Martes 28.2.2023
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Nadie lo confirma. Desde la secretaría técnica se llamaron a silencio y los dirigentes, que mantuvieron varias reuniones en un agitado inicio de semana, debaten qué hacer en varios frentes que tienen que ver con lo futbolístico. El respaldo o no al entrenador, Gustavo Munúa, es lo urgente; pero a esto se le agregó otro tema: la estabilidad de la secretaría técnica integrada por Roberto Battión y Esteban Amut.
Los postulados del proyecto futbolístico de Unión arrancaron a partir de la contratación de esta secretaría técnica, que en el inicio también contó con la participación de Alejandro Limia. Ellos fueron los que tomaron la decisión de la salida de Azconzábal (se fue en muy buenos términos) y la contratación de Gustavo Munúa, más allá de que Pablo Repetto fue el primer elegido.
La convivencia, más allá de avatares lógicos en un ambiente inestable y cambiante como es el del fútbol, fue muy buena. Cuando finalizó la Liga Profesional del año pasado (últimos días de octubre), el veredicto de la secretaría técnica fue contundente: hay que renovar el vínculo con el entrenador. No se amparaban tanto en los resultados (que ya por ese entonces no eran buenos), sino en el análisis global de todo lo que se hizo durante el año. Evidentemente, la secretaría técnica observaba, en el trabajo del técnico, el cumplimiento de aquellos postulados básicos del proyecto.
Se dio un punto de corte o de quiebre en la relación con Munúa a principios de año. No se puede establecer exactamente ni el cuándo ni el por qué, pero la convivencia ya no fue la misma. Ni desde la secretaría técnica se dijo algo ni tampoco el entrenador echó leña al fuego. “De ese tema no voy a hablar”, señaló Munúa en las dos o tres ocasiones que se le preguntó, disipando cualquier tipo de declaración, gesto o palabra que pudiere agravar el cuadro de situación.
El rojiblanco aún no logra cosechar un triunfo. Crédito: Matías NápoliEs muy posible que a partir de ese momento también haya cambiado la lupa con la que la secretaría técnica observaba el trabajo. Está claro que el arranque del torneo y los resultados contribuyeron a eso. “En los dos torneos anteriores, los arranques de Munúa fueron muy buenos; esta vez, eso no se dio. Evidentemente, esto podría ser un detonante que no le haya cerrado a nadie”, comentan los allegados a la dirigencia. Los cinco partidos sin victorias en este inicio de certamen acrecentaron el malhumor generalizado y pusieron otra vez en la palestra el mal cierre del año pasado. En lugar de taparlos (a los malos resultados), hicieron que reaparezcan y con más fuerza que nunca.
La realidad es que la secretaría técnica, que fue consultada y que estuvo presente en todos los partidos (incluso el del sábado en Buenos Aires ante San Lorenzo), dio su veredicto contundente y fue el de interrumpir el proceso con la destitución del entrenador.
Pero al margen de ello, se dieron algunas situaciones que también se “llevaron puesta” la confianza mutua que se generaba en la relación dirigentes-secretaría técnica. Por ello, la continuidad de Battión-Amut también está muy cerca de ser interrumpida.