Hay algo que no cerró de la campaña de Unión y fueron los resultados. Los principales objetivos fueron incumplidos. No clasificar para la zona Campeonato en la Copa Maradona y no clasificar para la fase final en la Copa de la Liga, afearon una imagen como equipo que en algún momento pareció competitiva y con otro final, sobre todo en este último torneo, donde Unión mantuvo un invicto de siete partidos (es cierto que con cinco empates) y la posibilidad de entrar entre los cuatro primeros hasta el último partido.
Hubo tres competiciones desde el retorno al fútbol en estos tiempos de pandemia:
* 1) La Copa Sudamericana, con una elogiosa actuación en Guayaquil ante el Emelec para eliminarlo en una noche para el recuerdo y la posterior eliminación con el Bahía de Brasil, en un duelo accesible en el que le faltó jerarquía y contundencia para vencerlo en Santa Fe. Fue una de cal y otra de arena en un torneo en el que podría haber avanzado un poco más, porque así estaban dadas las circunstancias.
* 2) La Copa Diego Maradona, donde se vio a un equipo que fue mutando por esa participación en la Sudamericana, con muchos cambios, cierta endeblez defensiva y una postura ofensiva que le hizo ganar alegrías y también algunas actuaciones al límite del absurdo, como ese partido con los suplentes de Atlético Tucumán, cuando se "comió" cinco en el 15 de Abril. Había que salir entre los seis primeros en una zona de doce equipos. La actuación en la Sudamericana desvió la atención por un rato, pero en el balance final, el torneo terminó siendo pobre. Ni siquiera alcanzaron aquellas victorias ante Lanús y Aldosivi que le dieron chance en la fecha final, cuando perdió ante Patronato con serios errores defensivos en la avenida, de clasificar primero y jugar por un lugar en la Sudamericana del año que viene.
* 3) La Copa de la Liga Profesional arrancó bien y Unión fue el penúltimo equipo en perder el invicto. Se vieron cambios en el funcionamiento, sobre todo cuando Azconzábal trató de fortalecer el aspecto defensivo. Se notó en los dos partidos como local, ante Boca e Independiente. El equipo se paró 20 metros más atrás y armó línea de cinco para esperar y contragolpear. Salió bien con Boca, faltó claridad y audacia con Independiente. Se pudo haber clasificado. Si ganaba el clásico, entraba tercero. Quedó afuera por un punto, pero afuera. Y con una flojísima cantidad de goles a favor, aspecto deficitario de la campaña. Hubo ocho partidos en los que ningún delantero de Unión convirtió goles, con lo cuál se cae de maduro que el gran esfuerzo económico hay que hacerlo por lo que más cotiza: delantero con gol. La realidad mostró a un Cuqui Márquez que no cumplió con las expectativas y un Juan Manuel García que hizo un aporte interesante pero que llegó como una alternativa. Además, en un esquema de juego en el que Azconzábal no empleó de arranque el "doble 9", muchas veces se terminó jugando con un solo delantero neto y volantes con mucha llegada.
Tenés que leerLlegó Bragarnik al país y se debe definir lo de AcevedoEn la columna del "haber" que contrasta con la del "debe" (los resultados), está lo que se le rescata a Azconzábal y es la oportunidad que le dio a muchos jugadores, varios de ellos con una respuesta que sobrepasó las expectativas. Portillo, Vera, Zenón, Gastón González son jugadores que mostraron un crecimiento. A otros se le cortó el proceso de manera repentina y, al menos para quién esto escribe, inentendible, como es el caso de Nardoni. Quizás la llegada de Acevedo ayudó a disimular el escasísimo aporte que hizo Nery Leyes (incorporación pedida por el técnico), también se sumó Mauro Pittón (todavía lejos del que descolló en el anterior proceso) y ellos taparon a un Nardoni que apuntaba para tener las mismas chances que los otros jugadores de inferiores mencionados. No todos los jugadores que llegaron fueron apuntados por el técnico, porque varios de ellos lo hicieron a partir de una decisión que tomó Martín Zuccarelli en funciones, como ocurrió con Portillo o con el "Pajarito" Juárez. Mirar para abajo fue algo que todos los clubes estuvieron obligados a hacer. Algunos en mayor y otros en menor medida. Pero hasta Boca y River, los de las billeteras más gordas, estuvieron a la altura del resto en ese "proyecto" de pandemia.
Quedó una base de jugadores, con Cañete, Luna Diale y quizás Acevedo dentro de la misma. Ahora hay que darle a este plantel un salto de jerarquía buscando poco (cantidad) y bueno (calidad) en los puestos clave que se deben reforzar. Azconzábal ya conoce el plantel y ese es un buen punto de partida, porque cuando llegó tenía que adaptarse a una realidad que fue extraña para todos y a la que algunos se adaptaron muy bien (fue el caso de Colón) y otros no. Deberá definir una línea de juego, porque hubo un Unión que jugó a una cosa al principio y otro que, en la búsqueda de mayor equilibrio y solidez defensiva, jugó a otra en el final. Lo que pasó con el eterno rival debe servir de medida y contexto. Unión tiene que pensar en Unión, pero la vara se alzó y hay que ir en búsqueda de otros objetivos que, en lo deportivo, tengan un sustento de resultados que mejore ostensiblemente lo que se quedó en "amague" y gusto a muy poco en las dos copas de la temporada terminada.
Un último tema para el final: el del secretario técnico. Está muy claro que nada asegura el éxito, pero Unión se había acostumbrado en los últimos tres años y medio a manejarse de esa manera desde la contratación de Martín Zuccarelli. Fijar ese cimiento es otra de las cuestiones que la actual dirigencia debiera resolver. Hubo una propuesta para Mauro Cetto (se fue a San Lorenzo) y una charla con Roberto Battión. Al menos, fueron los nombres más importantes que trascendieron. Eso quiere decir que la idea está, que el esquema de trabajo le sirve al club, pero que falta concretarla.