Unión volvió del infierno y va a la casa del Diablo
El Tate, que superó las tres derrotas seguidas con dos victorias sanadoras, se la juega en el Libertadores de América. El “Kily” y una duda importante para reemplazar a Bruno Pitton.
Unión volvió del infierno y va a la casa del Diablo
Con dos victorias al hilo (Gimnasia sobre la hora y Newell’s al trotecito), el Unión del “Kily” Cristian Alberto González volvió con vida de ese infierno que marcaron las tres derrotas al hilo y que le mueven la estantería a cualquier equipo en el fútbol argentino. Los seis puntos de seis jugados, lo ponen al Tate tercero en la tabla, adentro de la Sudamericana y acariciando la Libertadores del año que viene. Ahora, con ese empuje, visitará este martes a las 21 a un cuestionado Independiente en la casa del mismo Diablo, con la sensible baja del referente Bruno Pitton, increíblemente lesionado con un choque con un propio compañero (Nicolás Orsini) y con fractura de maxilar que lo saca de las canchas por varias semanas.
El “Kily”, post Newell’s, habló de la sinceridad “física” de los jugadores en medio de la seguidilla: otra vez jugará dos partidos en cinco días (martes Avellaneda y el sábado con los tucumanos). “Tendrá que jugar el que esté mejor, no tenemos recambio y quiero a los jugadores al cien”, fue la clara idea del DT.
La única duda, de no ocurrir nada raro, es elegir al reemplazante de Bruno Pitton. Las dos opciones son, desde lo técnico, distintas y distantes.
Por un lado, el que más viene jugando desde la banca es Mateo Del Blanco, un jugador con buenas condiciones para atacar, interesante pegada y livianito, pero al que le cuesta el retroceso y las coberturas a su espalda con pelotas cruzadas. Lo mejor de Del Blanco, su ambición ofensiva: le puso la pelota servida en el pie para el gol de Nicolás Orsini.
Bruno Pittón, clave en el gol de su hermano Mauro, sufrió un choque con Nicolás Orsini y se fracturó el maxilar. Crédito: Manuel Fabatía
Por el otro, Valentín Fascendini, ex Boca, un zaguero tirado a la raya. Como contrapartida a lo que pasa con Del Blanco, asegura marca, buen juego áereo y seguridad para esa línea de cinco. Lo más complicado: que pueda darle salida como Bruno o Mateo a la zona de la raya izquierda.
A Unión, desde el vamos (inhibido y sin refuerzos con dos titulares vendidos en el último mercado), le faltan muchas cosas pero le sobra corazón, alma y compromiso del grupo con el DT. Lo mejor que tiene el equipo es lo anímico que transmite y contagia el “Kily” González. Desde el banco, el entrenador lo agranda como pocos a este Unión tercero.
Del lado del rival de turno, Independiente de Avellaneda, fueron horas complicadas las previas al partido contra el Tate. Por un lado, después de empatar con el limitado Sarmiento de Junín en el Eva Perón, el entrenador Julio Vaccari expresó: "Fue el peor partido desde que estoy en el club. No hay más análisis. No hay evolución ni involución. Fuimos un desastre. Siempre existe la chance de cambiar el sistema. Ahora me subo al micro y ya analizo a Unión".
El Kily González se recuperó tras las derrotas consecutivas. Crédito: Manuel Fabatía
A las pocas horas de ese papelón en Junín, Independiente volvió a sumar problemas antes de Unión. Apenas terminó la práctica post Junín, en Villa Domínico, tres camionetas y otros tantos autos que esperaban al borde del acceso sudeste arrancaron para el portón lateral del predio deportivo que tiene allí Independiente. Como si hubieran recibido la señal divina de alguien de adentro, la cúpula de la barra brava del Rojo comandada por Mario Nadalich y Juan Ignacio Lencziki, y otros 25 barras más que estaban agazapados, fueron ingresando al predio.
La media mañana lluviosa no daba para pensar que iban a hacer un asado o festejar un cumpleaños de algún miembro del paravalancha. Sino que iban a hacer lo que finalmente sucedió: apretar al plantel de una forma que según quien lo cuente fue muy violenta o en mejores términos. Y bajo una frase que retumbó por toda Avellaneda: “Dejen la joda y empiecen a ganar porque si no la próxima vez no hablamos, actuamos”.
La situación, súper tensa, tomó de sorpresa a los jugadores y los únicos que trataron de ponerle paños fríos a la situación hablando e intentando bajar el tono de confrontación fueron los más grandes, entre ellos los más respetados por los hinchas como el arquero Rodrigo Rey y Federico Mancuello.
Pero la amenaza se extendía sobre todos y apuntaba claramente a las últimas apariciones públicas de varios futbolistas a los que en su día libre se los vio paseando en un yate con varias influencers lo que generó un escándalo de proporciones y el castigo de salir del primer equipo para Diego Tarzia y Marco Pellegrino.
Con ese clima, raro y pesado, Independiente saldrá este martes a jugar “muy presionado” ante Unión, incluso con el plus de su vecino (Racing) finalista de la Copa Sudamericana.
Unión, que volvió del infierno (tres derrotas al hilo) y viene de dos alegrías seguidas, va a la casa del Diablo. De paso, aunque parezca un juego de palabras, el Unión del “Kily” va la caza del Diablo.
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