El "vamos por más" que Munúa quiso siempre pero pudo poco...
A Unión lo zamarrean y no se despierta
La imagen del final se ha distorsionado, está desdibujada y los resultados no acompañan para nada. El equipo fue de mayor a menor y llega el tiempo de tomar determinaciones. Munúa y la dirigencia se deben una charla que será definitiva.
Gustavo Munúa tratará de maquillar, en tres partidos, lo que viene siendo un declive pronunciado de su equipo en los últimos tiempos. Créditos: Matías Nápoli
Los resultados se fueron dando como una consecuencia del juego. El equipo apareció en cuentagotas en este último tiempo. Jugó muy bien los 25 minutos iniciales del segundo tiempo con Racing, pero no pudo definirlo y tampoco logró aguantar el resultado favorable que había conseguido; se lo dieron vuelta. Pasó algo similar contra Rosario Central, con un primer tiempo muy bueno y un segundo tiempo con un repliegue y una ausencia total de protagonismo. Contra Defensa y Justicia, ya no hubo ni siquiera un ratito de buen fútbol. Apenas un repunte en el segundo tiempo como para equilibrar un partido que le había sido desfavorable en el primero. El espíritu ofensivo fue demasiado escaso, casi imperceptible.
Se viene el final de la temporada y habrá que ver si será o no el final de un ciclo. La imagen está desdibujada, distorsionada considerablemente no sólo por los resultados, sino también por la actuación del equipo. Este Unión no tiene nada que ver con el de otros tiempos. El punto de quiebre fue aquél partido con Argentinos Juniors, en la fecha 13, cuando arrancó la serie de resultados negativos. Hasta allí, los problemas eran "menores" para Munúa. Por ejemplo, la impotencia en la que caía el equipo cuando, sobre todo de local, el rival se tiraba atrás. Cosas no tan importantes en comparación con las que se fueron viendo después.
Pocas individualidades crecieron (Nardoni, Machuca, Mele), algunos se estancaron (Calderón, Portillo) y muchos fueron disminuyendo su rendimiento (Castrillón, Alvez, Roldán, Zenón, Luna Diale y "siguen las firmas").
De lo individual nace lo colectivo. Y Unión fue un equipo al que Munúa le dio una determinada estrategia (mucha dinámica y juego por las bandas) y al que lo encasilló en un esquema que casi no alteró. Cuando los resultados eran muy malos, armó un 4-1-4-1 para que Luna Diale baje a la posición del doble cinco más adelantado y así el equipo encuentre más opciones de juego, que era lo que adolecía. Para colmo, a Cañete le costó más de la cuenta el retorno luego de su lesión de ligamentos cruzados y esa "trilogía de los ex Boca" que podían darle otra clase de nivel al momento del manejo de la pelota, casi nunca se pudo consolidar. Hablo de juntar a Roldán, Luna Diale y Cañete.
Toda la fuerza de Marabel para tratar de superar a su marcador. Hizo un gol en el primer partido y a partir de allí se le cerró el arco. Créditos: Matías Nápoli
Entraron todos en la confusión y no se pudo encontrar un punto de quiebre. Además, se dio de un momento al otro y sin una razón excluyente. ¿Por qué Unión pasó de ser el equipo más ofensivo, hasta la fecha 12 del torneo, a convertirse en un equipo incapaz de lastimar al adversario en su propia red?. No la metía Alvez, tampoco Marabel, tampoco Gallegos (con muchas menos oportunidades) y tampoco el resto, que en su momento había aportado una dosis muy importante. Y además, jugadores que el técnico fue relegando en cuanto a oportunidades. Quizás el caso más concreto haya sido el del "Pajarito" Juárez.
