Un "Kily" y dos pancitos: un día Unión volvió al gol y ganó
Al primero lo armó entero Luna Diale: penal de VAR, amarilla de simulación anulada y gol desde los doce pasos. El segundo fue un golazo del delantero del IPEI: Dómina le rompió el arco al “Beto” Bologna.
Unión de Santa Fe le ganó a Defensa y Justicia en el cierre del torneo. Crédito: Luis Cetraro
Sensación de descarga, desahogo y de alivio en el 15 de Abril, con la multitud gritando al viento por tres puntos al dólar blue. Ese complicado primer tiempo no generaba el pre-anuncio de lo que fue el complemento: sin dudas, el mensaje del “Kily” González en esos 15 minutos le cambió la cabeza a los jugadores de Unión. Y también las piernas. De ese equipo híbrido del primer tiempo al compromiso total de buscar, pedirla, empujar, generar situaciones y ganar sin discusión ante un Defensa y Justicia alternativo que prácticamente desapareció de la cancha en la etapa final.
Si bien a los partidos s-i-e-m-p-r-e hay que jugarlos y nadie gana con la planilla, la realidad es que en la previa de Unión-Defensa la sorpresa la dio Julio Vaccari, uno de esos entrenadores que llegó en silencio y que se fue ganando el respeto de la gente en Florencio Varela con una sumatoria efectiva de puntos del 65 por ciento. El DT del “Halcón”, que tiene el mata-mata con Emelec por la Copa Sudamericana a la vuelta de la esquina en Ecuador el martes 1 (la ida allá y la revancha el martes 8 en cancha de Gimnasia, porque no puede jugar esta instancia en el Tito Tomaghello), decidió finalmente priorizar el torneo de la Conmebol, cuidar a los habituales titulares y salir con una formación de recambio en el mejorado césped del 15 de Abril contra el Unión del Kily.
Directamente, los titulares visitantes se quedaron en Varela. El más experimentado que llegó a Santa Fe su golero, un recordado y ovacionado “Beto” Bologna, en un contexto donde debutaron un par de juveniles con apenas 17 años. A Unión, que siempre le costó el gol, llegaba a este último juego con el final de la novela que lo llevó a perder a su goleador, que no de casualidad no era un punta: Imanol Machuca, con cuatro gritos, viendo el partido desde Fortaleza en Brasil.
Ese primer tiempo, que terminó en sequía prolongada, fue la más flojito y pobre desde que llegó el “Kily” después del desplante de Méndez. Como Defensa llegó con la idea de buscar el puntito local con suplentes, esos primeros 45 minutos fueron un aburrimiento total. Es más, una sola llegada de gol: a los 14 minutos, cerró para el medio Corvalán, la bola le quedó a Ríos que sacudió y Moyano con una volada espectacular evitó lo que hubiera sido sorpresa en el 15 de Abril.
El Unión del complemento fue otro, totalmente distinto. Como si el entrenador hubiera metido cambios de nombres y esquema. Por lo visto, a la vieja escuela, el “Kily” lo curó de palabra, con el mensaje del entretiempo. Cambió la cabeza y cambiaron las piernas, a pesar que eran los mismos.
La actitud fue otra, el posicionamiento en el campo y la tenencia de la pelota, también. Y cuando golpeaba las puertas de las inmediaciones del “Beto” Bologna, llegó el famoso VAR para darle una mano, justo en la misma semana que el presidente Spahn había puesto el grito en el cielo, después del “no penal” contra Vélez en Liniers, sin revisión de la famosa casilla en el predio de Ezeiza.
Penel, que estaba encima de la jugada, entendió que Luna Diale se tiró para simular: no sólo que no dio el penal sino que lo amonestó al “7” del Tate. Sin embargo, Andrés Merlos (el mismo que como árbitro le dio bolilla al VAR el día del gol anulado a Corvalán contra Boca) fue el A-VAR más influyente del mundo. Lo llamaron a Penel, incluso cuando el cuarto árbitro dijo “para nosotros no fue nada”: el juez principal revisó, vio contacto físico, sancionó penal, anuló la amarilla y Mauro Luna Diale armó su minuto largo de fama en el 15 de Abril.
Así, después de 536 minutos de sequía, el Tate volvía al gol y el “Kily” lo gritaba con todo: era su primer grito como DT de Unión en seis partidos. Al placard del resultado lo cerró el goleador del IPEI, el chiquitín de 17 años, Jerónimo Dómina, con un golazo: quiebre de cintura para engañar y derechazo para romperle el arco a “Beto” Bologna.
Un “Kily” y dos pancitos para el cierre de Unión. Con un plus, Cristian González ganó en modo “Kily”: en pocos partidos en el banco tatengue: volvió a hacer debutar un canterano en la Primera del Tate. Sin dudas, a la espera de los necesarios refuerzos, lo que más ilusiona a esa gente que esta vez se llevó el premio a su casa.
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