Ha llegado la gran hora para este Unión con muchos empates y escasez de gol. Ya habrá tiempo para analizar el por qué se llegó a esta instancia tan angustiante y hasta dramática para su gente, pero la realidad es que ahora más que nunca hay que unirse y apoyar. El respaldo para este joven equipo del Kily González será clave para conseguir los resultados necesarios para mantener la permanencia en Primera, algo que se le complicó seriamente y casi de manera inexplicable.
Sin muchas alternativas de retoque, con un plantel limitado (el Kily lo definió como una "reserva reforzada"), aunque totalmente decidido a dejar todo en la cancha, como lo hizo en el partido ante Lanús (no tanto frente a Central Córdoba), Unión buscará algo que a priori aparece como tremendamente complicado: ganarle a Belgrano en su cancha del barrio Alberdi, seguramente ante una multitud.
En pos de un proyecto que atraviesa por una etapa de dudas y zozobra, Spahn y el Kily salieron al mercado de pases a reforzar el plantel. Y la realidad es que, salvo Gonzalo Morales, no hay jugadores que hayan respondido a las expectativas. Dejando de lado a Campisi (cumplió cuando le tocó atajar, pero el titular Moyano recuperó la titularidad), ni Pardo, ni Banega, ni Tanda, ni Orsini han logrado superar el rendimiento de los que estaban. Casi podría decirse que Unión vio pasar el mercado de pases sin elevar la vara en la jerarquía de su plantel. Y allí radica también parte de la explicación para este duro momento.
Pero, como se dijo, es tiempo de mirar el presente y el futuro inmediato, que será clave para mantener o no la categoría. Y para eso, el Kily apuesta al mismo libreto y sus intérpretes. No se cambia nada en el fondo; tampoco en el medio, donde el pibe Del Blanco ha mostrado más que Banega y está bien que mantenga su lugar en un sector de la cancha que está extrañando demasiado la intensidad y dinámica que transmitía Roldán hasta que debió parar para ser operado de esa rodilla que lo tuvo a maltraer; y arriba, se plantea la única duda: ¿sigue la dupla Orsini-Morales?, ¿entra Domina?, y en este último caso, ¿sale Morales u Orsini, con pocas chances de ser titular?
Al Kily lo único que le falta es "meterse en el partido". Lo vive de una manera muy especial. Crédito: Pablo Aguirre
Hay que encontrar lo más importante que le falta a este equipo: el gol. Además, a Unión le viene costando generar situaciones, algo que antes ocurría y por eso se hablaba sólo de la falta de contundencia. Ahora, lo poco que se crea no se aprovecha. Y la complicación mayor es porque no aparecen ideas y claridad para construir un funcionamiento que genere opciones de gol. Sin esa claridad en los últimos 30 metros de la cancha (Unión avanza pero no ataca) y sin el "punch" que otros equipos tienen para aprovechar las situaciones, aunque sean escasas, resulta muy complicado todo.
Por eso, cuando hay errores defensivos (por ejemplo, en Santiago del Estero), se nota demasiado. Y es algo que le permitió sumar un punto ante Lanús y lo que debe tener en Córdoba para no dejarse sorprender por un Belgrano que viene en derrotado y que necesitará levantar el nivel y maquillar el final de la campaña con algunos buenos resultados que le proporcionen una clasificación a Copa Sudamericana y a cuartos de final de esta Copa de la Liga.
El Kily tiene un ADN y una idea muy concreta de juego. No hay dudas de que manda al frente a su equipo, que intenta jugar los partidos con la idea básica del protagonismo y que su propuesta está exenta de cualquier tipo de especulación. Esta palabra -especulación- está fuera del diccionario del Kily González. Y mucho más de sus ideas futbolísticas. Pero esto que el técnico pregona no se vé reflejado en el juego: sale a ganar los partidos, pero no gana. Y esto implica que algo falla. Y lo que falla es lo apuntado: la contundencia.
Es cierto todo lo demás que dice el técnico. A saber: 1) jugadores que terminan acalambrados y exhaustos; 2) jugadores que se infiltran en prácticas y partidos para estar siempre a disposición; 3) entrega sin renunciamientos de todos; 4) un capitán (Claudio Corvalán), convertido en emblema y mostrando el camino al jugar con un tobillo a la miseria que, en cualquier otro caso, hubiese sido motivo más que suficiente para no jugar; 5) la vocación de buscar el partido y de atacar sin pensar ni rebajarse ante el rival que tiene enfrente.
Hay que ganar, hay que priorizar el resultado y para eso, hay que convertir goles. Este es el gran desafío de un Unión que está golpeado pero todavía con vida. Muchos de estos jugadores, sobre todo los más jovencitos, afrontan por primera vez una situación tan angustiante e indeseada. Será cuestión de que crezcan de golpe. No les queda otra.
11 de Unión
Moyano; Vera, Paz, Calderón, Corvalán y Del Blanco; Zenón, Mosqueira y Luna Diale; Orsini y Morales o Domina.