El deseo del Kily de quedarse en Unión y un balance con claros y oscuros
Más por defectos propios en los puntos increíblemente perdidos, Unión se quedó afuera de toda posibilidad de entrar en los play off. El contrato de Cristian González vence en junio y hay que tomar decisiones.
Así vive el Kily los partidos, a punto de "meterse en la cancha". Lleva todavía el jugador adentro. Es joven y él también debe madurar como entrenador, pero si algo bueno ha demostrado es su cariño por el club y su llegada a los jugadores. Crédito: Mauricio Garín
"Si los dirigentes quieren que siga, seguiré; y si no, me voy", dijo Cristian González cuando ya el sábado inestable que vivimos en Santa Fe, se había convertido en un domingo estrellado que presagiaba una brillante jornada. La demora en la salida del vestuario, la eliminación de toda posibilidad de clasificación para los play off que definirán el campeón de esta Copa de la Liga y, sobre todo, la imagen absolutamente desdibujada de un equipo que no entendió desde el arranque de qué manera había que jugar un partido que era una "final" para Unión, no disimulaba ni evitaba esos comentarios a la ligera y presunciones que a veces parecen demasiado imprudentes.
El Kily dejó en claro algo: que su idea es continuar en Unión a partir del 30 de junio, fecha en que vence su mandato. Y los dirigentes -en este caso, hay que basarse en la "política de estado" de Spahn- no se han destacado en estos casi 15 años de mandato del actual presidente, en echar entrenadores, sino en bancar y sostener procesos. Algo que, convengamos, no ocurriría ni siquiera con el Kily, porque estamos hablando del final de un contrato y, de irse, no será porque se lo eche, sino porque no se le renovaría el contrato. Pero a lo que voy, es que la dirigencia de Unión no se ha "destacado" por cortar vínculos con los entrenadores (salvo alguna excepción como puede haber sido la de Marini o la de Azconzábal, aunque en este caso haya sido de común acuerdo). Y tampoco se ha "destacado" por no brindar segundas oportunidades, a veces contra viento y marea, como fue la decisión de renovarle el vínculo a Gustavo Munúa en un 2022 que fue bastante bueno en la primera mitad (por lo de la Copa Sudamericana), pero muy flojo en la segunda.
El regalo que le trajo suerte a Bruno Pittón. Unión le obsequió, en manos de Marcelo Piazza, una camiseta en homenaje a los 100 partidos cumplidos con la camiseta del Tate en los dos períodos. Marcó un lindo gol, definiendo con violencia ante la salida de Chicco. Crédito: Mauricio Garín
El mecanismo de autodefensa del Kily es el de recordar, permanentemente, que "hace cuatro meses, estábamos descendidos...". Y su "caballito de batalla" para el futuro es: "¿Dónde está escrito que Unión no puede pelear un campeonato y ser protagonista en el fútbol argentino?". El mensaje está claro, aunque no deja de ser una dualidad. Por un lado, pide que se le reconozca que salvó a Unión del descenso y que ahora logró revertir ese cuadro de situación, aunque en gran forma por defectos propios (las dos victorias que se le escaparon ante Central Córdoba y Lanús, más el paso en falso con Belgrano) no lo pudo cristalizar con una clasificación para pelear por un campeonato. Y por el otro, que apunta arriba y que tiene la convicción de que su paso por el club no quede exclusivamente en haberlo mantenido en la categoría, sino en darle esperanzas ciertas de que se puede luchar por otros objetivos.
La tabla que ocupaba y preocupaba al comienzo de este 2024, era la de promedios. Y también la general, obviamente, porque es la que lo mantuvo en vilo hasta el último partido del año pasado para saber si se quedaba en la A o descendía. Si Unión clasificaba para los play off en esta Copa de la Liga, iba a ser algo que venía "de regalo". Un muy buen logro, nadie lo discute. Y hasta superando cualquier cálculo optimista. El Kily apunta a eso. Tuvo su oportunidad de, al menos, conseguir esta clasificación. La falta de madurez para saber de qué manera mantener dos resultados que los tenía prácticamente en el bolsillo ante Central Córdoba y Lanús, sumado a la imagen desdibujada que dio el sábado, lo dejaron a Unión con las manos vacías. Y quebró la ilusión de la gente.
