Con el aliento de la gente y con las ganas ya no alcanza. Si bien la estadística dirá que Unión se quedó sin gol, también es real que se fue quedando sin juego, sin variantes, sin ideas. Va más allá de los nombres y del dibujo táctico. Acaso este cuarto juego sin gritos fue el más preocupante de todos, por la poca jerarquía del rival de turno: Aldosivi es de lo más flojito en la Argentina.
Así, de a poco, el equipo se va desinflando en el campeonato actual y también pierde acciones de cara a la Copa Sudamericana 2023.
En la previa del domingo, lo que más estaba en discusión, más allá de los cambios del uruguayo Gustavo Munúa, era saber cómo estaba Unión de la cabeza después de tres derrotas consecutivas con cero gol. Claro que importaba la reacción de las piernas, el dibujo táctico y la estrategia, pero había que saber cómo estaba lo psicológico del Tate.
La lógica vuelta a la titularidad del colombiano Castrillón y la sorpresiva baja de Nardoni eran los datos más ruidosos de la planilla oficial. El cafetero fue de lo mejorcito en esa primera parte, mientras que lo del volante central formado en el club fue consecuencia de un tema de salud (dolor de cabeza, algo de temperatura y finalmente desafectado en las horas previas).
Enfrente, un rival muy complicado en todo sentido, a pesar de los dos buenos resultados previos: ganarle a Vélez en el Minella vacío y empatarle a Gimnasia en un bosque repleto de "Triperos".
El "Tiburón", en lo que va de la temporada, llegaba a Santa Fe con la misma cantidad de entrenadores que de victorias: ¡tres!. Sus números estaban en rojo: 9 perdidos, 3
empatados y 3 alegrías. O sea, una desastre: penúltimo en los promedios y puesto 26 de 28 equipos en la tabla de puntos. En la de los promedios, hundido y por ahora descendido junto a Patronato. Para rematar, en la acumulada entre los 4 peores. Con 23 goles recibidos, Aldosivi subía al podio de los más lastimados: Barracas y Lanús habían recibido 24 tantos en su propio arco.
En la temporada, antes de pisar el 15 de Abril, el "Tiburón" perdió más de la mitad de los partidos que jugó: 29 planillas firmadas y ¡15 derrotas!.
La primera parte mostró en campo un solo equipo con tenencia de pelota y actitud de ir a buscar el arco de enfrente con el empuje de su gente. Sin embargo, a pesar que fue casi todo del dueño de casa contra un "Tiburón" que vino a esconderse por cuestiones obvias, la más clara fue para Aldosivi: salida tarde de Corvalán, habilitado Caute y la tremenda respuesta del uruguayo Mele. La frase tantas veces usada era realidad: "un penal a la carrera".
Unión se fue al vestuario, con el descanso, prolongando tres partidos y medio sin poder hacer un gol. Sin dudas, una de las claves para explicar y entender la caída del equipo de Munúa.
El complemento, directamente, fue de lo más flojito en la era Munúa. Nunca aceleró ni asumió los riesgos que exigía la multitud en las tribunas.
En el borrador, apenas la del final de Álvez, después de una buena combinación de Castrillón con Esquivel. Poco, muy poco, con el mismo viejo concepto: amontonar delanteros y tirarlos a la cancha no es sinónimo de peso ofensivo.
Insisto en la idea: más allá de los cuatro partidos sin goles, a Unión le faltan otras cosas que antes tenía y ahora perdió como equipo. Le falta gol, sí. Pero la falta pressing, le falta juego, le faltan variantes. Le sobra barra, pero le faltan bombas.