Enrique Cruz (h)
Hace 13 partidos que ningún delantero convierte goles y el equipo tiene menos tantos a favor que partidos jugados. Esto antes no pasaba.
Enrique Cruz (h)
No me aparto de la idea de “refundación” del equipo que ha logrado Madelón. Frenó una caida que recién tuvo su final cuando terminó el 2018. La apertura del 2019 trajo aire fresco al equipo. No tanto de renovación, pues el objetivo estuvo demasiado centrado en generar alternativas para el ataque. El diagnóstico fue certero, pero todavía se sigue esperando que aparezca el remedio que cure esta enfermedad.
Desde que Madelón se hizo cargo de Unión (hay que hablar de un proceso de casi cinco años, más allá de la breve interrupción), hubo algo inalterable: la fortaleza ofensiva. Algunos momentos fueron muy buenos y otros no tanto, pero nunca se adoleció de contundencia. Triverio-Guerra descollaron en el ascenso. Y luego, Gamba-Triverio, Gamba-Riaño y Gamba-Soldano fueron, sucesivamente, las duplas eficaces y añoradas.
Sin ir más lejos, recordar lo que pasó en la anterior Superliga, la de la histórica clasificación para la Sudamericana. Gamba-Soldano no sólo constituían una de las principales fortalezas de ese equipo, sino que entre los dos habían acumulado más del 60 por ciento de los goles de Unión. No sólo valía por el porcentaje, sino por la cantidad.
Hoy, Unión tiene 16 goles a favor. Es decir, menos goles que partidos jugados, algo que no ocurría desde hace tiempo. Y los delanteros no marcan desde el encuentro con Talleres, de la quinta fecha. O sea que hace 13 partidos que los delanteros no convierten. Y este es uno de los grandes problemas que tiene Madelón.
El otro tiene que ver con la generación de juego, tal cual lo expresó después de la derrota con Independiente. Si esto —lo de la falta de juego— está antes que lo otro —la falta de gol— forma parte de un debate que podría evadir responsabilidades o bien deslindarlas. Se podrá decir que los delanteros no convierten porque la pelota no le llega bien jugada, pero tampoco se advierte un entendimiento como el que antes existía con aquellas duplas mencionadas, sobre todo con la que conformaron Gamba y Soldano, que ellos mismos reconocieron que se “conocían de memoria”.
A veces, Unión resigna algo de protagonismo para jugar a esperar y contragolpear. Lo hizo contra River y Boca, le salió muy bien; no pudo contra Independiente, aunque la parte teórica del libreto fue buena. El “problema” es cuando hay que salir a ser protagonista. Y ahí cuesta porque las variantes futbolísticas no están funcionando.
Con Madelón, Unión siempre tuvo buen juego por los laterales y un buen control de pelota con Acevedo. La realidad muestra que esas sociedades de los costados (Bruno Pittón-Fragapane y Martínez-Zabala) son controladas y que Acevedo, de buen arranque del año, decayó en su nivel en estos últimos tres partidos.
Otro aspecto es el del esquema. Unión ha jugado casi siempre con un 4-4-2 en el que, por ejemplo, no se pudo acomodar el Droopy Gómez durante todo el año que estuvo en Santa Fe. Ahora llegó Darío Bottinelli, que es un jugador de características parecidas en cuanto a que su posición habitual es la del enganche. Esto es terreno exclusivo del entrenador, que seguramente no quiere cambiar la estabilidad del esquema ni desarmarlo, pero que tendrá que encontrar variantes para mejorarlo.
No cambio, como decía al principio, el concepto de que el equipo se “refundó” en este 2019. Pero el inicio fue estruendoso y ahora volvieron algunas dudas que deberían disiparse rápidamente. En todos los partidos, Unión creó pocas situaciones. Fue eficaz contra River y por eso ganó, pero estamos hablando de un equipo que, a lo sumo, llegó en dos o tres ocasiones con chances ciertas de convertir. Y eso es poco, si se le suma que en los tres partidos que siguieron al jugado en el Monumental, la contundencia faltó a la cita.
Queda una última pregunta para tirar sobre la mesa. Madelón tiene cinco delanteros, de los cuáles hay cuatro que están en la consideración y el otro (Andrada) sin lugar por el momento y peleándola de atrás. Los cuatro que han jugado hasta ahora son Troyanski, Cuadra, Mazzola y Lotti. La pregunta es: ¿cuál es la mejor dupla?. El técnico fue variando, pero por características, la sensación es que Cuadra y Troyanski son delanteros de movilidad por todo el frente de ataque y que Mazzola y Lotti tienen, a priori, más tendencia para ir a buscar en el área rival. A simple vista, si lo que se busca es el mejor complemento con jugadores distintos, la dupla Cuadra-Troyanski es la que menos aportaría presencia constante en el área. Mazzola parece ser el más “9” de todos y Lotti, más allá de su generoso despliegue (el sábado se fue acalambrado de la cancha), también es más “9” que los otros. Por ahora, Madelón apuesta a la “prueba-error” para ver cuál es la que mejor se adapta. Lo que necesita de ellos, son goles. Lotti los aportó en el amistoso contra Boca y eso bastó para que pase de “casi ido” a titular. Con poquito se ganó un lugar. Y esa es la prueba fehaciente de cuánto le está costando encontrar una dupla que no provoque tantas añoranzas por las que ya no están.
“Quiero que se entienda que no somos Bayern Munich. Tenemos partidos buenos y partidos malos; pero dejamos todo. No creamos que vamos a ganar todos los partidos; eso dejálo para equipos que gastan U$ S 20 millones. Nosotros hacemos un esfuerzo bárbaro para ser mejores que el rival; a veces podemos, a veces no”. Ricardo Zielinski. Entrenador de Atlético Tucumán, próximo rival de Unión
Cambios
En las prácticas de estos días, Madelón perfilará el equipo que jugará el viernes a las 19 ante Atlético Tucumán en el 15 de Abril. Zurbriggen sería el reemplazante de Martínez, en tanto que entrará otro delantero (¿Cuadra?) por Corvalán y el técnico evaluará si mantiene el mediocampo o si provoca algún movimiento de piezas en ese sector.