Cuando Brindisi y Benítez le cambiaron la cara a Unión
Fue una "patriada", más allá de que los dos estaban en la parte final de sus carreras. Llegaron, anduvieron muy bien (sobre todo Brindisi) y el equipo terminó quinto, alejándose de la angustia del descenso en 1983. Todo se gestó luego de un partido ante Racing.
Cuando Brindisi y Benítez le cambiaron la cara a Unión
El partido era uno más y podría haber pasado desapercibido. Lo único que tiene de "histórico" es que justamente un 18 de agosto, hace 40 años, en 1983, Unión también se enfrentaba con Racing, como en esta oportunidad. Se había ido Marcos Conigliaro de la conducción técnica del equipo, por los malos resultados. Y Unión ya venía, en ese mismo año, con un antecedente dramático y angustiante: haber mantenido la categoría en Junín, en febrero de 1983 (se terminaba el Metropolitano del 82, demorado por el Mundial y la guerra de Malvinas), en aquél desempate ante Quilmes con el gol de Marcos Capocetti de penal. Razones no faltaban para que se tengan que tomar medidas urgentes, no sólo con el técnico sino también con la llegada de jugadores que le cambien la cara al equipo.
Ese 18 de agosto, Unión recibió a Racing y le ganó 1 a 0 en una soleda tarde de domingo en el 15 de Abril. El gol de Unión lo hizo el "Pichi" Escudero, quien cuatro años antes deslumbraba en aquél equipo de Menotti campeón del mundo en Japón. Unión formó con Morón; Stelhick, Otaola, Cárdenas y Cristofanelli; Capocetti, Cordero y Logiácono; Escudero, Eduardo Sánchez y Alí. El técnico interino fue el querido e inolvidable Luis Sauco, quien dispuso un solo cambio: Hugo Ernesto Zavagno por Horacio Cordero. En el banco estuvo Carlos Trucco como arquero suplente, con Hugo López, el Pelado Centurión y Juan Ramón Comas completando el listado. Eran tiempos en los que al banco iban cinco futbolistas y estaba la posibilidad de hacer sólo dos cambios.
El Racing de Pizzuti, que ese año se fue al descenso, alistó a la Pantera Rodríguez; Veloso, Castello, Leroyer y Solari; Rinaldi, Oscar Gizzi y Marchetti; Alberto Gizzi, Orte y Magallanes. Después entraron Matuszyk y Leiva, en tanto que Zubczuk, Urán y el Lito Bottaniz completaron el banco.
La prioridad en Unión era convencer a Alberto Violi para que se haga cargo del equipo. Alberto, que era un "bombero" dispuesto siempre a apagar el fuego en Unión, había sido el encargado de dirigir en los últimos partidos del Metropolitano de 1982, cuando salvó la categoría en Junín. Violi había tenido algunos problemas de salud y se negaba a asumir la conducción técnica, algo que mantuvo en aquél momento.
Entonces, surgieron dos alternativas: 1) Juan Carlos Lorenzo; 2) José Yudica. En el caso del Toto, tenía un compromiso con Vélez. "Yo voy, pero necesito esta lista de refuerzos", les dijo a los dirigentes. Fue algo parecido a lo que ocurrió en el 75, en el marco de otra situación económica y deportiva (el club estaba recientemente ascendido y la chequera de Julio Baldi fue clave para la llegada de los jugadores que hicieron una verdadera revolución) que evidentemente era diferente. En el caso del Piojo (que fue el entrenador que Ricardo Tenerello trajo al año siguiente, en 1984 y que luego aconsejó la contratación de Roberto Puppo en el 85, cuando él se fue a dirigir - y a sacarlo campeón de la Libertadores – a Argentinos Juniors), también tenía un compromiso con Belgrano de Córdoba. Entonces, el elegido fue el profesor Jorge Castelli, que hasta el momento sólo había trabajado como preparador físico de Juan Carlos Lorenzo. Y fue un acierto.
La subcomisión de fútbol estaba integrada por Baldi, Veglia, Rodríguez Delgado y un muy jovencito Ricardo Tenerello. Pocos meses después, Tenerello fue presidente de Unión con apenas 29 años. Pero llegó precedido de esa experiencia y de haber sido un ladero de dos dirigentes de trayectoria y capacidad como Baldi y Veglia, muy necesarios para Súper Manuel Corral, el presidente de entonces.
Pero si lo de Castelli fue un acierto, más fue lo que se empezó a gestar justamente hace 40 años: la llegada de Miguel Angel Brindisi y el Chino Jorge Benítez. Es cierto que los dos estaban en la parte final de su carrera, pero la calidad la mantenían intacta. Y fueron clave para que Unión comience una remontada espectacular, que terminó con Unión en el quinto puesto, aventajando, entre otros, a Boca y a River.
Al año siguiente, Castelli se fue a dirigir a Racing para intentar la vuelta a Primera y no lo logró. Y se lo llevó a Miguel Brindisi, que tuvo una actuación notable en Unión, desparramando talento y calidad.