Unión: el equipo de "obreros" que entendió el mensaje del DT
Sacrificio, confianza recuperada y más énfasis en cuidar su propio sector defensivo, son los ejes en los que se respaldó Méndez para lograr 10 puntos de los últimos 12.
Unión: el equipo de "obreros" que entendió el mensaje del DT
Hay una frase de Federico Vera que es reveladora. "Es imposible que nos hayamos olvidado de jugar al fútbol, pero evidentemente algo pasaba y era todo anímico. Sebastián Méndez trabajó mucho en ese aspecto y nos devolvió una confianza que habíamos perdido", dijo, palabras más, palabras menos. Y algo de eso hay. O mucho, si prefieren. En otro momento, la circunstancia de ir perdiendo de visitante -como le pasó el lunes en Rosario- era suficiente para que el equipo se desmorone. Y ayudó también el factor suerte por los dos tiros en el palo; más lo que pasó en la jugada en la que el VAR le dio la razón a la decisión que, en el mismo momento, tomó el asistente 2 con relación al offside de Sordo en el gol anulado a Brian Aguirre, que hubiese significado el 2 a 0 para Newell's.
No todo pasa por lo anímico, naturalmente. Algo de mejoría futbolística hay y es evidente. Se nota que el equipo prioriza el retroceso y el sacrificio para la recuperación de la pelota y la defensa de su arco. No duda en ponerse en el papel de equipo contragolpeador, esperando de mitad de cancha hacia atrás para generar espacios en el terreno rival. En esto, Unión es un equipo distinto. Antes se arriesgaba más, se creaban también una mayor cantidad de situaciones de gol pero no había eficacia y se sufría en defensa. En esta serie de 10 puntos sobre 12, en cuatro partidos, con apenas un gol recibido, se vio lo contrario. El equipo tenía antes una mayor agresividad, salía a "comerse" a los rivales (sobre todo como local), pero faltaban eficacia y solidez, atributos clave para el logro de resultados. Eso trajo como consecuencia no sólo el alejamiento de Munúa, sino también el deterioro en la tabla de posiciones y en el promedio. El Gallego Méndez, advertido de esa endeblez que repercutía mucho en lo anímico, armó un plan alternativa que le está saliendo bien. Se solidificó atrás con la línea de cinco, hizo más corto el equipo, achicó mejor los espacios de mitad de cancha hacia atrás y empezó también a encontrar algunos rendimientos individuales interesantes.
El saludo del Gallego Méndez con Heinze, antes del partido. Después de los 90 minutos, Heinze se despachó con una fuerte crítica al VAR por el gol anulado a su equipo. Créditos: El Litoral
Cuando un entrenador asume en un equipo en pleno campeonato, es porque rendimiento y resultados se cayeron. El primer partido que dirigió, ante Tigre, mostró una mejoría que no hacía presagiar la debacle posterior. Contra Arsenal y Sarmiento se vieron dos caras realmente deplorables, con una fuerte presión interna a la que no se podía sobreponer. Cambió radicalmente en pocos días de trabajo para ir a Santiago del Estero con un esquema diferente y con intérpretes que, en aquél momento, sorprendieron. En medio de ese golpe de timón, llegó la venta de Lucas Esquivel. Pero ya Méndez estaba en "tren" de logros: 1) confiar en el pibe Paz, que llegó para quedarse; 2) apostar a un chico de 17 años (Domina) para suplantar la pobreza franciscana de los centrodelanteros; 3) improvisar a un jugador de ataque como Zenón, para que le agregue marca y sacrificio a su juego y se convierta en un lateral-volante que hasta se da el lujo de llegar al gol, como ocurrió en la siesta rosarina.
"Lo bueno es que los jugadores están entendiendo el momento que vivimos y lo que nos estamos jugando", repite el Gallego. Asumieron el cuadro de situación. Nunca hubo manteca para tirar al techo, pero ahora se priorizan otras cuestiones. Unión siempre fue un equipo que corrió mucho y que trató de marcar diferencias en ese aspecto sobre sus rivales. Quizás, antes se corría para ir al frente y para asumir protagonismo. Ahora se corre y se mete para protegerse. Esto no quiere decir que no se busque el arco de enfrente, pero el orden y la superioridad numérica en su propio terreno no se negocia. Si da y si el rival lo permite, se puede arriesgar un poco más para ir a buscar la victoria, como lo hizo el lunes en Rosario en esa media hora final en la que la imagen y hasta la ambición de Unión fue superior a la de Newell's.