(Enviado Especial a Buenos Aires)
Entró dormido, le costó 45 minutos recuperarse y cuando lo hizo no tuvo suficientes respuestas para llevarse aunque sea un empate. Mosqueira fue amonestado, llegó a la quinta y no jugará ante Talleres. En el tiempo de descuento, Balboa y Gamba tuvieron las dos opciones más claras.
(Enviado Especial a Buenos Aires)
A Unión le está costando sacarse de encima esa sensación de endeblez cada vez que tiene que salir del 15 de Abril. Como frente a Independiente, el equipo estuvo ausente durante todo un tiempo, lo madrugaron con un gol que Boca trajo desde el vestuario, le costó asimilarlo y no le alcanzó, a Unión, con la mejoría que tuvo en el segundo tiempo. Perdió bien y casi no tuvo situaciones, a no ser un gol anulado por clara posición adelantada de Balboa (al tanto lo había marcado Morales en la primera pelota que tocó).
Ni por asomo salió el partido que quiso jugar el Kily. El habló de salir a competir de igual a igual y de plantear una intención ofensiva de arranque. Todo lo contrario. Y no sólo porque Boca trajo ese gol desde los vestuarios, sino porque todo el pasaje inicial fue exclusivo patrimonio del equipo de Gago, que ganaba en todos los sectores de la cancha y complicaba mucho a Unión, sobre todo por el sector que marcaba Lautaro Vargas, a quién el Changuito Zeballos y las subidas de Blanco se convertían en una verdadera pesadilla.
La mayor riqueza técnica y el ímpetu inicial que impuso Boca fueron demasiado para un Unión apático y superado. El cabezazo tempranero de Giménez luego de una notable jugada de Zeballos por izquierda fue el bálsamo tranquilizador de un Boca que manejó el partido a voluntad.
Poco juego de los volantes, sector en el que Boca dejaba que se venga Mosqueira, pero apretaba sobre Rivero y Mauro Pittón. Unión intentaba aprovechar a Mateo Del Blanco, pero era muy poco para inquietar a un equipo que llegaba antes a los cruces, que se lo veía mejor parado y con una aptitud desde lo futbolístico muy superior a un Unión que no creaba una sola situación de aproximación peligrosa al arco de Brey.
Boca no sufría en el fondo pero tampoco generaba cantidad de situaciones en la proporción de esa superioridad sobre Unión (la más clara fue el cabezazo de Belmonte que tapó en gran forma Cardozo). Lo bueno dentro de ese flojísimo primer tiempo tatengue, era que estaba “en partido”. El 1 a 0 exiguo le guiñaba el ojo a un equipo que estaba mucho más cerca de ese nivel de apatía extrema que se le vio ante Independiente, por ejemplo, que con la imagen que supo construir –más allá de la ventaja de tener un jugador más- en el segundo tiempo del triunfo ante Atlético Tucumán.
Un balance del primer tiempo negativo y criticable para un Unión que no supo meterse nunca en el partido, repitiendo viejos y peligrosos vicios, sobre todo de aquellos partidos de visitante en los cuales el equipo no encuentra ningún tipo de respuesta y se convierte en un blanco fácil para que el rival lo supere en todos los aspectos del juego.
El Kily no cambió nada en el entretiempo, pero Unión salió con una postura más concentrada y con el objetivo de plantear el partido que debió jugar desde el arranque, es decir, más adelantado en la cancha y dividiendo la posesión de la pelota, algo que fue propiedad de Boca en todo el primer tiempo.
Unión empezó a pisar el área de Brey, cosa que no había ocurrido en el primer tiempo. Se metió en partido y abandonó esa intrascendencia extrema de los primeros 45 minutos que lo llevó a desperdiciar todo un tiempo y a que el rival esté más cerca del segundo que Unión del empate.
También a favor de Unión, este segundo tiempo se presentó con un Boca que no manejaba la pelota y, por lo tanto, el Changuito Zeballos no tenía la misma actividad de ese primer tiempo en el que complicó demasiado a Vargas. El Kily movió el banco cuando había pasado el cuarto de hora y metió a Roldán y a Morales por Domina y Mauro Pittón. Sin modificaciones en el esquema, trató de aportar más movilidad al medio y al ataque, en un pasaje del encuentro en el que se había encontrado paridad.
A los pocos segundos de producidos los cambios llegó el pique en diagonal de adentro hacia afuera de Balboa y el pase atrás que capitalizó Morales para someter a Brey. El juez de línea esperó el desenlace y levantó la bandera. La revisión le dio la razón y Unión se quedó sin esa chance de empatar un partido que había cambiado de perfil, ya no era tan favorable a Boca sino que Unión había conseguido emparejarlo desde el mismo arranque de esa etapa final.
Ya Cavani estaba en la cancha y el Kily resolvió meter otro volante para encontrar el juego que le había falta por el flojo partido de Mauro Pittón y lo encerrado que estuvo Rivero durante todo el tiempo que le tocó estar en la cancha. Justamente, el Kily puso a Verde en el lugar de Rivero, pasando Roldán a jugar por derecha y el recién ingresado por el otro costado, tratando de armar esa buena sociedad que hicieron en el partido con los tucumanos (la de Verde con Del Blanco). Ya para el último cuarto de hora entraron Tanda y Gamba por Mosqueira (amonestado y no podrá jugar el martes que viene ante Talleres) y Paz. Línea de cuatro en el fondo, tres volantes y tres delanteros fue el esquema final del Kily para afrontar la parte final.
La volea de Balboa primero y la de Gamba después (esta última fue la más clara) le pudieron dar un empate por el que no hizo demasiado. Boca lo superó en el primer tiempo, pero el partido se emparejó en el complemento. A Unión le costó llegar al arco de Brey y en el final casi le amarga la noche a la multitud que llenó, como siempre, la rugiente Bombonera.