Sábado 22.10.2022
/Última actualización 18:45
Muchas veces el fútbol, aunque duela, pone a cada uno en su lugar. Y acaso fue lo que le pasó a Unión en este final de campeonato, donde se tiraron del barco los jugadores “grandes” (Polenta, Álvez), la seguidilla no tuvo piedad y el cierre fue el peor escenario posible: goleado 4 a 1 contra un muy limitado Central Córdoba de Santiago del Estero. Ganó 2 de los últimos 15 partidos. Sin palabras.
Lo que en algún momento pareció un sueño (pelear arriba o soñar con una Copa Sudamericana 2023) terminó siendo una verdadera pesadilla para el Tate, con su propia gente dividida: desde un lado cantos de apoyo (“siempre estuvimos en las malas, las buenas ya van a venir”) y del otro lado silbidos e insultos a la Comisión Directiva en la zona de palcos.
Vamos al partido. A ese primer tiempo, en un partido casi de postemporada, no le faltó nada de nada en el 15 de Abril. Tres bonitos goles, un gol a Unión anulado por el VAR, un gol de Central Córdoba revisado por la tecnología y el golazo final del 2-1 de esos primeros 45 minutos que fue habilitado por la casilla de los televisores en Ezeiza. Como si todo eso fuera poco, ida y vuelta de los dos lados, tapadas de los arqueros, pelota sacada en la misma línea y un espectáculo vibrante.
Si nada que ganar y casi sin nada que perder, lo jugaron como en el potrero. Uno, los santiagueños, despidiendo a su entrenador: Balbo se va antes para agarrar Estudiantes de La Plata. El otro, con la bronca por la seguidilla de visitante a cuestas (2 de 9) y la incertidumbre total respecto a Munúa. La verdad, jugaron como si no les importara nada y armaron un partidazo.
Unión fue una tormenta de entrada: tres llegadas claras gol y tres tarjetas amarillas para la visita en los primeros 20 minutos. “Hizo todo el Tate, menos el gol”, frase ya gastada en este 2022 (no importa cuando se lea).
A los 15, primera intervención del VAR: era gol de Cañete pero como Marabel quedó parado delante de Rigamonti, el mismo juez lo anuló en campo antes que la tecnología. Sin discusión.
En la primera que llegó el equipo de Balbo avisó (Mele, extraordinario, en dos tiempos); en la segunda la mandó a guardar. Un horror de cálculo de Agüero que aprovechó el rapidito González Metilli, primero para ganar y luego para abrir el pie cuando achicaba Mele. Se tomaron su tiempo, trazaron las líneas y dieron gol desde Ezeiza.
Ni tiempo se tomó para Unión para protestar contra la injusticia de ese 0-1. La armaron Machuca y Vera por derecha, centro con veneno, Marabel que se faja en el primer palo y el “Pajarito” que vuela al gol. Era un poco más justo el 1 a 1.
Sin embargo, en el final de la etapa, otra distracción defensiva del Tate y doble revisión del VAR esta vez. Primero, la posición y después saber si la pelota había entrado. Si lo daban no era gol…era golazo porque el ex Plaza Colonia (Renzo López) inventó una pirueta con tijera en el airea para clavarla contra el horizontal. Las doble revisión, posición de jugador y pique de pelota, terminó en gol (azo) de la visita. Otro golpe para el Tate, esta vez con mucho suspenso.
Si ese cierre de etapa inicial fue un golpe duro, el inicio del complemento fue nocaut y lona por anticipado. Otro regalo de Agüero (pateó con el hombre encima siendo el último), contra perfecta y esta vez gol fácil de Renzo López. Y después el cuarto para sellar la chapa de un final triste en Santa Fe para un Unión desfigurado.
Los cambios a granel (tres de golpe), poner los cinco delanteros en la cancha e insistir con recetas que nunca llevan a nada fueron las últimas imágenes del naufragio del equipo de Munúa. Impotencia pura.
El final fue impiadoso: ganó 2 partidos de los últimos 15; empató 4 y perdió 9. Apenas cosechó el 22 por ciento de los puntos.
Y la foto del final: goleado 4-1 ante su gente por un limitado Central Córdoba. El fútbol, a la corta o a la larga, siempre pone a cada uno en su lugar. El final de campeonato le da un baño de realidad al fútbol de Unión. Lejos de todo y de todos. Del sueño a la pesadilla.
Unión deberá entender que hacer siempre lo mismo nunca puede llevar a resultados distintos. Es más viejo que el portón histórico de 1907 que está en López y Planes.
Munúa igual que Azconzábal
En total, la era Munúa llegó a 62 partidos hasta ahora, de los cuales ganó 21, empató 15 y perdió 26, por lo que el rendimiento apenas superó el 40 por ciento. Para ser exactos, el 41.93.
Por el torneo local de Argentina, jugó 52 partidos, de los cuales ganó 18, empató 11 y perdió 25. Su cosecha alcanzó el 35.25 de los puntos.
Finalmente, el desastre numérico del final: de los últimos 15 partidos ganó sólo 2; empató 4 y perdió 9. Ese 22.22 muy pobre lo sacó de cualquier sueño copero.
En su momento, el “Vasco” Juan Manuel Azconzábal dirigió al Tate en 39 partidos: 12 victorias, 13 empates y 14 derrotas.
Anotó 42 goles y le convirtieron 52 tantos. Sacó 49 puntos el “Vasco” con una efectividad de 41.88%.