Sarmiento tapó bastante los laterales, achicó bien los espacios del medio hacia atrás y al equipo del Vasco le faltó soltura y más "desorden dentro del orden" para complicar al rival. No le hacen goles, pero tampoco los hace.
Manuel Fabatía Imanol Machuca tuvo dos oportunidades claras, una en cada tiempo. La del primer tiempo fue un mano a mano que remató a las piernas del arquero; la del segundo fue esta de la foto, que terminó errándole al arco.
Sarmiento no fue tan mezquino como Newell's, pero le creó el mismo problema a Unión. Y frente a ello, no hubo respuesta. Demasiado esquematizado, sin sorpresa, dependiendo de lo que pueda elaborarse por los laterales pero sin peso en el área rival. Eso fue Unión. Mejor dicho, eso es Unión. No le hacen goles, pero tampoco los hace. Y a la salida prolija desde el fondo, que sigue con un relativo buen trato de pelota en el medio, no se le agrega calidad, soltura y creatividad del medio hacia arriba. Al menos en este pasaje del torneo, donde evidentemente ya le están tomando el tiempo a Unión.
Sarmiento se plantó con dos líneas de cuatro, más Quiroga flotando delante de esa línea de volantes y Torres arriba. Interesante cuando avanzó por izquierda, donde la dupla Alaniz-Borasi le creó problemas a Vera. Del medio hacia adelante, lo de Unión fue repetitivo, con movimientos muy esquematizados. La jugada más clara (en realidad la única en el primer tiempo), fue un mano a mano de Machuca que tapó Ferrero. Y punto en el primer tiempo, salvo un remate de Zenón que sacó el arquero. Demasiado poco. Y gran parte de la culpa fue de Unión, sobre todo porque nadie se escapó del libreto, algo que, por ejemplo, hizo Borgnino cuando entró en el segundo tiempo.
Más activo Peñailillo por izquierda, más preocupado Vera por derecha por esa subida constante que se producía por su sector, Unión dependió demasiado del juego por los laterales, pero no encontró un enlace adecuado por el sector central. Quizás fue lo que le pudo haber faltado a Cañete. Es decir, ganar más las espaldas de Vázquez y Bravo para, inclusive, intentar aprovechar su buen remate de media distancia. Así, el partido se fue haciendo intenso en el desarrollo pero con muy pocas luces.
Es posible que ese intento final de Azconzábal, cuando refrescó el equipo del medio hacia arriba con los ingresos de González primero y de Márquez e Insaurralde después, se haya tenido que producir un poco antes. Al menos, sumar gente adentro del área para buscar, por insistente, el error del rival y tratar de capitalizarlo. Así, de esa manera, la tuvo García sobre el final, cuando Blasi le puso un centro a la cabeza y su disparo se fue apenas por arriba del travesaño. Y también Machuca, cuando le entró mal a una pelota que le había quedado a su merced, a media altura y desde una buena posición para convertir.
Sin zozobras en el fondo (Sarmiento fue un poco más peligroso en el primer tiempo que en el segundo), Unión no supo generar el peligro adecuado para desequilibrar a un rival que jamás perdió la compostura. Faltó encarar más, faltó generar mayores encuentros por adentro y cuando se produjeron los desbordes por afuera, también faltó la contundencia suficiente para aprovechar y marcar.
Estos dos partidos le han dado sobradas pruebas de lo complicado que resulta, para Unión, descifrar a esos rivales que lo complican tapándole los laterales y esperando más que arriesgando. Quizás se encuentre con otra clase de rivales, más fuertes en cuanto a su potencial, pero que le generen mayores espacios y no le jueguen con tantos cuidados.
Manuel Fabatía Un argumento repetido, que se dio más en el primer tiempo que en el segundo: el desborde por afuera de Peñailillo y el centro que no fue bien capitalizado adentro del área.
Un argumento repetido, que se dio más en el primer tiempo que en el segundo: el desborde por afuera de Peñailillo y el centro que no fue bien capitalizado adentro del área. Foto: Manuel Fabatía
En los últimos cuatro partidos, a Unión le marcaron sólo un gol (el que le hizo Gimnasia). Esto podría verse como un aspecto positivo teniendo en cuenta que uno de los aspectos deficitarios de este equipo era, precisamente, el sistema defensivo. También es cierto que lo atacaron poco. Al menos en los últimos dos partidos. Pero a medida que se fueron solucionando -en teoría- los problemas defensivos, aparecieron los contratiempos arriba.
Unión es un equipo intenso, que derrocha energía y que intenta, con ello, desgastar al rival. Obliga, eso es indiscutible. La cuestión es que cuando le regalan protagonismo, le quitan espacios y lo controlan por afuera, se queda sin argumentos. Pasó con Newell's, donde mereció más; y también pasó anoche, donde también mereció un poco más, aún sin jugar un buen partido (lejos estuvo de hacerlo).
Dos ex
Estuvieron en el estadio dos ex jugadores de Unión. Luciano Zavagno, en quién se pensó para ocupar el cargo de secretario deportivo pero que está comprometido con el Manchester City y se le hace imposible aceptarlo, se encontró en la platea alta del 15 de Abril con Raúl Armando, quien dejó de pertenecer al cuerpo técnico de Darío Kudelka y esperará la oportunidad de largarse solo como entrenador o de sumarse como ayudante de campo de algún técnico.
Invicto
La campaña de Unión, con dos victorias y cinco empates, es similar a la de 2015 con Leonardo Madelón como entrenador. El mejor comienzo se dio en el Nacional de 1978, cuando ganó cinco partidos y empató dos en las primeras siete fechas.