Nicolás Loyarte
nloyarte@ellitoral.com
@nicoloyarte
Para el presidente de la Asociación Santafesina de Psiquiatría hay que discutir si los abusadores deben recibir la condena a cadena perpetua en todos los casos
Nicolás Loyarte
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El caso de la joven Micaela García (21), que apareció muerta el sábado pasado tras permanecer una semana desaparecida en Gualeguay (Entre Ríos), despertó la discusión social sobre cómo deben actuar el Estado y el resto de la sociedad con los abusadores sexuales. El presunto asesino de Micaela es Sebastián Wagner (30), un hombre que fue detenido luego de estar prófugo. Había sido liberado por la Justicia antes de tiempo, tras ser condenado por dos violaciones y al que se le imputó además un tercer caso que no pudieron comprobarle.
El psiquiatra José Domínguez (M.P. 4882) preside la Asociación de Psiquiatría de Santa Fe y clarificó algunas cuestiones sobre los abusadores sexuales, en busca de aportar la información precisa para saber cómo actuar ante casos espantosos que destruyen sobre todo a mujeres y a su entorno. En respuesta a preguntas simples, el especialista fija posición ante el problema, sumergido en el profundo entramado psicológico de los psicópatas.
—¿Un abusador sexual es fácilmente identificable?, ¿tiene algún rasgo al que se le debe prestar atención?
— Hay estudios y test para identificar psicopatía. Lo que sucede es que es muy difícil identificarlo en la sociedad, porque al no tener conciencia de su problema, nunca va a pedir ayuda, ni querer buscar un tratamiento; salvo que asista por otro motivo, por una patología asociada, y entonces se lo capta, al detectarle estos rasgos psicópatas ocultos.
—¿Un abusador es un enfermo?
— Al estar dentro de lo que son los trastornos de la personalidad, se descarta la palabra patología, porque un abusador tiene plena conciencia de sus actos, y por ese motivo no se lo considera un enfermo. En cada caso en particular se realizan pericias, porque no se descarta la posibilidad de que un psicópata haya tenido una emoción violenta, un pequeño episodio psicótico en el que se salió de sí. Pero a ello hay que probarlo y no es tan fácil. Pero fuera de ello, y a grandes rasgos, el psicópata es imputable, porque no es un enfermo sino una persona plenamente conciente de sus actos.
—¿Por qué viola un abusador?
— Para encontrar una respuesta se debe retroceder en el tiempo y buscar qué le ocurrió durante su vida, qué trastornó su cabeza de esa forma. Cuando se profundiza sobre estos aspectos, uno encuentra en estas personas situaciones traumáticas sufridas durante la infancia, como la desatención, el desamparo, ser parte de familias disfuncionales en las que existe la violencia, con padres muy autoritarios o, en el peor de los casos, han sido abusados durante su infancia. Todo esto desarrolla en la persona una personalidad con dificultad para adaptarse a su entorno, generar empatía y presentan una ausencia total de culpa, que es lo que los diferencia de los demás.
—Usted menciona la ausencia de culpa, ¿el abusador sufre por su naturaleza?
— No sufre. Por el contrario, no tiene culpa ni empatía hacia los demás, no se angustia y tiene un goce interior perverso.
—¿El abusador puede superar ese problema y dejar de serlo?
— Lamentablemente, no. Puede ocurrir que no abuse pero seguramente tendrá alguna otra historia de otro tipo de delito. Porque más allá de la falta de culpa, lo que hay es una falta de aceptación de las leyes y una transgresión constante, por lo que si no es abusador es delincuente.
—¿Qué debe hacer el Estado con los abusadores?
— Hay que adecuarse bien a las leyes, porque en principio las condenas parecieran ser correctas, pero a partir de las correcciones y reducciones de penas por buena conducta y demás, hacen que un juez cometa un error, por cuestiones por las que no debe dejarse llevar, como ocurrió en el caso de Sebastián Wagner. Porque estas personalidades psicopáticas tienen la característica de ser manipuladores constantes que muestran por fuera una persona muy diferente a la que son por dentro.
—¿El Estado cuenta hoy con las herramientas para abordar este problema tan complejo?
— Sí. Más allá de los equipos interdisciplinarios que existe hoy en día —integrados por médicos, psicólogos y asistentes sociales— hay un servicio de ayuda a la mujer para alertarla y que se busque una solución a tiempo.
—¿Es factible contar con un Registro Nacional de Abusadores?
— Más que factible es ideal. Pero se debe tener en cuenta cómo funciona dicho organismo.
—¿No estigmatiza a la persona?
— No queda otra, debido a que si uno mide el daño que le causan a la sociedad es muy superior al individual. Por ello considero que se debe estigmatizarlo, si es necesario.
—Un abusador condenado por la Justicia que cumple su condena y es liberado, ¿debe gozar de su libertad sin impedimentos?
— Suena contradictorio, porque uno apunta a través de la condena a realizar todo un trabajo de resocialización, pero por otro lado, si se presta atención a las estadísticas se observa que la reincidencia es tan alta que no sé hasta dónde sirve liberarlo. Aquí entra la discusión sobre si la condena no debe ser perpetua en todos los casos.
—En el caso del abusador Sebastián Wagner, su hermano gemelo pidió que no lo liberen más...
— Creo que este caso será material de estudio para quienes nos dedicamos a la psiquiatría y vemos casos de psicopatía, porque la personalidad está formada por el temperamento y el carácter. El temperamento tiene que ver con la relación genética de la persona, que es innata (biológica), y el carácter es la parte social y tiene que ver con los rasgos que se van adquiriendo en la infancia y la adolescencia, dentro y fuera del hogar. Por ello, este caso en el que hay hermanos gemelos —tienen la misma genética— hay que estudiar cómo es que toman rumbos totalmente diferentes en su vida. Hoy el hermano mellizo de Wagner está aterrado, en estado de shock, no deja de sorprenderse por todo esto y lo desconoce como hermano. Es materia de estudio.
—Hay abusadores en todos los estratos sociales, es decir, no es un problema que se repite más en los pobres...
— Sí, el problema está en todos los estratos sociales. De hecho, hay libros sobre tipos de psicópatas en los que se encuentra a abusadores de clase muy baja y en el otro extremo a los denominados “de guantes blancos”; por fuera puede ser un empresario exitoso y en su interior transgrede de forma permanente.
—¿Cómo se atiende a una víctima de abuso?
— Hay mucho por hacer. Más allá del daño que genera en la víctima, existe además el cuadro de estrés pos traumático, que es tratable. La persona necesita mucho tiempo de terapia y el problema tiene solución. Por ello, por más terrible que sea lo que le ocurrió, siempre hay que alertar que se debe pedir ayuda a tiempo. Así será todo más fácil.
El Dr. Domínguez, en otra entrevista ofrecida esta mañana al programa televisivo Arriba Santa Fe, que se emite por C&D.