El juego y los resultados van a contramano en Unión
Munúa sabe mejor que nadie que necesita urgentemente de resultados que mejoren este pobre porcentaje de menos del 30 por ciento de efectividad que logró hasta ahora.
Machuca, Luna Diale, Juárez y Cañete festejan el gol que había convalidado el línea y el árbitro Ramírez, pero que el VAR hizo cambiar de decisión. Crédito: Pablo Aguirre
Unión sigue a contramano. Una cosa es el juego y otra son los resultados. Le pasa a menudo y no suena a excusa. El técnico tiene un estilo, los jugadores lo ejecutan pero, cuando llega el momento del pitazo final, pierde o empata. De vez en cuándo, el fútbol se apiada y le tira una soga. Le pasó sólamente con Estudiantes en los últimos tiempos. Y nada más. Pero uno mira la tabla de posiciones del actual torneo (para hacerle caso a Munúa y no tener en cuenta lo del año pasado) y Unión está en el puesto 26 sobre 28 equipos y sumó menos del 30 por ciento de los puntos en juego. ¿Inmerecido?, ¡claro! Pero es un dato fehaciente de la realidad, que contrasta con lo que el equipo muestra en la cancha pero que advierte la gravedad de la situación, sobre todo en un fútbol exitista como el nuestro. A Unión no lo pasan por arriba, ni siquiera cuando se queda con 10, como el otro día ante Racing. Pero le cuesta ganar. Muchísimo. Y eso que sale a ganar. Es la filosofía de su entrenador, cuando habla de ser competitivos. Quizás le esté faltando, al equipo, la inteligencia o la premura necesaria para elegir el mejor camino que lo lleve a un resultado positivo.
Contra Central ganaba y lo terminó empatando; contra Racing perdía, lo empató y lo terminó perdiendo; contra Barracas es el único partido que lo fue a buscar en la parte final sin correr riesgos (que lo contragolpeen peligrosamente), pero no lo pudo ganar porque le faltó meterla. Quizás el viernes, lo aconsejable hubiese sido no arriesgar en búsqueda de la victoria, sino tratar de mantener el empate. La gente empujó y hay algo que, evidentemente, forma parte de la naturaleza del DT y de sus jugadores: no ajustarse a ningún plan que tenga aunque más no sea una mínima porción de especulación. Fue a buscar los tres puntos y se quedó sin nada.
Los técnicos son los primeros en saber que sus cargos no son eternos y que están expuestos a los resultados. Alguien me dijo una gran verdad: cuando Munúa se vaya de Unión, no podrá decir que Unión no lo bancó. La gente misma lo respalda, quizás porque reconoce que el equipo se entrega y que hay una respuesta, más allá de que los resultados no acompañan.
Los partidos se juegan en la mitad de la cancha y se definen en las áreas. Que Unión no concreta en función de lo que genera, es una realidad. En todos los partidos tiene tres o cuatro mano a mano con el arquero rival. Si no falla uno, es el otro. O aparece el VAR para revisar una sanción arbitral que fue diferente, como lo que ocurrió con la jugada de Luna Diale en la que se verificó que la pelota no ingresó (insisto, con una tecnología que no es contundente). Y que a Unión le cuesta bastante hacerse sólido defensivamente, también es una realidad. Son pocos los partidos en los que mantiene el cero en su arco. Le cuesta. Y si los de arriba no liquidan los partidos, la responsabilidad pasa a ser de los de abajo. No lo digo por lo del viernes. Pero se vio claramente en Rosario, uno de los tantos partidos en los que Unión hizo méritos pero no sumó en función de ellos.
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