Dos travesaños que dijeron que no, dos cabezazos que se fueron acariciando ese gol que necesita para vivir y un par de opciones despilfarradas. Fue un poco más en todo: actitud, tenencia, empuje, generación. Pero no hay caso con el gol, no se le dio y eso a esta altura es algo demasiado peligroso. En realidad no es algo de ahora, ya que llegó a 18 igualdades y es el equipo con más empates del fútbol argentino.
Se dirá que no pierde…es cierto; pero le cuesta muchísimo ganar un partido que lo saque de esa zona roja que genera mucha incertidumbre y miedo, donde en pocos puntos hay varios equipos amontonados.
Las necesidades y urgencias de Unión (Pardo por Calderón expulsado y Gerometta por Vera lesionado) contra un Defensa que recuperaba en Santa Fe a su goleador, “Uvita” Fernández, casualmente hincha del tatengue.
Por un lado, el local con el apuro por sumar para escaparle al drama del descenso. La visita, luego de ese golpe en la altura de Quito que lo dejó sin final Sudamericana, mirando la acumulada y defendiendo su puesto de Copa Libertadores 2024.
No tardó ni un minuto el dueño de casa en avisar: abrelatas de Zenón por izquierda, centro al área, rebote y Roldán que la tiró a López y Planes. En la segunda, el mismo correntino metió un buscapié al ras del césped y Bologna la sacó al córner.
Entre los 13 y los 19, las dos más claras del Tate, ambas en la figura del “Torito” Morales. La primera, luego de un lindo centro de Dómina por izquierda, lo encontró al ex Boca entrando libre del otro lado: volea, reacción espectacular del ex arquero de Unión ahora en Defensa, travesaño y salvada. En la otra, parecida: desborde de Zenón por izquierda, centro pasado y la pirueta en el aire que se le va arriba. Era todo de Unión, hasta que a los 22 minutos se le fue la pierna a Dómina y Herrera le mostró la amarilla.
Desde ese momento, empezó a volar el Halcón en Santa Fe: 1) fusiló Bogarín de lejos y salvó Moyano volando; 2) la picó Uvita, con mucha calidad, pero el travesaño dijo no; 3) Solari la cruzó toda, con el “1” regalado, pero la pelota no entró.
Fue, de manera equilibrada, la mitad de la etapa inicial para cada uno. Y, al mismo tiempo, repartido también en las opciones de gol. Acaso mucho más dominador Unión con esos primeros 20 minutos de presión total.
El cambio de Roldán para el ingreso de Banega confirmaba la molestia y/o cansancio del ex Boca.
De entrada, lo mismo: antes del minuto, gol errado por Luna Diale de cabeza abajo del arco de la Redonda. En la jugada siguiente, regalo de Uvita por la misma vía. El “9” de Defensa, con 23 goles en 44 partidos, perdonó como nunca.
A los 7 pareció un ADN del “no gol”: control perfecto del “Torito”, giró y fusilamiento a Bologna. Otra vez el travesaño diciendo “no entrarás”.
No entraba de jugada y tampoco con pelota quieta: Corvalán de cabeza, a la salida de un córner, se la alcanzó al “Beto”.
Gerometta, de interesante juego, pidió el cambio por lesión y Unión se pinchó. No por su reemplazo (aprobado grande para Del Blanco) sino porque el Tate dejó de atacar y Togni empezó a crecer.
Un robo de Luna Diale terminó en remate desviado. Hasta que el “Kily” mandó a Orsini por Morales pero no pasó nada. Sólo un tirito cruzado de Banega.
Si Moyano no se vestía de Superman para volar y sacarla abajo, el balance hubiera sido peor.
Unión, que es el equipo más “empatero” de la Argentina con 18 igualdades, apenas ganó un juego de los últimos ocho.
No pierde tanto, pero le cuesta millones de dólares de sufrimiento ganar un partido. Complicado suponer que podrá salvarse con cuatro empates, por más que ahí abajo están todos apretados.
Esta vez, desde la actitud y la entrega, nada de deudas desde el campo hacia las tribunas. Pero sin gol será imposible para el hincha de Unión no pensar en un final infartante, dramático y sufrido en estos cuatro últimos capítulos de la temporada.