Del “San Mele” de Brítez al orgullo del capitán y la “dedicatoria” de Piazza
El defensor, líder de la pertenencia tatengue, valorizó muchísimo el penal que atajó su arquero. Corvalán recordó su llegada a Unión: “Pensar que me pedían sacar puntito por puntito para salvarnos del descenso” y el dirigente Marcelo Piazza le dedicó el triunfo a su familia, a sus pares y “también a los que no me quieren”.
Del “San Mele” de Brítez al orgullo del capitán y la “dedicatoria” de Piazza
Los corazones estallaban de emoción. Los de los jugadores y también los de los dirigentes. “Juani” Chiapino tenía “más ida y vuelta que Zenón”, coordinando la salida de los jugadores desde el vestuario hacia el micro y tratando de apurar un trámite que se hizo lento porque hubo que esperar a Roldán, que fue el último en irse (lo tuvieron que llevar al aeropuerto en forma particular) porque no podía completar el trámite del antidóping. La cara de felicidad de “Curly” Brasca no se ocultaba y todos contaban que habían hablado con el presidente Spahn (se quedó en Santa Fe) y que hubo momentos de incertidumbre en el partido, sobre todo en el momento en el que Mele atajó el penal.
Andaban por allí los allegados que viajaron en el chárter, como el querido “Turco” Mieres, ex dirigente (“me insistieron y acá estoy… Bah, no me insistieron demasiado”, dijo entre risas) o Tati Luncarini, que no paraban de abrazarse con el resto y de prolongar el festejo más allá del calor sofocante, la transpiración y el deseo de encontrarse con un buen refresco o al menos un aire acondicionado.
El capitán Claudio Corvalán paró su marcha para hablar con el enviado de El Litoral antes de subirse al micro y dijo que “hay que tomar dimensión de todo esto y lo haremos de a poco, seguimos escribiendo de a poquito la historia de Unión, lo sabemos y vamos a ir por más, queremos seguir creciendo y esto que hicimos, ante grandes de Sudamérica como Junior o Fluminense, es algo muy bueno.
El pueblo tatengue está feliz y nosotros estamos muy felices”, dijo Corvalán, quien se acordó “de mi familia, de muchos amigos de Unión emocionados que se mandaban a escribirme o enviarme audios. Estamos en un momento del país complicado y estas alegrías no se viven a menudo, así que estamos orgullosos de habérsela dado a la gente de Unión”.
Claro que el capitán también analizó lo futbolístico y dijo que “golpeamos en los momentos clave, en el mejor pasaje de ellos, Santiago (por Mele) ataja el penal y Álvez hace el segundo. Antes no lo hacíamos a eso y hoy sí: golpeamos fuerte y fue decisivo”. Por último, se refirió a la cinta que lleva en su brazo y dijo que “ser capitán de este equipo es un orgullo, pero no por este resultado, siempre lo fue. Cuando vine acá, me decían que había que sacar puntos para el descenso, había muchos temores. Y hoy estoy orgulloso de esto que estamos viviendo”.
En un diálogo de acérrimos tatengues, Emanuel Brítez charlaba con Luis Nuñez (hincha fanático de Unión que hace más de 20 años que vive en Nueva York y llegó a Colombia exclusivamente para ver al equipo de sus amores), queriendo prolongar todo lo que se podía su permanencia en ese estadio de la gran hazaña. Cuando le dijimos a Brítez que Nuñez, que es entrenador de fútbol, nos había “pintado” el partido tal cuál fue, “saltó” y dijo: “¡Es un brujo!”. Y continuó: “Estamos contentos porque Unión pudo clasificar y yo estoy muy emocionado por los chicos, por la gente que vino y la gente de Santa Fe que debe estar festejando. Golpeamos en los momentos justos, ellos tuvieron una clara pero el penal que ataja Santiago fue decisivo. Y arrancar el segundo y golpear de vuelta, ya fue decisivo”.
También Brítez reconoció que el momento del penal fue el que hizo tambalear un poco el sueño, pero apareció con una ocurrencia: “En el penal pensé que se nos complicaba. Sabíamos de la magnitud de Borja y su calidad y jerarquía, pero apareció ‘San Mele’ y nos salvó”, dijo entre risas.
Otro que no podía ocultar su alegría más allá de su humildad, fue Kevin Zenón. “La idea era que estemos todos juntitos, porque el partido era muy táctico y sabíamos que iba a salir todo bien. Me dolió mucho el tobillo, fue un golpe nada más, pero tuve que salir, nada de qué preocuparse. El del Negro Álvez fue un golazo, tremendo lo que hizo. ¿El mio?, vos sabés que no me acordaba mucho la jugada y la ví recién por televisión, fue lindo. Al arquero no lo ví, sólo veía el arco y cuando lo tenía cerca, se la piqué para asegurar”, dijo el correntino, quien se acordó de los momentos amargos y de esa decisión que parecía tomada de abandonar el fútbol cuando todavía era un adolescente. “No quería saber nada, quería estar en mi casa con mi familia. El que siempre estuvo conmigo fue mi viejo, me dijo que si me quería volver no pasaba nada, pero que esperara hasta el final del año porque estaba en el colegio secundario y había que hacer un lío bárbaro de papeles. Ese fue el momento en el que me convocaron para el plantel de reserva y eso me cambió la cabeza. Pero es verdad: quería largar el fútbol y volverme a mi casa”, dijo casi con lágrimas en los ojos por esos recuerdos que seguramente todavía lastiman un poco, aunque esta emoción y la carrera en ciernes (no tiene techo este pibe) ha cambiado el dolor por expectativa y alegría. “La verdad es que no soy consciente de lo que hicimos… Creo que mis compañeros tampoco”, concluyó Zenón, hasta dando la impresión de “buscar aliados” para una emoción que estallaba por los poros, casi más que la transpiración.
Crédito: Juan Ignacio Vittori
Un dirigente de “mil batallas” es Marcelo Piazza. Uno lo recuerda en aquella subcomisión de fútbol en tiempos de la búsqueda desesperada de la vuelta a Primera, con Lamas, Zin y Más, viajando por todo el país para acompañar al equipo y para estar en todos los detalles. Piazza es un dirigente que no para de servir al club. Se ocupa de la atención de los árbitros (no sólo los de Primera que llegan a Santa Fe, sino también de los que vienen a dirigir los partidos de inferiores). Los busca, los acompaña y eso le permitió una consideración y una valoración que pocos dirigentes tienen en el fútbol argentino, algo similar a lo que en algún momento ocurría con el inolvidable Nelson Fessia en Unión. Pero además, está muy cerca del plantel y los jugadores lo valoran y creen en él, algo indispensable y valioso para cualquier dirigente. Charlamos antes y después del partido con Piazza, pero en el final de la charla se descargó: “Dejame decir dos cosas: la primera es agradecerle a mi familia que me banca y a esta comisión directiva que ha sido golpeada de todos lados y seguimos en pie. Y lo segundo, dedicarle también esta victoria a los que no me quieren”.
Y siguió: “Estoy emocionado… La verdad es que no les tengo bronca a los que hablan mal de mí o me persiguen con acusaciones. Yo estoy muy curtido y me la banco, pero lastiman a la gente que está cerca de uno, los golpes para ellos son muy dolorosos. Por eso, para ellos, para los que no me quieren, espero que sepan disfrutar de esta victoria y de este momento que vive el club”.