Otra vez vio pasar de largo el "tren de la victoria"...
A Unión le faltan aquellos goles de Luque
Ni con la imagen de ese goleador fallecido pudo tener la contundencia suficiente para llevarse todo de la cancha de Huracán. Mereció ganar, jugó mejor en el segundo tiempo y tuvo más opciones. Pero faltó meterla...
Gustavo Ortiz El preciso momento en que Ezequiel Cañete le entra de chanfle a la pelota para colocarla por arriba de una barrera mal armada y dejando sin chances a Cambeses. Fue el tercer gol del jugador que llegó desde Boca, que ya había convertido ante Aldosivi y Atlético Tucumán.
No fueron tantas como ante los tucumanos, pero fueron suficientes para dejarlo con la sensación de amarga cosecha. Unión volvió a mostrar esa tendencia a desperdiciar situaciones, a no ser eficaz ni contundente y a perdonarle la vida al rival. Es una materia pendiente. ¿Mereció ganar?, ¡claro que sí! Pero otra vez se repitió la misma película. Y si el mano a mano de Briasco que tapó Moyano, en el tiempo de descuento, hubiese entrado, no sólo se hubiese consumado una gran injusticia sino que otra vez estaríamos hablando de un equipo al que le falta la practicidad que es tan necesaria en un fútbol donde las situaciones de gol no abundan, porque muchas veces los partidos se cierran tanto que cuesta ver equipos que generen gran cantidad de situaciones.
Como decía, no fueron tantas como ante los tucumanos, pero sólo en ese primer tiempo más cerrado y extremadamente parejo, el empate se justificaba. El segundo tiempo fue distinto, más favorable a Unión en todo: en creación de juego, en dominio y en situaciones de peligro. Complicó la movilidad de Zenón, las subidas de Vera por el lateral, la salida prolija de Acevedo, el empuje de un incansable Cañete, alguna esporádica aparición de un Gastón González obligado a hacer todo el carril pero voluntarioso y sacrificado. Unión copó el mediocampo y fue vertical, a veces con los pelotazos que salieron desde los pies de Galván y otras con un juego un poco más asociado, con más construcción desde lo estético. Faltó la puntada final. La tuvo el Cuqui Márquez en dos ocasiones (una de ellas muy clara) y también la tuvo Zenón, en un mano a mano luego de una exquisita habilitación de Márquez, que tapó Cambeses.
Gustavo Ortiz El festejo de Cañete junto a Kevin Zenón, uno de los puntos altos en el rendimiento del equipo rojiblanco. Se movió por todo el frente de ataque y estuvo muy cerca del gol en el segundo tiempo.
El festejo de Cañete junto a Kevin Zenón, uno de los puntos altos en el rendimiento del equipo rojiblanco. Se movió por todo el frente de ataque y estuvo muy cerca del gol en el segundo tiempo. Foto: Gustavo Ortiz
Mientras tanto, del otro lado, se "pinchaba" físicamente Chávez, no daban tantos resultados los cambios (más allá de que Cristaldo remató en dos o tres ocasiones pero sin dirección) y sólo Briasco complicaba con su movilidad. En el primer tiempo, se volcó por el costado izquierdo de la defensa y Portillo respondió con acierto. Del otro lado, Silva se preocupaba por la subida de Vera, que sin embargo no se resignó y en varias ocasiones complicó, ya sea desbordando por afuera como metiéndose en diagonal por adentro. En ese primer pasaje, Zenón ya dio esa imagen de no quedarse estático por el costado izquierdo sino de aprovechar las libertades que le dio Azconzábal para aparecer por sorpresa en otros sectores de la cancha. Esto se vio más evidente en el complemento, porque ya Zenón se olvidó de que su pierna apta es la zurda y entró mucho más en juego por el centro de la cancha o inclusive por la derecha. Y además, en una posición netamente ofensiva.
A veces los entrenadores hacen cosas que no se entienden a priori, pero que cuando salen, terminan dándole la derecha y justificando el intento. La clara muestra se viene dando con la función de Gastón González jugando más retrasado que Zenón. Por la capacidad goleadora de González, sería saludable que más allá de la disciplina táctica que le exige el técnico y que él se empeña en cumplir, pueda pisar el área de enfrente para definir. Porque es algo que conoce y sabe. Y le puede brindar al equipo la contundencia que le cuesta encontrar.
Hay un diagnóstico que parece bastante claro: 1) que el equipo tiene una propuesta abierta; 2) que esa inclinación por buscar con mucha gente el arco de enfrente, lo lleva irremediablemente a crear varias situaciones de gol por partido; 3) que hay que ser más efectivo para no lamentarse. El partido con los tucumanos dejó, al menos, el consuelo de que se perdía y logró empatarlo; pero fue injusto porque ese "gasto" en el desarrollo no se vio reflejado en el resultado. Contra Huracán, la cosecha supo más a pobreza; la injusticia quedó aún más marcada porque el gol que estaba al caer y no cayó, le hubiese dado un triunfo que mereció.
Quizás el gran pecado haya sido el de no haber sostenido el 1 a 0 parcial por más tiempo, sobre todo para aprovechar la posible desesperación de un equipo que había llegado con una racha de cinco derrotas consecutivas y un entrenador sin mucho sustento. ¿Fue penal?, la mano existió, pero dio la impresión de que la pelota buscó la mano y no viceversa; aparte, el gesto de Galván es el de querer atajarse. La realidad es que los árbitros no se ponen de acuerdo, pero no sólo en la Argentina sino que es un problema mundial. Igualmente, si Unión hubiese "bancado" el 1-0 que llegó luego del formidable tiro libre de Cañete, Huracán quizás entraba en la desesperación. En el segundo tiempo, el que quiso ganarlo, el que hizo cosas para ganarlo y el que más arriesgó, fue Unión. Su rival pareció jugar más a aguantar el resultado y terminó construyendo una sola jugada de peligro y de contragolpe. Muy poco. Como escaso terminó siendo el premio para Unión.
Nicolás Peñailillo viajó con la delegación pero no estuvo ni siquiera en el banco de relevos. ¿El motivo?, no le llegó la residencia precaria desde migraciones, fue lo que se informó desde el mismo club.
Por otra parte, Unión utilizó la camiseta alternativa azul con un homenaje en la misma a Leopoldo Luque. Se trató de un dibujo que confeccionó Sebastián Farías y que puso a disposición de la institución. Asimismo, los jugadores también salieron con un luto. Lamentablemente, no hubo previsión en ese aspecto y se trató de una cinta aisladora que se colocó en las mangas de las camisetas, pero que se fue despegando con el transcurrir de los minutos.