Había que ganar; eso estaba claro después del duro tropezón en Avellaneda. Encima, era un cruce directo en las alturas, porque los tucumanos venían con el ánimo por las nubes con dos al hilo y habían alcanzado los mismos puntos que Unión.
Se le siguen cayendo soldados pero este Unión no renuncia a ninguna de las batallas. Esta vez, en medio de los accidentes y el cansancio, el “Kily” se la jugó con los pibes.
Había que ganar; eso estaba claro después del duro tropezón en Avellaneda. Encima, era un cruce directo en las alturas, porque los tucumanos venían con el ánimo por las nubes con dos al hilo y habían alcanzado los mismos puntos que Unión.
Ganar como sea, con lo que sea…pero ganar. La historia arrancó complicada, porque a los cinco minutos se quedó sin Orsini, el equipo no hacía pie y Tucumán era más. En ese tramo, otra vez, apareció el golero uruguayo Cardozo para dejarlo con vida.
Las otras dos figuras fueron, sin dudas, los que se conectaron en el golazo del Tate: Franco Pardo jugando de todo y el chico Dómina peleando todas, obligando y marcando un golazo llovido de cabeza…justamente por arriba de la cabeza de Durso.
Pero, además de ser resiliente a tantos golpes (las lesiones, los malos partidos como en Avellaneda, los fallos arbitrales y el no VAR), esta vez se dio el gustito de festejar con varios canteranos en campo.
En el caso de Dómina, de entrada, por la lesión de Nicolás Orsini; en cuanto a Verde para darle frescura al mediocampo por un cansado Mauro Pitton; finalmente Profini, en lugar del “Mugre”, para rearmar la línea de cinco y no sufrir sorpresas dejando espacios en el fondo.
Jerónimo Dómina hizo un golazo, Lionel Verde dejó en claro su riqueza técnica (además del “tres dedos” a Balboa, siempre la repartió bien y es agresivo) y Rafael Profini cumplió atrás los minutos que le tocó jugar.
Tenía que ganar o ganar y ganó. Volvió de ese infierno que fue el 0-3 en Avellaneda y otra vez le regaló una linda alegría a la multitud en el 15 de Abril. Se quedó con tres puntos calientes contra los tucumanos.
Pero, de paso, el “Kily” se la jugó por los pibes y los tres cumplieron. A veces, en medio del tiroteo, Unión se va quedando sin balas. Sin embargo, ante las bajas de los grandes, aparecen los de abajo. Y, como pasa casi siempre en el fútbol, ganar con los del semillero propio siempre tiene otro gustito. Unión feliz, esta vez en modo “Pelotero”.
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