Domingo 19.6.2022
/Última actualización 23:18
Unión tuvo una noche para el olvido. Se equivocó en los dos extremos de la cancha y terminó padeciendo ante un River que recuperó toda la contundencia que le venía faltando en lo que va del torneo. Por la 4ta. fecha de la Liga Profesional, el conjunto tatengue cayó de manera categórica por 5 a 1 en condición de local, en el primero de una seguidilla de exámenes que deberá rendir en dos semanas.
Al minuto River mostró su intención ambiciosa cuando recuperó una pelota en la mitad de la cancha e inmediatamente buscó al espacio a Braian Romero, que desbordó por la derecha y envió un centro peligroso al área. Mele, atento, abortó el peligro en el primer palo.
Sin embargo los primeros instantes del encuentro favorecieron a Unión, que buscó cerrarle los caminos a su rival tapándole la salida e intentó hacer daño atacando de manera directa apenas recuperó la pelota.
Así generó la primera situación de real peligro del partido. A la salida de un córner jugado en corto, Zenón levantó un centro al área, Armani despejó con un puñetazo al medio y en el rebote Polenta la mandó apenas por arriba del travesaño.
Después el trámite se hizo parejo y discreto, con la visita manejando la pelota pero sin llevar demasiado riesgo. Pero al cabo del primer cuarto de hora, casi sin insinuarlo, River se puso en ventaja en una jugada aislada. Llegó un pelotazo desde el fondo que Braian Romero bajó de cabeza en la mitad de la cancha para Julián Álvarez, el atacante que seguirá su carrera en el fútbol europeo dejó desairado a Polenta con una gambeta y lo habilitó nuevamente a Romero que entró solo por el medio y venció a Mele con un toque suave.
Al tatengue le costó recuperarse del golpe y en los minutos posteriores se vio lo mejor del equipo de Gallardo. La velocidad de los hombres de ataque le generaron más de un dolor de cabeza al fondo local, que por momentos pareció no hacer pie. De hecho, cinco minutos después del gol, De La Cruz estuvo cerca de marcar el segundo pero remató desviado.
Pero con el correr de los minutos Unión volvió a acomodarse y logró disimular esas flaquezas defensivas cuando consiguió pelear la pelota en la zona media del campo. Paralelamente, en esos momentos mostró su faceta más peligrosa en ataque. Porque complicó con la movilidad de Luna Diale y las subidas tanto de Zenón por la izquierda como de Machuca por la otra banda.
De hecho, entre los tres armaron una contra con la cual el dueño de casa casi alcanza el empate. Primero Armani le tapó el disparo a Machuca y luego, en el rebote, Peralta Bauer estrelló un cabezazo en el travesaño.
En el tramo final creció Unión porque se hizo cargo del trámite aún sin tener demasiado vuelo futbolístico. Con más ímpetu y sacrificio -dos atributos que prácticamente siempre están en este equipo de Munúa- le dividió la posesión de la pelota a River y lo fue llevando a jugar cada vez más cerca del área custodiada por Armani.
Es cierto que le faltó la puntada final como para convertir alguna de sus insinuaciones en situaciones claras de gol. Pero de todas maneras incomodó a un equipo visitante al que le alcanzaron unos pocos minutos de supremacía para abrir el marcador e irse al descanso en ganancia.
A la vuelta de los vestuarios, Munúa mandó a la cancha a Francisco Gerometta en lugar de Vera, que dejó el campo con una molestia. Unión se adelantó en el campo, aunque en los primeros momentos le faltaron ideas para inquietar arriba. Luna Diale se movió por todo el frente pero por momentos le faltaron socios y quedó muy solo.
Recién a los 10 minutos avisó con una jugada a pelota parada. Zenón impulsó un centro venenoso a la puerta del área chica, Armani dudó entre salir o quedarse y a Fraco Calderón le faltó decisión para capitalizar un rechazo corto.
Parecía que Unión se decidía a ir en busca del empate, empujado por la velocidad de Zenón, que a las espaldas de Herrera encontraba campo abierto para subir. Pero en su mejor momento, River estiró diferencias en el marcador. A los 13 minutos, Enzo Fernández peleó una pelota en la mitad de la cancha, tocó para De La Cruz y recibió una milimétrica devolución del uruguayo, con la cual quedó mano a mano con Mele para una certera definición por arriba del arquero.
A los 24 tuvo el descuento Unión, otra vez a partir de lo que pudo gestionar Zenón. Kevin volvió a desbordar por la izquierda y envió un remate buscapié que Luna Diale no llegó a conectar en el área chica y obligó a Armani a despejarla como pudo.
Pero la diferencia de contundencia volvería a quedar demostrada tras cartón, cuando River metió otra mano de nocaut en una nueva jugada desafortunada. Porque a Julián Álvarez le cayó servida la pelota en un despeje fallido, quedó mano a mano con Mele y definió al gol sin inconvenientes.
El gol no dio tiempo a la reacción que Munúa intentó buscar moviendo el banco, fundamentalmente con los ingresos de Juárez y Cañete. Pero este último fue protagonista clave en el descuento tatengue, que llegó a los 33 minutos. Porque el ex Boca se escapó de su marca por el sector derecho y envió un preciso centro para Mariano Peralta Bauer que fusiló a Armani con un potente cabezazo.
En los minutos finales Unión buscó achicar más diferencia en el resultado. Pero quedó a la merced de algún contragolpe de River, que para colmo estuvo en una de esas noches en las que no perdona.
Por eso, en el tramo final, marcó el cuarto tanto por intermedio del ingresado Agustín Palavecino tras una buena jugada colectiva (la resolución se dilató más de la cuenta por una extensa revisión del VAR, que terminó convalidando la conquista) y luego uno más en los pies de Julián Álvarez.
En definitiva, la diferencia estuvo en los extremos. Unión falló en su área y le dio imperdonables ventajas a un River que rara vez perdona. Tanto como se equivocó en la contraria, porque le faltó tener al menos una dosis de la contundencia que mostró su rival.
Ahora deberá dar vuelta la página y enfocarse en lo que se viene. Nada menos que visitar a Boca en La Bombonera y luego a Nacional, en Montevideo. Será tarea de Munúa tomar nota de esta actuación para no repetir las falencias que tuvo en los dos extremos de la cancha, ahí donde se resuelven los encuentros.