Unión va en búsqueda de su propia “Revolución de Mayo”
A las 19.30 de Colombia (las 21.30 de Argentina), el equipo de Munúa quiere tener su momento de gloria en la lejana Barranquilla. Sólo un resultado lo mantiene en carrera y es la victoria.
El Tate quiere hacer historia este jueves: a todo o nada ante Junior en Colombia. / Flavio Raina
El fútbol ha escrito mil historias de hazañas, batacazos y grandes sorpresas. No se reduce todo exclusivamente al Maracanazo o a aquélla remontada increíble del Liverpool ante el Barcelona de Messi. Ese día, Klopp se paró ante sus jugadores y les dijo: “Yo sé que es imposible, pero tratándose de ustedes creo que hay una oportunidad”. Y fue así. Ganaron 4 a 0 y se clasificaron semifinalistas de aquélla Champions de 2019. Son mil historias (o miles y miles seguramente en la historia del fútbol mundial) de esas epopeyas que parecen muy difíciles, con todo en contra pero con ese porcentaje, aunque sea ínfimo, reservado para aquéllos que quieren “convertirse en héroes”.
Unión juega esta final ante Junior con muchísimas cosas en contra:
• 1) Dos de tres resultados favorecen al rival. A Unión sólo le queda ganar para lograr la clasificación. ¿Depende de sí mismo?, sí, es así. Pero la dependencia es pura y exclusiva propiedad de la victoria.
• 2) La eficacia de Junior jugando de local es altísima (supera el 80 por ciento); la de Unión de visitante es muy baja (salvo el partido con Oriente Petrolero, le ha costado mucho ganar afuera si sumamos los partidos del torneo local.
• 3) El presupuesto es diametralmente opuesto. “Junior está entre los equipos que mejor paga en el fútbol colombiano. Está gerenciado y su actual presidente, Alejandro Arteta, paga muy bien. Un jugador top, puede llegar a ganar unos 200 mil dólares mensuales”, confiaron algunos colegas colombianos. Eso contrasta con un Unión que mueve su presupuesto alrededor del dinero que ingresa por los derechos de TV, una ecuación que pocos sostienen en el fútbol argentino y por eso la frase de rigor que se escucha de boca de muchísimos dirigentes: “Para equilibrar el presupuesto, se hace indispensable vender dos jugadores por año”.
¿Qué tiene Unión a su favor?, el “hambre de gloria” de sus jugadores, el hecho de que medio equipo está integrado por chicos que “aprendieron a gatear” en los pasillos del club y que ellos saben que esta es la gran oportunidad (al menos, la primera) que les ha puesto el fútbol para conseguir ese enorme objetivo de “convertirse en héroes”.
Muchos pensarán que esa pertenencia de estos chicos es un arma de doble filo: también la inexperiencia les puede pesar. En ese aspecto, la salida de un jugador como Diego Polenta es clave y preocupante. Quizás en lo defensivo se logre acomodar, porque la dupla Calderón-Brítez funcionó. Pero Polenta es un jugador que transmite otras cosas, más allá de sus dotes de defensor y esa salida limpia que aporta desde el fondo y que surge de una pierna zurda que lo convierte en en un jugador que no es el prototipo del defensor, muchas veces expeditivo cuando tiene que resolver con la pelota en los pies. Munúa debe estar haciendo la procesión por dentro, ya que por fuera se tiene fe en que la ausencia no se notará. Y ojalá que tenga razón, por más que el técnico avisa que hay que prepararse para superar momentos del partido en los que su equipo no se sentirá cómodo.
Pero el fútbol tiene estos momentos que se convierten en bisagra en la carrera de un jugador. Corvalán dijo que “este es el partido más importante de mi carrera”. Y no lo dice solamente el capitán, sino que lo dice alguien que no empezó a jugar ayer. Y con más razón, Corvalán debe saber de la importancia de afrontar un partido de esta naturaleza en este grupo que sin dudas ha sido complicado y en el que el gran mérito de Unión es haber llegado, teniendo el presupuesto más bajo (seguramente de todos, incluido Oriente Petrolero) a depender de sí mismo en el último y decisivo partido.
Ante Fluminense, hubo momentos en los que el equipo sintió el partido. La exagerada tenencia y manejo de la pelota, sumado al andar cansino y de lentitud exasperante y falta de ambición de los brasileños, llevó el partido a un terreno poco conveniente para Unión. Recién en el final, se vio al equipo impetuoso, vertical y agresivo que fue a buscar los tres puntos. Fue el único momento en el que Fluminense lo dejó; o mejor dicho, el único en el que Unión logró imponer lo suyo.
Veremos esta vez. Cancha difícil, rival complicado, clima adverso en las tribunas y sólo un resultado que lo favorece. La mitad del vaso vacío es la que dice que es muy complicado; la mitad del vaso lleno es la que invita a la hazaña y a hacer historia.
11 Tatengues
Con una salvedad en el mediocampo, sería con Mele; Vera, Calderón, Brítez y Corvalán; Machuca, Roldán o Nardoni, Portillo y Zenón; Luna Diale y Álvez.
11 “Tiburones”
Viera; Viáfara, Rosero, Simarra y Fuentes; Moreno y Giraldo; Albornoz, Cabrera e Hinostroza; Borja.
¿Estará lleno?
Algunos se aventuran a decir que irán 30 mil colombianos al Metropolitano Roberto Meléndez, o sea un 70 por ciento de su capacidad. Otros son más cautos. “El día de semana y el horario no es lo más cómodo. La gente está regresando a sus casas a esa hora y eso complica la asistencia al estadio. Si fuese fin de semana, sábado o domingo, se llena. Pero es jueves y va a ser difícil ver el estadio colmado”, señalan.