Este 5 de noviembre se conmemora el Día Internacional contra la violencia y el acoso en la escuela, incluido el ciberacoso, que este año producto de la pandemia pasó al centro de la escena al suspenderse las clases presenciales.
La ONG Hablemos de Bullying advierte que las situaciones de violencia a través de redes sociales e incluso en las clases virtuales. Aconsejan el acercamiento de los adultos y ponen foco en las "familias protectoras".
Este 5 de noviembre se conmemora el Día Internacional contra la violencia y el acoso en la escuela, incluido el ciberacoso, que este año producto de la pandemia pasó al centro de la escena al suspenderse las clases presenciales.
"Se han trasladado las situaciones de bullying al ámbito de las redes sociales. Los estudios nos dicen que el 80% de los casos de ciberbullying tienen un inicio en lo presencial, es decir en la escuela, no es que surgen de las redes sociales", analizó Pablo Mainer, presidente de la ONG "Hablemos de Bullying", en una entrevista con El Litoral, y agregó: "Lo que vemos en un chico que sufre bullying es la soledad, imaginate el combo que es para la salud mental esta situación de sentirse solos por el acoso y a la vez están aislados, entonces es una situación muy difícil para los chicos", observó Mainer.
Las restricciones para circular y el mayor tiempo en casa que generó la cuarentena, hizo que las conductas diarias y la forma de relacionarse sean diferentes a las convencionales, o a la que se estaba acostumbrado. "Hoy la socialización de niños y adolescentes pasó a ser a través de internet, por lo que ha habido diferentes situaciones. Por ejemplo en las clases por Zoom, muchos docentes obligan a los chicos a prender las cámaras y eso hace que quienes sufren bullying no quieran prender la cámara, porque quizás en estos meses vivenciaron cambios en su cuerpo o no quieren mostrar su casa; o saben que van a sacar capturas de pantalla y después con eso se van a burlar", ejemplificó Mainer. Al mismo tiempo indicó que del otro lado de la pantalla está el docente, es decir que no está cara-cara para tener la oportunidad de interceder ante estas situaciones.
Ante estas situaciones lamentables que suceden y que muchas veces son obviadas o no tenidas en cuenta, El Litoral consultó qué se aconseja en estos casos de ciberacoso: "El docente en muchos casos no tiene las herramientas para conocer cuál es la realidad de ese curso, algunos docentes por primera vez están al frente de esos alumnos y no los conocen, por eso es muy importante el rol de la familia, quienes tienen que observar el comportamiento de sus hijos y preguntarse: ¿mi hijo está en clases; prende la cámara; se queda dormida y evitar estar en clases?; tratar de ver esos comportamientos es fundamental", respondió el especialista.
"Las familias ahora tienen los roles cambiados y pasaron a ser ´papás docentes` y están con la escuela y el trabajo, y son ellos quienes se deben hacer cargo del problema, y los chicos también están desorientados", admitió el referente de la ONG santafesina.
Ante estos cambios que obligó la pandemia y la suspensión de las clases presenciales, desde Hablemos de Bullying proponen poner el foco en el concepto de "familias protectoras".
Estas familias se caracterizan por la disponibilidad afectiva. Son familias que habilitan la expresión emocional de sus miembros. Son afectuosos pero también son coherentes con la puesta de límites y exigencias. Los padres mantienen una relación cálida, afectuosa y comunicativa con sus hijos, lo que permite que los hijos puedan hablar cuando algo les sucede.
"Si los chicos son criados en familias protectoras seguramente después no sean hostigadores. Esto no es una regla exacta, pero sí son factores de riesgo y protección. Por ejemplo, si tenemos una familia que habla de las emociones, de lo que pasa en la escuela, dice que no está mal llorar, y buscan el diálogo, difícilmente sean chicos que no se animen a contar lo que les pasa o sean chicos que necesiten la violencia para expresar lo que les pasa, por eso nuestras capacitaciones no son solamente para docentes, sino también para las familias", concluyó el presidente de Hablemos de Bullying.
Desde la ONG destacaron en una serie de ítems, cómo se puede reconocer una familia protectora:
-Los adultos se animan a mirarse y revisar sus conductas, sabiendo que mucho de lo que hacen tiene raíz en cómo han sido criados, en su historia; y reconociendo así, aquello que quieren cambiar por y para sus hijos.
-Todos los miembros de la familia, adultos y niños, son tratados en el mismo contexto de respeto, partiendo de la pregunta: "¿a mí me gustaría que me traten o me hablen de este modo?".
-Las emociones son validadas, reconocidas, "habladas". No hay temor frente al mostrarse vulnerable, los adultos se animan a decir cómo se sienten y a modelar a sus hijos cómo se regulan cuando esa emoción los invade.
-Reconocen al límite como un aliado, como un marco que va a permitir a los niños explorar de manera segura, sintiéndose queridos y protegidos por sus adultos de referencia.
-Buscan crear momentos compartidos de calidad, sabiendo que a veces el tiempo que tienen para compartir es poco, se esfuerzan porque sea realmente bueno. Los adultos se implican de cuerpo completo y proponen actividades que toda la familia pueda compartir y disfrutar.
-El diálogo familiar es propuesto y defendido por todos los miembros de la familia. Cuando alguien habla, se escuchan con los oídos y los ojos, todos tienen su espacio en un diálogo que se establece desde el amor, el respeto y la empatía.