Domingo 19.2.2023
/Última actualización 17:11
- Con apenas dos puntos sobre nueve disputados, Unión no ha cosechado lo que intentó sembrar, sobre todo en los dos partidos de visitante. Se lo notó más cómodo en esa condición y pudo haber ganado tranquilamente los dos partidos que jugó, ante Banfield y Barracas Central, sobre todo este último. En cambio, contra Instituto, en un colmado 15 de Abril, le costó mucho más. Hasta el propio Munúa reconoció que equivocaron el planteo. La búsqueda del arco rival resultó estéril en ese partido y, con poco, la visita llegó al gol y se llevó los tres puntos.
- Un punto grande a favor es que hay un ADN, un estilo bien definido. Unión sabe a lo que juega. Después, que le salga bien, regular o mal, es la otra parte de la historia. La identidad está clara. Unión es un equipo que basa su juego en la intensidad y no caben dudas que le convienen los partidos abiertos o en los que tiene espacios para capitalizar. Una virtud de su juego es que hace bien las cosas por afuera. Machuca y Zenón vienen de jugar muy bien ante Barracas Central. Son incisivos, se animan en el uno contra uno, tienen un buen dominio de la pelota y los favorece el perfil.
- Otra virtud es que esa búsqueda ofensiva lo lleva a contar con situaciones de gol. Pero aquí, la virtud se convierte en defecto ya que esas ocasiones se malogran y por ese motivo no puede ganar. Ante Banfield tuvo mayor cantidad -y calidad- de situaciones de gol y se conformó con el empate. Y frente a Barracas Central se hizo aún más evidente.
- La intensidad de su juego está basado en las características de los jugadores y en un buen estado físico. Se fueron Nardoni y Portillo (con el aporte de mucha juventud) y llegaron Gordillo y Aued (más veteranos y experimentados). Sin embargo, el estilo no cambió. El oficio de los que se sumaron al plantel, hace pensar que están capacitados para "correr mejor la cancha".
- El equipo comete errores defensivos, a veces por el propio estilo franco y abierto que propone y en otras por cuestiones puntuales, como por ejemplo las jugadas de pelota quieta, como se produjo en el gol de Barracas Central el lunes pasado. Sumó un jugador de experiencia como Piris, inteligente para aportar lo suyo en ataque y que seguramente será un buen respaldo para Calderón. De todos modos, daría la impresión de que a esa defensa le falta un "golpe de tuerca" para ser más confiable.
- Munúa cambió el esquema. Había arrancado con un 4-3-3, pero ya en el último partido pasó a un 4-2-3-1 que se convierte en un 4-4-1-1 a la hora de la recuperación. Dejó afuera del equipo a un jugador que había arrancado bien (Roldán) y mantuvo a otro que necesita aparecer con mayor claridad y gravitación en el juego (Luna Diale).
- El partido que le conviene a Unión es el de la intensidad, con el mayor ida y vuelta posible. Es un equipo que, generalmente, sale a llevarse por delante al rival. Lo intentó siempre en el 15 de Abril. A veces le salió bien y cuando no consiguió el objetivo, el partido se le empezó a complicar. Muchos rivales que eligieron esperar bien parados atrás y jugando de contragolpe, le hicieron daño. Unión tiene variantes de ataque, no se reduce exclusivamente a lo que puedan hacer los que atacan por afuera (extremos y laterales). Pero necesita espacios. Y cuando éstos se reducen a la mínima expresión, suele tener inconvenientes, las ideas no aparecen y el panorama se nubla.
- A diferencia de lo que pasa en Colón, la situación de Munúa goza de una estabilidad superior. Su llegada a Unión formó parte del proyecto institucional de surgimiento constante de jugadores de las inferiores. Unión vendió muy bien el año pasado y siguen apareciendo chicos con futuro (el último es Jerónimo Domina). Munúa fue elegido porque venía con una historia reciente en Nacional de Montevideo llevando adelante algo similar y porque es alguien que le llega a los juveniles. El resultado de un clásico siempre es condicionante para el entrenador, pero en Unión parece que hay convicción de seguir adelante con el proyecto más allá de la suerte de un resultado.