Dejando de lado la jerarquía, que en algunos lugares de la cancha está faltando y hasta el propio Munúa lo reconoce cuando habla de plantel "corto", hay jugadores que se han puesto a la altura de los que vienen jugando y golpean con fuerza las puertas de la titularidad.
Juan Ignacio Nardoni lucha por la pelota ante el experimentado Nicolás Domingo. Fue en el partido del sábado en Buenos Aires, porque el martes, en San Nicolás, Domingo y Dátolo manejaron el trámite a gusto y placer. Crédito: Matías Nápoli
Antes que todo, una necesaria aclaración: considero que la estrategia de Munúa en cuanto al armado del equipo fue acertada. Priorizó la Copa Argentina y se encontró con un rendimiento muy bueno de muchos jugadores en el equipo "suplente" que puso el sábado, ante el mismo rival, por el torneo de la Liga. Y lo ganó. Esto lo hizo cambiar de idea. Seguro que en su cabeza giraba la firme posibilidad de que Zenón sea el volante por izquierda y que Machuca juegue por derecha. Castrillón y Pajarito Juárez hicieron muy bien los deberes en cancha de Banfield. Y los tiró a la cancha en San Nicolás. Enfrente había un equipo que repetía a la mayoría de los que habían perdido contra los "suplentes" de Unión, o sea que la carga física estaba repartida con esa mayoría de titulares que colocaba Vivas en San Nicolás. El problema pasó por otro lado y no por el armado del equipo.
Ahora, dejando de lado la otra parte del análisis, esa que tiene que ver con el vuelo futbolístico del equipo y esa tan mentada jerarquía, que insisto en que falta en algunos lugares de la cancha y de la que hasta el propio Munúa habló, cuando luego de vencer a Banfield el sábado dijo que el plantel era "corto", vayamos al análisis de lo que hay.
Se decía que en Unión había no más de 14 o 15 jugadores en "condiciones de jugar", abriendo una brecha amplia entre titulares y suplentes en varios puestos de la cancha. ¿Qué pasó?, que estos tres partidos en los que esos "suplentes" debieron asumir la responsabilidad (Boca, Lanús y Banfield), aparecieron rendimientos que obligan a repensar la asignación de titularidades y suplencias.
Si el "3" de Unión no fuese Corvalán (capitán y cumplidor), hoy nadie discutiría que tiene que jugar Esquivel, un juvenil de 20 años que no tiene techo y al que hay que seguir respaldando porque puede darle muchos beneficios deportivos y económicos a la institución. Y lo mismo pasa en el arco (Mele-Moyano aseguran solidez en ese puesto) y en otros lugares de la cancha, algunos de ellos con apariciones impensadas de jugadores que entraron y rindieron, caso Agüero por ejemplo en la posición de un jugador que hizo sobrados méritos para ser titular como Franco Calderón.
Casi en forma simultánea a esto, Unión perdía un jugador muy importante por su entrega, personalidad y polifuncionalidad como Emanuel Brítez, pero a la vez iba ganando en seguridad con otros jugadores que empezaban a golpear con fuerzas las puertas de la titularidad. Lamentablemente, la dolorosa eliminación de la Copa Argentina y el partido flojo que jugó Unión, bajó el nivel de expectativa favorable que se había construido y que no decayó a pesar de la eliminación previa en la durísima Copa Sudamericana, donde, desde este humilde punto de vista, Unión tuvo una decorosa actuación en función de las dificultades propias de la competencia (debía salir primero en el grupo para seguir en carrera) y lo duro que resultó eliminarse con equipos muy importantes del continente (hoy, Fluminense está quinto en el Brasileirao y clasificando para la Libertadores del año que viene; Junior salió quinto en el torneo colombiano y clasificó para la Sudamericana 2023 y Nacional de Montevideo, que venía de la Libertadores, fue segundo en el Apertura y va punteando el torneo actual en Uruguay).
Dolió mucho la eliminación del otro día porque había expectativas en una Copa Argentina que no le resulta accesible a los equipos santafesinos y que se convierte en un arma de doble filo, porque muchos confunden cantidad (6 partidos) con calidad (hay que ganarlos a todos para ser campeón). Y otro detalle no menor, que se verá con River en este año: otorga una plaza para la Libertadores y River, como pasó aquella vez que eliminó a Unión en cuartos de final en Mar del Plata, transformará a esta Copa Argentina en una obsesión para ganarla y asegurar así su pase a la Libertadores del año que viene.
El aspecto "positivo" detrás de esta nueva eliminación copera, es que esta "tracalada" de partidos obligó al entrenador a amplificarle oportunidades a sus jugadores. Y hay algunos que fueron ganando un lugar, discutiendo palmo a palmo la titularidad con otros que parecían inamovibles y que ahora tienen una competencia importante; o bien bajaron su nivel y deberán recuperarlo rápidamente, pues, si no es así, se lo "comen".