Llegó el día esperado: bautismo copero y de la mano del ídolo Leonardo Carol Madelón. El rival, Independiente del Valle de Ecuador, es de respetar. La revancha será en Quito, a 2.850 metros sobre el mar.
Manuel Fabatia Para toda la vida. Esa misma foto, esta noche, cerca de las 21.30 y contra un equipo respetable de Ecuador como es Independiente del Valle. Este grupo, estos jugadores, este entrenador que cada vez más se merece la estatua en bronce en López y Planes. Sin dudas, uno de los momentos más esperados de toda la vida: el del bautismo internacional del viejo y querido Unión de Santa Fe.
No importa que la revancha sea en Quito, a 2.850 metros sobre el nivel del mar, en ese mismo lugar donde me tocó cubrir Ecuador-Argentina y que Daniel Passarella nos dijo a los pocos periodistas criollos que “acá la pelota no dobla”, después de perder en el “Estadio Olímpico Atahualpa”... como lo nombran con orgullo los ecuatorianos. No importa que el rival sea duro, a priori: tiene la base de la Sub 20 de Ecuador, hace cinco juegos que no le hacen goles y pelea la Liga de su país en los primeros puestos de la tabla.
Como se dice en los bares, cuando uno se va de fiesta, “la vuelta ya está paga cantinero”. No importa cómo termine la milonga. Importa que habrá sinfonía de fútbol y una vez más López y Planes escuchará la música más maravillosa de su historia. La de las grandes noches.
Entonces, cuando Nereo pise el césped, lo hará Tremonti sin la pelota de papel gigante para romper como en el ‘66. Y al lado de Nereo estará de una mano el “Loco” Gatti y de la otra Nery Alberto Pumpido. Con Yeimar, moreno de piel colombiana, saldrá el “Negro” charrúa Luis Sauco Borges. Y con la experiencia de este aplomado Bottinelli bajará el querido Diego Barisone: se tomará un bondi desde la Vía Láctea hasta el 15 de Abril, saludará, pisará el césped y se volverá hasta la más linda de todas las estrellas. Los dos Mazzoni, padre e hijo, no pueden faltar.
A pesar de las diferencias —¡y miren que yo las tengo por muchas cosas de su gestión!— tanto Marcelo Casabianca, como Súper Manuel y Don Ángel le darán una palmada a Spahn y le dirán: “Che, Luis, te envidio, disfruten porque estas cosas no vuelven”.
Quiero volver a los jugadores, donde Damián Martínez podrá estar con la estampa de Hugo López, del “Lito” Bottaniz o del “Negro” Altamirano. Y Bruno Pittón con ese pelo único del “Choclo” Oscar Sabino Regenhardt o la velocidad del “Gringo” Humoller.
¿Qué decir de los ahora llamados “todocampistas”?: que la “Bomba” Zabala podrá salir con Victorio Nicolás, Fragapane con Julio Arsenio. Como ahora se juega con dos “5”, alguno —Mauro Pittón o Nelson Acevedo— con “Pichón” Vitale, otro con Julio Ávila y queda claro que está prohibido olvidar a Vicente Grecco. En el mismo viaje, debe ir Pitarch sí o sí.
Sé que lloverán mensajes de “te olvidaste de...”. No importa, hay cosas que cuando van al alma pierden el rigor estadístico. Y arriba... ¡qué historia la de arriba!, donde los que jueguen —Cuadra, Lotti, Troyanski o Mazzola— deberán tener disfraz. Alguno de “Turco”, con Fernando Husef Alí. Y alguno de Frantasma, como lo hacía Orlando Ruiz.
Y, claro está, de mitad para arriba también hay un pedido muy especial para los once que ponga Leo Madelón en el campo: que alguien lo espere al “Indiecito” Solari, que besará sus afectos en Ingeniero Chanourdie y se irá cerca de la Redonda que le da el tributo.
¿Y quién saldrá de la mano de Leonardo Carol DT, merecedor ya a esta altura de una estatua, esas que ahora están de moda en los clubes?: el “Pulpa” Etchamendi, el “Toto” Lorenzo, el profe —mío, en La Salle— Frank Darío Kudelka y el “Cabezón” Trullet.
Y quedan los hinchas, lo más sagrado que tiene un club de fútbol, por los siglos de los siglos. Ahí debe estar el “Monito” Roteta, el chiflido de “Zazá” haciendo con la boca el sonido del silbato de los “zorros” en la esquina de Quico los domingos y el inolvidable “Manzanita” Morello. Cada uno de ustedes, que lean esta nota, armen la lista de ese tatengue querido y amado que se fue de viaje al Cielo y hoy daría la vida por estar en el 15 de Abril.
Vale acordarse del abuelo que se fue, del viejo o la vieja que ya no están o del hijo que la vida les quitó. Vale todo esta noche, Tate. Vale llorar, sirve llorar. ¡Es tan lindo llorar de alegría en la vida!, mucho más cuando la vida nos pega de golpe y nos hace llorar de tristeza.
¿Te das cuenta que en el partido más importante de tu historia, acaso el más esperado, el resultado no es lo que más cuenta?. Cuando pasen los años, los 25.000 que harán temblar el 15 de Abril le dirán a las generaciones que vengan “esa noche yo estuve en la cancha”. Y esa chapa, en el mercado de cotizaciones, no tendrá precio. No se podrá comprar ni pagar con todo el dinero del mundo.
Esta noche Unión, de la mano de Nereo capitán y con Leonardo Carol en el banco, entrará en el túnel de la historia. Quedará este juego marcado a fuego, por los siglos de los siglos. Es posible que después —como lo marca la actual tabla de la Superliga— vengan otros y otros partidos. Y otras copas, con el correr de los años. Pero este 20/03/2019 será único, histórico e irrepetible.
En el final de este viaje, camino a los 30 años en este teclado, de esta redacción y en el mismo diario, me quería quedar con un partido y con un título de Unión. Y se me vino a la mente el que puse el 5 de mayo de 2013: ese día, el equipo no pudo con Belgrano de Córdoba y llegó a la friolera de ¡¡¡18 partidos sin alegrías en Santa Fe, con 13 empates y 5 derrotas!!!. El título de mi comentario en El Litoral fue: “Un año sin ganar y un año sin parar de alentar”.
Algunos de los hinchas que hoy poblarán el 15 de Abril se acordarán de ese momento. De los descensos, de los clásicos perdidos, de las noches con bronca y de los días sin sol.
“Siempre estuvimos en las malas... las buenas ya van a venir”, se escuchaba por esos tiempos de angustia, tristeza y derrotero. Llegaron las buenas, Tate. El viejo y querido Unión de Santa Fe se hace internacional. Todo llega en la vida siempre. Unión entra hoy al túnel de la historia. ¡Salud! (la vuelta ya está paga, no importa el resultado).