El paso de Munúa por Unión no está siendo efímero. Lo "bancó" la dirigencia y la secretaría técnica en los malos momentos. Y lo hicieron porque había un proyecto, porque había que darle tiempo, porque creían en él, porque no le perdieron la confianza y porque jamás pusieron en discusión su continuidad. Vieron, más allá de los resultados, que había aspectos positivos. Jamás se advirtieron conflictos ni saltaron a la luz problemas internos en el plantel. Supo potenciar a los juveniles. Quizás lo que más pueda sorprender haya sido la ausencia de Diego Polenta en estos últimos partidos. Munúa lo pidió, Munúa lo trajo y el jugador podría haberle respondido de otra manera. En todo caso, lo que a Polenta no se le cumplió fue con el préstamo que exigió Cerro Largo de Montevideo. Más allá del arreglo (que evidentemente existe) entre el club uruguayo y el jugador para, posiblemente, compartir ese dinero del préstamo, ninguna solución podía encontrar al negarse a jugar. Y deberá concurrir a los entrenamientos, como prestación laboral básica para seguir cobrando sus haberes. Quizás, en el horizonte de Polenta esté la posibilidad de ir a otro club y no quiera arriesgarse a una lesión, porque nunca se sabe lo que puede pasar por la cabeza de un jugador cuando se acerca el final de un vínculo.
Quedan tres partidos que le podrán mover la aguja a algunos, aunque creo que a esta altura ya deben haber decisiones tomadas. Munúa finaliza su contrato y hay cuestiones deportivas y económicas para ver y resolver. Pensaron en él como ejecutante de un proyecto y hubo un pasaje que fue virtuoso. No se pudo mantener demasiado en el tiempo, eso está claro. Fue de mayor a menor y el final no es para nada bueno. Hay una base de plantel sobre la que se podría construir -sobre todo por el promedio de edad- algo mejorado y más ambicioso. Dependerá de lo que quiera y pueda hacer la dirigencia. Salir de la medianía tiene que dejar de ser una aspiración para convertirse en un objetivo. En ese aspecto, Munúa tiene una frase de cabecera que no se cansó de repetir en todo este tiempo: "vamos por más". Lo hizo, mientras se pudo.
El plantel rojiblanco pernoctó en Buenos Aires y este domingo a la tardecita se trasladará vía aérea a San Miguel de Tucumán para enfrentar el lunes a las 21.30 a Atlético, que malogró una notable oportunidad el jueves para seguir en carrera (empató con Central y marró un penal en tiempo de descuento).
Franco Calderón llegó a las cinco amarillas y se quedará afuera del compromiso de este lunes, razón por la cuál seguramente Agüero y Corvalán serían los integrantes de la dupla central, salvo que Munúa apueste por el juvenil Balbo. De todos modos, la vuelta del capitán (Corvalán) se dará, ya sea para jugar de central o para hacerlo de lateral por izquierda, donde el viernes jugó Esquivel.
Del medio hacia arriba se avizoran modificaciones. Por ejemplo, la vuelta de Juan Ignacio Nardoni al equipo y quizás algún cambio más, tanto en ese sector como en el ataque.
"Estamos dando pelea y vamos a seguir dándola para seguir peleando el campeonato hasta el final. El poder de la ilusión es el que nos trajo fecha tras fecha a este partido. Vamos a seguir con ese poder de la ilusión. Tener esa fuerza para que nuestro equipo, si bien está cansado física y mentalmente, dar ese último empujón", subrayó Lucas Pusineri, el entrenador de Atlético Tucumán, rival tatengue este lunes.
"La meta está muy cerca, estamos en el camino que queríamos: tener química con la gente, entre el cuerpo técnico y los futbolistas y los futbolistas entre sí también", señaló el DT tucumano luego del empate ante Rosario Central, en el que reconoció el cansancio físico y mental de sus jugadores.
Finalmente, les dejó un mensaje a los hinchas y una pista clara sobre su futuro: "Hay un momento que es muy bueno, más allá del resultado, lo que se está gestando en esta institución que esperemos eso continúe. El agradecimiento a mis futbolistas por el esfuerzo realizado, y a los hinchas por colmar todos los partidos que hemos disputado acá, por meter esa presión, por ser una fiesta siempre. Eso merece un agradecimiento de parte de todos", remató.
¿Cuáles son las chances de Atlético para ser campeón?: tiene 45 puntos, le quedan Unión de local y Defensa de visitante. Si saca seis puntos (51), necesita que Racing no sume cuatro o Boca tres en tres partidos para forzar el desempate. Para ser campeón: que Racing no sume más de tres y Boca más de dos.