Dos cosas quedaban claras después de Tigre: el golpe había sido grande, letal, doloroso. Está claro que Unión, como casi todos, puede perder con cualquiera en cualquier cancha. El tema, que descolocó a propios y extraños, fue la forma en Victoria. Casi sin dar pelea, como un equipo viejo, cansado, resignado y con un 1-5 que paralizó el corazón del equipo. Todo lo contrario de lo que mostró el grupo en lo que va del año. Estaba, antes de jugar, entre los ocho mejores, adentro de Sudamericana y a tres puntos de Libertadores.
Lo otro, que tiraba buena señal de ajuste, también pasaba por estos números: a pesar del porrazo, si le ganaba a Riestra, se sacaba la foto del viernes a la noche como único puntero del fútbol argentino.
De yapa, tipo anestesia, la caricia al alma para el entrenador, de parte de “Fideo” Di María: “Siempre me reflejé en el Kily, se lo dije muchas veces, hasta el día de hoy que seguimos hablando. Miro los partidos de Unión por él, para intentar darle fuerzas, es una excelente persona, es más que mi ídolo ya que siempre me enseñó”.
De local, el Tate tenía su fortaleza: invicto, con casi el 90 por ciento de los puntos sumados. El rival, Riestra, la contracara: había perdido todos los partidos cuando no juega en su “campo de polo” como dijo el “Ogro” Fabbiani.
Esas diferencias de la muy buena localía del Unión del “Kily” y las excursiones vacías del “Malevo” se notaron en todo durante los primeros 45 minutos; menos en el resultado.
Lo único que le faltó a Unión fue patear un penal: después, le pegó de todos lados. De lejos, de cerca, de media distancia. Y se fue en cero al vestuario porque chocó siempre contra dos cuestiones: 1) Arce, el arquero de Riestra; 2) la falta de eficacia, puntería, precisión…bah, la falta de gol.
Si cuando un ex jugador tuyo te hace un gol y se aplica “ley del ex” y “no hay peor cuña que la del mismo palo”, todo ello aplica para Ignacio Arce, responsable en gran parte del cero a cero.
Interesante lo de Rivero con movilidad, bien como siempre Vargas, ganas del resto. Pelota rápida, hierba mojada, agua y rival amurallado de mitad para atrás. Lo más energizante de Riestra era su amarrete planteo en el 15 de Abril.
A los 13 minutos le faltó un pelito a la cabeza de Orsini; a los 24 minutos, primero Arce se lo sacó a Pittón (fue débil el zurdazo de Bruno) y después la acarició con el derechazo cruzado de Orsini que dio en la base del caño y salió. A los 33 minutos, otra vez, Arce a Bruno. Al toque, centro y puñete.
A los 43, cerca del final, le dijo no el ex arquero de Unión a Rivero.Increíblemente, con un Riestra que nunca pasó la mitad de la cancha, el amonestado fue Nico Paz, otra vez condicionado.
El partido, en esa primera mitad, se jugó acorde a las estadísticas: Unión guapo en ir y Riestra con el miedo de perder siempre de visitante.
El complemento arrancó igual, aunque el “Ogro” hizo cambios para ajustar y equiparar la lucha Apurado, ya a los 12 minutos, “Kily” mandó a Morales y Del Blanco para buscar lastimar.
La atajada de la noche llegó a los 14 minutos y fue de una reacción tremenda de “Nacho” Arce. La cruzaron de derecha de izquierda, desvío de cabeza, el “Mugre” que la mete con veneno (de arriba para abajo para que lastime), “palomita” de Balboa casi abajo del arco y la humanidad amarilla del ex golero del Tate para cerrar de antemano el arco de la Redonda.
Debió pasar una hora de juego en Santa Fe para que Riestra descubriera que del otro lado de la línea media había vida y un arco. Entonces, Cardozo se lo tapó a Ramírez. El “Kily” siguió apurado y apurando con los cambios. Primero Dómina, después Gamba junto con Tanda.
El VAR corrigió a Ramírez y Riestra se quedó con diez por la patada de Minervino a Gamba. Pero como el “Negro” Arce atajaba todo, era como que valía doble. El equipo se fue desinflando, perdiendo claridad e intensidad. Esta vez, Unión chocó con la ley del ex sin que un jugador formado en sus canteras le marcara un gol. Esta vez, a la ley del ex la sufrió con Ignacio Arce.
Es mentira que el amarillo es de energía negativa. Lo más energizante de Riestra y de la cancha fue el “Negro” Ignacio Arce, uno de los tantos buenos arqueros que formó Unión en los últimos años. Otro de los tantos a los que nunca le dieron la chance de atajar en Primera en López y Planes.