A Unión no se le cae una sola idea: empató con Platense en Santa Fe
El equipo del Kily jugó mal, se llenó de impotencia y se fue silbado por su hinchada. La realidad es que no tiene ningún signo de mejoría futbolística y no levanta cabeza. Es un equipo bloqueado adentro de la cancha, al que sólo se le rescata voluntarismo y nada más.
A Unión no se le cae una sola idea: empató con Platense en Santa Fe
El fogonazo inicial de Unión no terminó de prender. Fue un arranque vertiginoso en el que tuvo una chance clara, cuando Balboa desvió un remate que se iba afuera y Cozzani, el arquero de Platense, desvió al córner con buenos reflejos. Fue eso, nada más. Ni siquiera se convirtió en preaviso. Enseguida, Platense empezó a ajustar marcas y Unión comenzó a mostrar los síntomas de siempre: 1) escasa claridad a la hora de crear juego; 2) la búsqueda con centros que se convirtieron en infructuosos. Vera y Del Blanco se mostraron por los laterales, pero pocas veces pudieron terminar bien los intentos. Y Platense se animó. Emparejó rápidamente el trámite del partido y trató de armar juego con Hachen y Ferreyra, los más habilidosos y punzantes del mediocampo.
Luna Diale arrancaba desde muy atrás y su conexión con los dos puntas era nula. Y la jugada más clara era de Platense, que en dos ocasiones consecutivas obligó a arriesgadas intervenciones de Campisi, ya por ese entonces y teniendo en cuenta la impotencia y falta de ideas del resto del equipo, se convertía en lo poco para rescatar en Unión.
“… Esta hinchada está loca, hoy no podemos perder”, bajaba desde las tribunas. Apuro en algunos casos, impotencia en otros, bastante confusión y los silbidos que empezaban a ser demostrativos de una actuación que a nadie conformaba. El partido no era bueno. Pero el responsable, el equipo que debía llevarlo a otro terreno, era Unión. Y no lo hacía.
A Unión no se le caía una idea. Ni colectivamente fabricaba espacios ni individualmente podía conseguir el desequilibrio que le hacía falta. La generación de juego era nula. Y las situaciones frente al arco de Cozzani también. Ni más ni menos que un calco de todo lo que le venía pasando, un carbónico que convertía al partido en una historia que se repetía.
Con ese panorama complicado en lo futbolístico, al Kily no le quedó otra que retocar y cambiar de esquema. A la cancha Bruno Pittón y afuera Paz. Línea de cuatro en el fondo, Luna Diale tirado como punta por derecha y todos 20 metros más arriba, intentando apretar sobre la salida del rival.
Duró apenas un par de minutos, una ráfaga como la del inicio del partido. Enseguida, el desconcierto se adueñó de Unión otra vez, totalmente obnubilado, carente de ideas y gobernado por la impotencia, el desorden y la impaciencia que también se transmitía desde afuera por lo feo que estaba jugando el equipo.
Si algo le faltaba también al partido –que ya por ese entonces no mejoraba y seguía siendo tan malo como la actuación de Unión- eran los permanentes cortes y demora, situaciones que favorecían los planes de un Platense que intentaba acomodarse para el contragolpe, buscando capitalizar la desesperación en la que había entrado Unión.
Sobre los 25 minutos del segundo tiempo, volvió a mover el banco el Kily. Incluyó a Domina y sacó a Del Blanco, volviendo Luna Diale a la posición de volante. El gran problema de Unión es que sus jugadores recibían siempre de espaldas o con la marca a presión encima. Y esto les quitaba margen de maniobrabilidad. Conclusión: no llegaba ni siquiera a las inmediaciones del área de Platense que ya se perdía el dominio de la pelota.
Con Verde en lugar de Mauro Pittón, el Kily buscó una alternativa más de juego para ver si al menos podía llevárselo por delante a Platense en esa parte final de un partido en el que tampoco se podía desentender de la parte defensiva, porque Platense esperaba agazapado el momento de aprovechar algún espacio que quedara a merced de ese contragolpe que eligió como arma ofensiva. Y que en un par de ocasiones estuvo al borde de poder concretar, obligando a grandes esfuerzos de los defensores.
Precisamente, Torrén fue uno de los que sintió ese esfuerzo y tuvo que salir con un tirón en el posterior de su pierna derecha. Pardo a la cancha y también Orsini por un Gamba que ya a esa altura mostraba signos de agotamiento.
El partido se terminó de consumir entre la impotencia de Unión y el negocio que Platense cerraba con el punto y era lo que había venido a buscar. Otro empate en cero, otra vez los mismos síntomas, otra vez la ausencia total de fútbol y las dudas que se generan a partir de la confusión y la falta de claridad para jugar y para atacar.