De acuerdo a lo averiguado por El Litoral, ya hubo contactos de algunos dirigentes con Cristian González y falta una charla clave con el presidente. En principio, el jueves estará el Kily al frente del plantel.
“La pelota, la tiene el Kily”. Así de simple y contundente, parece ser la situación en la relación entre la dirigencia de Unión y el actual entrenador. El jueves, el plantel volverá a trabajar y será con Cristian González presente. Posiblemente se deban una larga charla con el plantel. Pero antes, deberá hacerlo con el presidente Spahn. Ya con los integrantes de la subcomisión de fútbol hubo diálogo, tanto antes del partido con Tigre (en Buenos Aires) como en estas horas que transcurrieron desde el partido con Gimnasia y Esgrima de Mendoza.
¿Qué se opina internamente en Unión?, como ocurre en cualquier directiva, son encontradas las sensaciones. Si se mueven por el “humor popular”, la imagen de disconformismo crece. Y muchos reciben esa opinión negativa (no unánime) que hay en la calle. Pero un análisis más sereno y despojado de pasiones, los lleva a observar que el equipo ha crecido, que la clasificación a los play off estuvo al alcance de la mano, que los 20 puntos lo posicionan distinto al año pasado y que se incorporaron jugadores que elevaron la jerarquía por más que se necesite dar otro salto más para aspirar, por ejemplo, a no sufrir por el descenso y pelear un lugar en la Sudamericana, como lo planteó como objetivo hace unos días el propio presidente.
A favor del actual técnico (con contrato vigente hasta el 31 de diciembre), está el conocimiento del plantel. Los jugadores saben qué pretende y el técnico sabe con lo que cuenta. Esto, en fútbol, tiene una relativa importancia. Como también puede llegar a tenerla si es que los dirigentes -sobre todo los que propician un cambio de entrenador- no encuentran a alguien que realmente seduzca y permita alentar alguna expectativa cierta de superación en un eventual reemplazo.
El libro de pases recién abrirá el 1 de junio, cuando ya se hayan disputado tres fechas del nuevo torneo. Y se supone que será muy difícil que se incorporen jugadores en esos primeros días para que aparezcan en alguno de los dos partidos que restará antes del receso. O sea que el periplo inicial de cinco partidos será con el mismo plantel que terminó la participación en la Copa de la Liga, salvo que se produzca el alejamiento de alguno. Y en esto, el Kily corre con ventaja. Además, será un mercado especial: muy largo en cuanto al tiempo y muy corto en cuanto a disponibilidad de jugadores.
Próximo a cumplir 15 años al frente de la institución, no se ha destacado -el presidente Spahn- por despedir entrenadores. Los que no terminaron el contrato, se fueron por decisión propia en algunos casos (Madelón, Méndez) o por común acuerdo, como ocurrió últimamente con Azconzábal y con Munúa. No hay una secretaría técnica que haya realizado un "scouting" de entrenadores para observar lo que hay en el mercado, por lo cuál la responsabilidad de la decisión final pasa exclusivamente por los dirigentes. Y daría la impresión que quienes deben asumir la responsabilidad, están más del lado de la continuidad del proceso por entender que desde el partido con Tigre del año pasado, a éste momento, más allá de lo mal que se jugó en Junín, se dio un paso adelante.
¿Y el Kily?, es la otra "pata" de la mesa. ¿Quiere seguir o no está del todo convencido?. Por sus declaraciones, daría la sensación de que quiere continuar. Dejó en manos de los dirigentes la decisión cuando en varias ocasiones señaló que "si los dirigentes me piden que me vaya, me voy", a la vez que muchas veces dijo que aprendió a querer a la institución y que pretende un futuro de grandeza deportiva para el club ("¿dónde está escrito que Unión no puede pelear bien arriba un campeonato?"). Pero, lo que pasó en este desteñido final lo hace dudar. Por eso, la charla con el presidente y el reencuentro con los jugadores, puede disiparla (o no). Y de ello dependerá lo que pase a partir del jueves.
Los dirigentes necesitan convicción propia, pero también del Kily. Estas horas deben ser decisivas. Por eso, la charla con Spahn es clave. Y si Cristian González llega al jueves con el deseo de charlar con los jugadores, debería ser bajo la absoluta convicción de que seguirá siendo el entrenador de Unión. Si no, sería una pérdida de tiempo inentendible.