Unión sigue con los problemas de siempre: ¿es hora de cambiar?
El Kily se respalda en la solidez de la línea de cinco, pero viene perdiendo claridad paa generar situaciones y le cuesta horrores marcar goles. Desmontar el sistema defensivo y agregar un volante con juego: ¿más problema o la solución?
El Kily mira hacia la horizonte para ver si puede encontrar soluciones a las falencias del equipo. La sumatoria no es para nada mala, pero contra Racing logró un nivel de juego que no pudo repetir en los partidos siguientes. Coincide en las complicaciones por la falta de gol. Crédito: Matías Nápoli
En la Copa de la Liga anterior, salvo ante Estudiantes (marcó tres goles), Unión, a lo sumo, hizo un gol en cada partido. A veces le alcanzó para ganar (caso Sarmiento o Tigre), a veces para empatar y también para perder (la goleada en contra ante Belgrano). Pero la conclusión fue muy clara: al equipo le faltó gol.
Si se parte de la base de que quiénes tienen el deber de convertir son los delanteros, aunque no sean los únicos, la conclusión baja rápidamente: exceptuando a Gamba, que recién lleva tres partidos en el club, Morales no convierte desde la tercera fecha del torneo pasado y Orsini apenas marcó un gol. Y son los delanteros que tuvieron más rodaje, con un Domina al que se le exigió un trabajo más sacrificado y terminó jugando de carrilero por derecha en el último partido, ante Tigre.
Pero el problema no empieza y termina en la falta de gol, exclusivamente. Unión ha perdido esa capacidad de generar jugadas de peligro que antes tenía. Con Munúa, era una "máquina de errar goles", pero creaba situaciones. Con el Gallego Méndez empezó a mermar pero tuvo la mejor racha de los últimos tiempos (4 victorias y 2 empates en 6 partidos) que lograron acomodarlo en la tabla, por más que luego haya sufrido hasta el final. Y con el Kily, amenaza más de lo que concreta.
Decía en el comentario del empate ante San Lorenzo, que "no sólo hay que ser, sino parecer". ¿Qué se quiere decir con esto?, que Unión se ufana de ser un equipo protagonista, que no se mete atrás y sale a atacar contra cualquiera y en todas las canchas. Desde la planificación y desde la idea general, nada más cierto que eso, pero a la "hora de los bifes", al equipo le cuesta horrores materializarlo. No es lo que pregona ser.
Mauro Luna Diale se debate a veces en soledad en el armado de juego. Necesita un poco más de compañía. Crédito: Matías Nápoli
Menos mal que la defensa sigue siendo sólida y confiable. La línea de cinco que en su momento armó el Gallego Méndez -con otros intérpretes que ya no están- para que el equipo no sea permeable y solidificarse de atrás hacia arriba, fue heredada y mantenida por el Kily. Unión nunca abandonó el 5-3-2, salvo en el último partido ante Tigre, cuando armó una especie de 4-4-2, con Domina abierto por derecha y Zenón sumándose al mediocampo, por izquierda, recibiendo el respaldo siempre eficaz de Corvalán, el jugador híper regular que tiene este equipo.
Uno de los problemas es la falta de eficacia de los delanteros, pero la pregunta surge espontánea: ¿tienen situaciones para convertir goles?. Sí, las tienen. Pero antes eran más contínuas, más frecuentes, hoy se hicieron bastante esporádicas. La realidad es que a Unión le cuesta generar jugadas de peligro y aquí hay un problema que se traslada al resto del equipo. Porque todos son responsables. Se ha perdido frescura con la ida de Zenón, que aportaba desequilibrio en ese ida y vuelta constante por el carril izquierdo. Pero al margen de ello, la gestación de juego en el mediocampo no es suficiente.
¿Por qué pasa esto?, 1) porque Luna Diale es el único capaz de sacarse una marca de encima o de aparecer por sorpresa a las espaldas de los volantes rivales; 2) porque falta un socio futbolístico con el que pueda "dialogar el mismo idioma"; 3) porque ya el equipo ha perdido, en el movimiento colectivo, esa capacidad para generarle sorpresas al rival.
El mejor momento de Unión en este 2024 fue el primer tiempo con Racing. Jugó bien, se puso en ventaja y creó situaciones. En el segundo tiempo siguió controlando el trámite y debió aprovechar los espacios y el adelantamiento del rival, pero no lo hizo. Algo de eso se repitió en la primera media hora del segundo tiempo con Estudiantes, cuando fue netamente superior, pero no lo supo liquidar. El mismo Domínguez, técnico "pincha", lo reconoció: "Era un partido tan cerrado que el que hacía el gol ganaba, porque el rival no se lo iba a poder empatar". Y así sucedió. Lo hizo Estudiantes, pero lo pudo hacer Unión. Y hasta lo mereció. Con San Lorenzo, sufrió en el primer tiempo y lo emparejó en el segundo. Así como el primer tiempo con Racing fue lo más destacado, el primer tiempo con San Lorenzo fue lo más flojo. La reacción llegó, pero sólo alcanzó para cosechar un punto. Otra vez estuvo lejos del gol.
Para ser claros y ya que hablamos de cosecha de puntos: que Unión haya arrancado con 4 puntos sobre 9 y habiendo jugado dos partidos de visitante ante dos grandes con pretensiones de protagonismo como Racing y San Lorenzo, no está nada mal. Ocurre que no sólo hay que analizar resultados, sino también juego. Que es lo que, en definitiva, se convierte en la causa de un resultado. Y en este aspecto, Unión necesita cosas que hoy no tiene o le está costando mucho poder mostrarlas.
El "Ataque 77" que ensayó el técnico con Adrián Balboa, seguramente se repetirá este viernes ante Newell's. "Rocky" tuvo una, pero el excelente centro de Vera no logró ser cabeceado por el delantero tatengue. Crédito: Matías Nápoli
Se entiende que el Kily no quiera desarmar la línea de cinco porque se siente seguro y se respalda en ese sector de la cancha, que funciona bien. En el fondo puede dudar si, cambiándola, le llega ocasionar un perjuicio al sistema. Sacar a uno de la línea de cinco para agregar un volante puede ser una alternativa que, al menos, merezca ser analizada. Unión tiene cinco defensores en la línea defensiva, más dos volantes con mayores virtudes para la contención que para el armado del juego, como Mosqueira y Mauro Pittón. Si se le suma al arquero, estamos en ocho jugadores para el armado del sistema defensivo y apenas tres con marcada vocación de ataque (Luna Diale y los dos delanteros). Quizás la presencia de algún otro volante con manejo de pelota y posibilidades de llegada al área rival, le otorguen mayores chances de tener esa profundidad y peligrosidad que hoy le está faltando.
Para cambiar, hay que dejar de hacer lo mismo, dice un viejo dicho. Entiendo al Kily si no quiere cambiar la línea de cinco pues se siente seguro jugando así. Pero lo del equipo se repite partido tras partido. Los comentarios son calcados a la hora de mencionar los aspectos positivos y los negativos. Nadie le discute el orden, la intensidad y el sacrificio físico para llevar adelante el libreto; pero falta claridad en el medio y también adolece de gol. No es de ahora, no es una racha negativa, es algo que se viene repitiendo y no se le encuentra solución.
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