La increíble situación malograda por Nicolás Orsini. La pelota le quedó a su merced, a pocos metros del arco y la tiró afuera. Le pegó con violencia y apresuramiento. Era el empate. Crédito: Mauricio Garín
Hay varias cuestiones positivas en este recorrido. Las ventas de jugadores permiten, por ejemplo, que este año se puedan cobrar más de 8 millones de dólares que refrescarán la tesorería. Y sin contar la venta de Zenón a Boca y lo que podría surgir en el caso eventual de una transferencia del correntino, ya que Unión mantiene el 20 por ciento de los derechos económicos y Boca ya piensa en elevar la cláusula de rescisión, Mascherano en convocarlo para los Juegos Olímpicos y las versiones dan cuenta del interés de clubes europeos por incorporarlo en el venidero mercado de pases. Y además, siguen surgiendo jugadores de abajo que brindan respuestas.
Si se decide la continuidad del Kily, también él tendrá que asumir sus propios errores. Había conseguido una solidez defensiva destacable y mantener la valla en cero era casi una costumbre. En los últimos cuatro partidos, a Unión le convirtieron de a dos goles. Coincidió con la salida de Nicolás Paz, que no cometió ningún error que le hiciera perder una titularidad que tenía muy bien ganada. Paralelamente, el equipo encontró gol en el arco de enfrente, algo que también le faltaba. Pero esto no fue suficiente para desequilibrar las cosas a favor suyo. En los últimos cuatro partidos, apenas sacó 2 puntos sobre 12. Y el rendimiento desde que se hizo cargo de Unión, llega a un 40 por ciento y suena a escaso.
Cuatro jugadores de Belgrano rodean a "Rocky" Balboa. Esta fue una escena repetida en algunos pasajes del partido. Juan Cruz Real lo planteó muy bien y le tapó todos los caminos a Unión. Crédito: Mauricio Garín
Tiene algo a favor: los jugadores se la juegan por él. Se nota que tiene llegada, que hay correspondencia. Le fallaron en esos 25 minutos iniciales pésimos que hicieron ante Belgrano. Pero no hay nada que se esconda. Esa típica frase -"el técnico no le llega a los jugadores"- no se da con el Kily. Esos son "porotos" que se anota el entrenador. Sin dudas. Y pesan bastante. A algunos jugadores los mejoró. Se mantuvo en un esquema que pareció agotarse en un momento del campeonato (por ejemplo, cuando arreciaban las dudas luego del flojísimo partido con Platense), pero al que logró recuperar con una ráfaga de buenos resultados que alimentaron una esperanza que se marchitó en estos últimos cuatro partidos.
El replanteo debe darse necesariamente. Los dirigentes deberán evaluar si hay confianza plena en el técnico para ofrecerle la continuidad; y el técnico tendrá que ver si ese objetivo de pegar el salto se puede conseguir. Se lo nota cómodo en el club, aprendió a quererlo (siempre lo elogia) y, con sus declaraciones, puso todo en manos de los directivos. El partido con Tigre y el encuentro de Copa Argentina (sin fecha aún), pueden ayudarlo.
Con Tigre
En principio, Afa tiene dispuesto que Estudiantes y Boca completen entre viernes o sábado los 63 minutos que faltan para finalizar el partido. Y que la fecha final de la zona B se juegue martes 16 y miércoles 17. Como Tigre-Unión es un partido que no definirá nada, hay que ver si no se aprovecha el fin de semana para jugarlo. Seguramente, se definirá en estas horas en Afa.
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