"El secreto de un buen equipo está en el orden, que todos sepan lo que hay que hacer" (Pep Guardiola)
Se nota el ida y vuelta y la entrega mutua entre plantel y entrenador. Individual y colectivamente, Unión ha crecido. Y la retroalimentación incluyó la maduración del propio DT.
"El secreto de un buen equipo está en el orden, que todos sepan lo que hay que hacer" (Pep Guardiola)
Para que Unión se reciba realmente de un buen equipo, quizás le falte. Pero es muy posible que esté en el camino correcto del "secreto para serlo" del que habla Guardiola. Porque si el secreto para ser un buen equipo es que todos sepan lo que hay que hacer, en este Unión del Kily González se da esta premisa: todos saben lo que hay que hacer. Y esto lo convierte en un equipo ordenado, seguro, que ha conseguido un objetivo trascendente para cualquier equipo: de 11 partidos jugados, en 7 consiguió mantener su arco en cero. Tremenda virtud si es que le agregamos otra de las frases célebres que tiene el fútbol: un buen equipo se arma de atrás para adelante.
A Unión, el lunes, le falló el control en los primeros quince minutos, pero allí apareció Thiago Cardozo con dos atajadas estupendas. Y después, Pardo fue el abanderado -otra vez- de un rendimiento defensivo muy confiable. A partir de allí, Unión tuvo dos premisas que se van convirtiendo en una especie de ADN de este equipo: 1) la entrega, sinónimo de esa intensidad que lo identifica y que abruma al rival; 2) como consecuencia de aquello, la importancia de obligar al error del rival, algo que le dio a Unión la posibilidad de convertir dos goles (el segundo y el tercero) ante Argentinos Juniors.
Otra cosa que ha logrado el Kily González, es que más allá de tener algunos rendimientos que sobresalen, no hay puntos flojos. Por empezar, consiguió que las ausencias de Vera y de Luna Diale no se sientan. Lautaro Vargas llegó a Unión como un amateur de Defensa y Justicia, recién firmó su primer contrato profesional hace un par de semanas o algo más y se ganó el puesto. Simón Rivero vino de la reserva de Boca, con poco rodaje en Primera, superó algunas lesiones que le impidieron debutar antes y ha demostrado una calidad futbolística que lo ha llevado a destacarse. Contra Argentinos Juniors fue figura, le aporta fútbol al equipo, es inteligente y corre. Su despliegue es a la par del resto, porque en ese aspecto -el de la entrega- nadie se hace el distraido. Y otra prueba cabal de esto la dan los delanteros. Orsini y Balboa no pasan desapercibidos al momento de ser solidarios y tener la mano (o las piernas) siempre dispuestas para colaborar en la recuperación de la pelota. Verdaderamente, los dos delanteros de Unión son los primeros defensores del equipo.
Hay muchos méritos del técnico en este crecimiento del equipo. Y creo firmemente que se han ayudado mutuamente. Que Unión creció como equipo gracias al técnico y también el Kily creció como técnico gracias a sus jugadores. Le faltaba maduración. Quizás también le faltaba tranquilidad, algo que no tuvo en los primeros seis meses de su permanencia en Unión que ya lo ubica como el tercer técnico de mayor antigüedad actual en el fútbol argentino. En ese primer trayecto, había que rasguñar puntos cómo sea y de dónde sea. La necesidad en esos primeros tiempos, realmente, tenía cara de hereje para Unión. Pero conseguido el objetivo de la permanencia en la máxima categoría, todo cambió progresivamente. Y afronta ahora su mejor momento como entrenador.
El ida y vuelta generado dentro del plantel está a la vista. A su estilo, como es el Kily. Así es Unión. El equipo juega como es él. Frontal, directo, con un fútbol en el que abunda la franqueza. El Kily se vive "metiendo adentro de la cancha" porque lo vive como si lo estuviera jugando al partido. Los jugadores entienden el mensaje y obran en consecuencia. Pero no es sólo correr, meter, luchar en cada rincón de la cancha y entregar todo. No es puro corazón. Además, el Kily le agregó funcionamiento, variantes. Hay argumentos de juego y hay sociedades que funcionan. Una es la de los hermanos Pittón con Corvalán por izquierda; otra es la de Vargas y Rivero por derecha. A ellos se suman los dos delanteros. Orsini y Balboa se "pelean" por ver cuál de los dos corre más y exige más. Son potentes y guapos, por eso ganan pelotas divididas que parecían perdidas. Y tienen resto para retroceder y dar una mano en el propio terreno. Orsini, por ejemplo, fue uno de los jugadores que cometió más infracciones contra Argentinos Juniors. ¿Por qué?, porque dando una mano a volantes y defensores, bajaba hasta las inmediaciones del área de Cardozo y allí cometía las faltas. No es bueno hacer foules en la puerta del área, pero es el reflejo de esa entrega sin condicionamientos que tienen los delanteros elegidos por el Kily y a los que nadie les discute la titularidad. Y no se chocan, no se anulan. Por eso, echan por tierra ese preconcepto de que dos centrodelanteros no pueden jugar juntos. Cristian González lo consiguió.
Unión va haciendo camino al andar. El equipo está dando más de lo que se pensaba. Lo tiene bien el Kily y eso se nota claramente. La idea de equipo corto sigue estando. Ayuda que sólo juega una competencia, que el técnico encontró una formación titular y que no hay lesionados ni expulsiones. Al menos, las ausencias no son notorias o en cantidad. Puede faltar alguno, pero no alcanza para generar un desequilibrio en alguna de las líneas.
El tiempo dirá para qué está Unión. Por lo pronto, lo que se buscaba como prioridad, se está consiguiendo: no sufrir por el descenso, ni en el promedio ni en la tabla general. Ahora ha llegado el momento de ir por más. Volver a ser internacional es algo apetecible y se trata de una meta que Unión se puede establecer tranquilamente como segundo objetivo y también como un salto de calidad. Con esta entrega y este nivel de juego, pensar y soñar con eso, es factible.
De acuerdo a lo averiguado por El Litoral, está a la firma el acuerdo con Pascual Lezcano y Gustavo Munúa para el levantamiento de la inhibición. Falta el aspecto formal, porque ya se llegó el lunes al arreglo definitivo.
La jugada se invalidó por posición adelantada. Fue un centro de Verón desde la derecha y al corazón del área. Thiago Cardozo salió con los puños, Paz saltó a cabecear y el golpe en la cabeza lo dejó tendido en el piso. No se sabe con certeza si fue su propio compañero o el choque con algún rival. Lo cierto es que Paz debió ser atendido, siguió jugando pero no pudo salir a disputar el segundo tiempo, siendo reemplazado por Torrén.
Antes del final del partido, Paz fue trasladado a un sanatorio santafesino. Minutos después, el club emitió el parte médico: "Debido a traumatismo de cráneo seguido de cefalea y náuseas se decidió el trasladó para estudio y tratamiento al Sanatorio Santa Fe. Se le realizaron estudios tomográficos donde no se observaron alteraciones. El jugador se encuentra en su domicilio y continúa su seguimiento con el cuerpo médico del club", expresó el club a través de su cuerpo médico comandado por el doctor Santiago Calvo.
Habrá que esperar la evolución para saber si llegará en condiciones de ser tenido en cuenta para el partido del sábado que viene ante Tigre, en Victoria, que comenzará a las 19.30.
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