Resultaba complicado, por no decir imposible, encontrar en estos más de 35 partidos de la llamada Era Azconzábal dos equipos iguales en Unión, similares e idénticos de un fin de semana para el otro. Es que desde que llegó el "Vasco", allá en la primera oleada de la pandemia contra el Emelec por la Copa Sudamericana siempre fue "meta, saque y ponga" a la hora de intentar adivinar y/o recitar de memoria un once titular.
Pero un 4-0 a un grande lo obliga hasta al entrenador más "loco" del mundo a darle la confianza y, por fin, la continuidad al mismo once. Es cierto, como muchas veces se vio en estos proyectos donde claramente fracasa la elección de los jugadores grandes mal llamados refuerzos (porque no re-fuerzan nada) y aparecen los chicos de la guerra, que los desniveles de los juveniles de la casa casi siempre desorientan.
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En este proceso, sin dudas, las excepciones que confirmaron la regla fueron el polifuncional misionero Portillo por el centro y el pistonero Vera por afuera. Porque en el marco de esa legión de jugadores de la casa, cuesta encontrar partidos "malísimos" o no competitivos de los dos por cuestiones individuales.
Así, Unión llegaba con un resultado atípico para estos tiempos: hacerle cuatro a un equipo que no eslo más habitual para estos tiempos. Pero, además, ¡hacerle cuatro goles a un grande como San Lorenzo, que llegaba puntero e invicto a Santa Fe!. La pregunta del millón (sería el doble, que es lo que le debe el club de Tinelli al Tate por los hermanos Pittón) era: ¿había jugado muy bien Unión o había sido muy malo lo de San Lorenzo?.
Enfrente, el Huracán de un viejo conocido como FDK, reforzado de entrada (Marcos Díaz y Enrique Triverio) y de salida (Quilez y Galván) con caras conocidas para el fútbol de Santa Fe. Con un mercado de invierno de cuatro palitos verdes (entre Briasco y Rolón entró ese dinero), parece que el "chanchito" se rompió con la vuelta de Marcos Díaz, el sueño de Triverio y la compra de la mitad de Candia a Arsenal. Con esa guita, ¡cuatro millones de dólares!, daría la impresión que algo se hizo mal en el mercado del Globito.
Unión mostraba en el Ducó de entrada, los mismos argumentos de hace una semana: línea de cinco con dos avioncitos por afuera, dos cinco ordenados de manera natural (Pitton volante casi tapón y Cañete armador), Juárez como rueda de auxilio, Zenón libre y "Cuqui" haciendo ancho en soledad todo el frente de ataque. Si un dato llamó la atención al finalizar esos primeros 45 minutos en el campamento tatengue, fue la cantidad de tarjetas amarillas: Cañete, Juárez y Esquivel se fueron al descanso condicionados por algunas sanciones de Lamolina que parecieron apresuradas. Incluso, la tarjeta del ex Unión hoy en Huracán, Galván, pareció una sanción de compensación antes que terminara la primera parte.
Apenas dos llegadas y nada más como si, más allá del aburrimiento, ninguno de los dos se animara un poco más. Ni el necesitado Huracán, ni el agrandado Unión después del 4-0 a San Lorenzo. Un descuido de marcaje, en pelota quieta, obligó a la reacción de Moyano ante un cabezazo que le facilitaron a Merolla. En el área de enfrente, una pelota sucia en el área del "Globo" le cayó a los pies de Cañate y el ex Boca le sacó filo al horizontal. Sólo éso y nada más en los apuntes.
El complemento, en sólo tres minutos, pagó mucho más que los primeros 45 en el Palacio. Porque sacudió Cristaldo desde lejos y Moyano respondió con reflejos más volada. A la vuelta, la amaron muy bien por derecha en Unión: salida clara de Cañete, buen giro para escapar de Juárez, apertura para Vera, centro atrás del "4" y el mismo ex Gimnasia de Jujuy que termina la jugada que él mismo había iniciado: gran tapada de Marcos Díaz.
En ese despertador que le pusieron al partido, llegó una jugada insólita en la noche del Ducó: pelota quieta a favor del local, pasada al segundo palo, aparición de Cristaldo en soledad y la cara (¡sí, leyó bien...la cara!) de Moyano (quedó nocaut) evitó lo que era gol de Huracán. Como Unión no llegaba, el DT movió temprano el banco, a los 17 minutos mandó a la cancha dos delanteros (García y Cordero), quitando a Márquez y a "Pajarito" Juárez.
A los 27 minutos, lo que era una jugada normal e intrascendente (pelotazo largo, de un lado al otro, contra el córner en el ataque de Unión), terminó en tarjeta roja: la corrió Esquivel y protegió Quilez con el cuerpo, pero al chico tatengue se le fue el pie, lo pisó al ex Colón y la doble amarilla terminó en expulsión.
A pesar que faltaba mucho (adicionó seis más Lamolina), Unión no sufrió el hombre de menos en el Ducó y se la bancó sin temblor. La otra ventana de cambios fue para reordenar atrás ante la expulsión de Esquivel: Brítez por Vera y González por Zenón. Y en el final, ante una seguidilla de tiros de esquina para el local, el DT de Unión lo mandó a Gissi con altura NBA para dar una mano en el último tiro de esquina.
Tres partidos sin perder para Unión, con dos empates de visitante (Lanús y Huracán) y una goleada, ése 4-0 con San Lorenzo de la semana pasada en Santa Fe. Acaso lo mejor sea ese solitario gol de Sand en 270 minutos, empezando a encontrar funcionamiento defensivo, con la línea de cinco y la mejoría de Mauro. Lo preocupante, sacando el oasis de San Lorenzo con los cuatro goles, es que sigue faltando agua ofensiva en el medio del desierto.
Unión fue, agrandado, al Ducó contra una necesitado Huracán. En un partido feo, trabado y complicado por la expulsión de Esquivel, Unión "puso la cara" (en todo el sentido de la palabra con esa salvada de Moyano), cerró su arco otra vez y se trajo un punto de Parque de los Partricios.
Lo que viene para el "Vasco"
Luego de este partido con Huracán, el Tate volverá a jugar de local el domingo 22 de agosto recibiendo a Talleres de Córdoba en el 15 de Abril desde las 13.30 por la fecha 7. Luego, entre semana, irá el jueves 26 al Feliciano Gambarte del "Tomba" para visitar a Godoy Cruz de Mendoza desde las 14.15.
Finalmente, en medio de esta seguidilla de tres partidos en una semana prácticamente, el Unión del "Vasco" recibirá en López y Planes a la Asociación Atlética Argentinos Juniors (AAAJ). Serán, al fin de cuentas, dos juegos en casa y el mencionado viaje a la tierra del sol y el buen vino.