En las últimas semanas, a través de las redes sociales, se hizo conocida la historia de Dylan Villanueva: un pequeño de 12 años que pasó la mitad de su vida estudiando violín. En su visita a El Litoral, el joven expresó que “la música es algo hermoso que me permite vivir experiencias increíbles” y aseguró que seguirá su carrera musical en la Escuela Provincial de Música N° 9901.
Dylan descubrió su pasión gracias al proyecto municipal denominado “SOS Música”, y si bien el caso se hizo muy visible por la particularidad de su destreza, en el Programa hay muchísimos alumnos a los que la música también les ha sido significativa, aunque no hayan tenido la misma trascendencia mediática.
El SOS comenzó hace 12 años y cuenta actualmente con 8 núcleos distribuidos en Cabaña Leiva, Barranquitas, Las Flores, Alto Verde, El Pozo, Guadalupe Oeste, Yapeyú y Santa Rosa de Lima. Los últimos dos son específicos de instrumentos de percusión y viento (metal y madera), mientras que los seis restantes están enfocados en cuerda frotada.
En diálogo con este diario, Dorcas Lacuadra (Coordinadora Pedagógica del SOS) y Patricia Hein (Asistente Ejecutiva de Programas Socioculturales) aseguraron que “con el programa, estamos garantizando el derecho a la educación musical”.
Según explicaron, los chicos llegan al proyecto sin saber nada de música. Se hace una reunión, generalmente conciertos o muestras con la orquesta, en donde se les muestran los instrumentos para que ellos puedan decidir cuál quieren estudiar. Luego de la inscripción, comienzan las clases individuales, audioperceptivas y en conjunto.
El Litoral
Dylan Villanueva. Foto: El Litoral
Cada núcleo tiene su “orquestita”, las cuales nutren a una Orquesta General del SOS, que funciona con alumnos más avanzados: aquellos vienen tocando hace más tiempo o tienen mejor nivel. Actualmente está formada por 23 jóvenes, y dirigida por Matías Bustafán.
“ Para mí lo más valioso, lo fundamental y el objetivo principal del Proyecto es la inclusión. Utilizando la música como ‘excusa’, los chicos de los barrios un poco más desfavorecidos de Santa Fe pueden salir de su rutina diaria y conocer otra realidad” valoró Bustafán en diálogo con este medio.
La educación musical es una herramienta que potencia habilidades sociales cognitiva, motriz, emocional y socialmente, a quienes deciden emprender ese arduo pero fascinante camino de aprendizajes.
Flavio Raina Dorcas Lacuadra (Coordinadora Pedagógica) y Patricia Hein (Asistente Ejecutiva de Programas Socioculturales)
Dorcas Lacuadra (ex Coordinadora Pedagógica) y Patricia Hein (actual Asistente Ejecutiva de Programas Socioculturales)Foto: Flavio Raina
Para Hein y Lacuadra, las políticas públicas de este estilo, acercan el arte a los sectores de la sociedad a los que, de otra manera, se les haría muy difícil acceder.
El SOS Música construye ciudadanía. “Son experiencias que contribuyen al desarrollo de la socioafectividad. En una sociedad tan violenta como la nuestra, brindar una herramienta de este calibre es muy importante, no sólo para el niño. Se replica en la familia, en la escuela, en el barrio. Se va multiplicando y el impacto llega a ser inmensurable” señalaron.
Por el programa pasaron y pasan personas a las que la música cambió. Lo positivo de sus resultados está a la vista: este año, 43 niñas y niños manifestaron el deseo de continuar sus estudios musicales en el Liceo Municipal, y el SOS fue el responsable de formarlos para rendir el ingreso.
Gentileza
Orquesta del SOS Música. Foto: Gentileza
Lacuadra sostiene que lo más valioso reside en la cantidad inmensa de instrumentistas que el proyecto aportó a nuestra ciudad. “Las escuelas de música incrementaron considerablemente sus matrículas, principalmente en violín, luego cello, después contrabajo y por último viola” y eso tiene estrecha relación con la garantía de que, en los barrios, está garantizado el acceso a este tipo de oportunidades, sin distinción de género y de manera totalmente gratuita.
Los instrumentos los provee principalmente la Municipalidad de Santa Fe, quien se los entrega en “comodato” a sus alumnos. Mientras sigan estudiando, disponen del instrumento para que puedan desde practicar en sus hogares, asistir a clases o participar de conciertos y muestras. Cuando un chico deja o termina, el instrumento vuelve a la Municipalidad, quien a su vez costea el mantenimiento y la reparación de los mismos.
Gentileza
Foto: Gentileza
Para Hein, el aprendizaje de un instrumento musical tiene consecuencias muy favorables en la construcción de valores, autoestima y confianza, ya que los forma en hábitos, esfuerzo y escucha. “Para que te salga algo con un instrumento, no hay ‘atajos’, es sentarse y practicar. Eso forma carácter” añade Dorcas.
Desde la nueva gestión garantizan la continuidad del proyecto. En esta etapa de transición se está desarrollando un diagnóstico para, sobre eso, proyectar acciones futuras. Las inscripciones se realizan en marzo, y se puede conocer más sobre el Proyecto haciendo click acá.