograron títulos, o también Banfield o Lanús que en los 90 no eran lo que son ahora. Por decantación, el tiempo tiene que conducir a eso. A que Unión también lo logre".