Unión puso ganas, corazón y alma pero ni con eso le alcanzó
Cuando le “mojó la oreja” a Nacional, lo hizo reaccionar y le dio vuelta el partido. Unión lo ganaba con el gol de cabeza de Brítez (ovacionado en el final) e ilusionaba a todos, pero con una eficacia casi absoluta, llegaron los goles uruguayos que pusieron el 2-1 definitivo. Unión afuera de la Sudamericana
Dependía casi de la perfección. Cualquier pieza de la maquinaria que no funcione podía generar el descalabro. O pulverizar las ambiciones. Unión jugó el partido con dignidad, dejando todo, pero al límite. No podía fallar. Y justamente cuando había conseguido lo más importante (ponerse en ventaja cuando todavía faltaba un rato largo para el final), apareció Nacional, un equipo que pareció esperar agazapado el momento de pegar el zarpazo. Y lo hizo para dar vuelta el partido y asegurar la clasificación sin dejar lugar a dudas.
Al negocio lo hacía Nacional en el primer tiempo. Sin llegar nunca a las cercanías de Mele, pero jugando con orden defensivo y evitando que Unión lo meta adentro de su área. Apenas una jugada clarísima de gol que nació en un encuentro entre Brítez y Luna Diale por derecha y terminó con el toque hacia adentro para Álvez, quien trastabilló y se terminó cayendo solo cuando tenía una buena chance para convertir. Y la otra, un córner desde la derecha y un cabezazo magnífico de Portillo que desvió en forma espectacular el gran arquero que tiene Nacional.
Unión dominó el terreno, tuvo más la pelota pero le faltó más precisión en tres cuartos de cancha. Allí se perdió mucho el balón. Zenón fue creciendo a medida que pasaban los minutos, Luna Diale se movía para encontrar espacios libres y Portillo empujaba desde atrás. Pero el problema estaba en la elaboración de la jugada final. Álvez estuvo muy impreciso en ese primer tiempo, perdiendo siempre con Coelho y Marichal. Y faltó profundidad.
Unión no se desesperó, seguramente esa habrá sido la intención, pero debió apretar más. La falta de cambio de ritmo o de un pase entre líneas que provoque sorpresa, impidió que Unión sea más punzante. Es cierto que hubo mucho orden y una postura más bien timorata del rival, que dejó a Gigliotti y a Fagúndez para aguantar la pelota arriba. Jamás Unión pudo sorprenderlo mal parado o dejando espacios para que pueda desbordar por afuera. Cándido y Lozano cerraron bien los laterales, Zabala y Castro fueron sus ruedas de auxilio y ese 4-4-2 bien marcado, esperando y parado siempre delante de la línea de la pelota, hizo que el equipo de Repetto se vaya al descanso consumando lo que vino a buscar: el resultado que le permita seguir en esta Sudamericana.
Unión ahora tenía que luchar contra dos rivales: Nacional y el correr de los minutos, que podían ser un factor negativo y desesperante si el gol tardaba en llegar. No se modificó el estado de cosas. Nacional siguió en esa actitud de orden y espera. Y Unión no encontraba la precisión y la tranquilidad suficiente para crearle una situación de peligro al bueno de Rochet.
Zenón se había convertido en el jugador más punzante, más allá de que le costaba el duelo con Lozano. Lo acompañaba Luna Diale. Pero faltaba más presencia en el área, algo que no aportaba un Álvez que no lograba acertar una a su favor. Por eso, Munúa no demoró los cambios. Machuca y Peralta Bauer a la cancha por Vera y Álvez para conseguir esa profundidad que el equipo no tenía y que necesitaba de manera urgente.
Y empezó a empujar Unión. Con el amor propio de Brítez, con Polenta saliendo con claridad, con Peralta Bauer activo y sumándose al circuito de juego. Nacional, a todo esto, hacía poco y nada del medio hacia arriba. Por eso, Repetto sacó a los dos de arriba. Entraron Otormín y Ramírez, además de José Luis Rodríguez.
Hasta que llegó el gol de cabeza de Brítez, después de una gran jugada de Machuca que generó un tiro libre en el costado derecho. Iban 24 minutos y quedaba tiempo suficiente para ir por el segundo. Munúa lo sacó a Zenón y puso a Castrillón por izquierda. Estaba haciendo un partido interesante Zenón, pero el técnico decidió refrescar ese sector con el colombiano. Y Unión iba. Con entereza y con amor propio, Hasta que llegó una jugada colectiva de las pocas que tuvo Nacional en el partido, por el costado derecho, que terminó en un centro al medio y la definición de Ramírez entrando solo por el medio. 1-1 y esperanzas desvanecidas para un Unión que daba todo y no le alcanzaba. Allí fue donde se produjo el desorden defensivo de Unión, con todos buscando el arco de enfrente y olvidándose del propio. Lo aprovechó José Luis Rodriguez para convertir el segundo en un contragolpe. Y asunto terminado.
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