Corre peligro un edificio en Colastiné Norte del año 1900 con rica historia portuaria
El inmueble fue sede de una antigua aduana del puerto de Santa Fe, según relatos orales. La comisión de patrimonio lo quitó del catálogo de obras patrimoniales. El municipio frenó la demolición. La intención del propietario es lotear el predio.
Corre peligro un edificio en Colastiné Norte del año 1900 con rica historia portuaria
En las dos primeras décadas del siglo XXI, la urbanización de Colastiné Norte no detuvo su marcha. Frente al ritmo vertiginoso de nuevas construcciones, una antigua casona edificada en los primeros años del 1900 en lo que hoy es calle Mepenes al 5.700 resiste al avance de la modernidad. Pero está a punto de perder esa batalla.
El edificio está inserto en un entorno natural que tiene la amplitud de una manzana y, según relatos orales y otros documentados en diversa bibliografía, habría sido sede de una aduana seca y espacio de reunión a principios del siglo XX, en la época dorada del Puerto de Colastiné. Apuntalada por la presencia del ferrocarril, toda la zona tuvo un movimiento intenso de barcos y trenes que llegaban desde el norte y otros lugares del país con productos forestales, carbón y cereales, y se despachaban hacia toda la República Argentina, incluso hacia el exterior.
En 1900, Colastiné Norte se sumó al complejo portuario que ya impulsaba Colastiné Sur desde 1888, formando un polo de actividad que lo convirtió en el segundo puerto más importante de la provincia de Santa Fe, después del de Rosario.
La casona en 2010, aún con sus rejas y aberturas, cuando vivía el matrimonio Misiac. Archivo FADU/UNL
De esa época, en la zona quedan algunas vías enterradas, una estación del Ferrocarril Santa Fe junto a la ruta 1 y este edificio de expresión arquitectónica modesta de tipo italianizante, un casco de estancia que en aquel entonces llegaba hasta el río Colastiné. Así ha sido relevado por historiadores y arquitectos en diversas investigaciones.
Ambas edificaciones formaron parte del inventario de 1200 obras que relevó entre 2009 y 2012 un equipo de FADU/UNL coordinado por la arquitecta María Laura Bertuzzi, y fueron incluidas en la ordenanza de Preservación del Patrimonio Urbano N 12.784 que se sancionó en el año 2021.
Desde hace tiempo está en manos de un privado, la familia Bersezio, que quiere demoler la edificación para lotear el predio. Antes perteneció a Rodolfo Misiac y a Antonia Placidi, un matrimonio que vivía allí y mantuvo el inmueble en perfectas condiciones, con quienes Bertuzzi pudo dialogar.
Estado actual
Tras años de abandono, en este momento su estado es ruinoso. De la cubierta de chapa de zinc no queda nada, pero sí del cielorraso de tejuelas. Se conserva una parte mínima de sus pisos de mosaicos calcáreos; en la mayoría de las habitaciones están muy deteriorados.
Afuera había un aljibe, que fue destruido. Sobreviven el único ejemplar de la zona del bellísimo lapacho blanco, hoy completamente florecido, y las exóticas palmeras que enmarcan la casona y permiten reconocer su apariencia histórica.
Hace tiempo se quitaron las rejas y las aberturas originales y sus accesos fueron tapiados con ladrillos para evitar que sea intrusada y vandalizada. El sector de atrás, construido con posterioridad, ya fue demolido por completo y a principios de este mes de septiembre se abrieron nuevamente los ingresos, seguramente a machetazos porque hay signos evidentes entre los escombros frescos de que la estructura antigua fue dañada.
El viernes 8 de septiembre, la Municipalidad notificó a los actuales propietarios que debían paralizar los trabajos de demolición. No lograron afectar la estructura con valor patrimonial, que sigue intacta. Juan Vittori.
La intención era continuar con el proceso de demolición, pero la Municipalidad lo impidió. El pasado viernes 8 llegó la notificación de la Secretaría de Desarrollo Urbano que ordenó a los propietarios paralizar los trabajos de forma inmediata. El motivo: las obras no contaban con la debida autorización municipal.
Qué dijo la Comisión de Patrimonio
La que sí habilitó la demolición fue la Comisión de Patrimonio Urbano Arquitectónico de la Municipalidad de Santa Fe, integrada por representantes de las tres universidades (UNL - UCSF - UTN), del Colegio de Arquitectos, del Concejo Municipal y funcionarios de la Municipalidad.
Actas. La comisión de Patrimonio evaluó que "la vivienda se encuentra en un muy mal estado de mantenimiento, con rajaduras estructurales evidentes". Y dio curso a la solicitud de demolición total. Gentileza
Tras visitarlo y realizar un debate interno entre sus miembros, la comisión evaluó que "la vivienda se encuentra en un muy mal estado de mantenimiento, con rajaduras estructurales evidentes", lo cual es cierto y se observa en una simple recorrida. Y en noviembre de 2022 procedió a "dar curso a la solicitud de demolición total".
Acta 2
Para que esto pueda efectuarse, dio un paso más. En marzo de este año dictaminó la descatalogación del inmueble del Catálogo del Patrimonio Urbano Arquitectónico de la ciudad que fue incorporado por primera vez en la ordenanza 12.784/21, desestimando así la protección cautelar del bien.
En efecto, este inmueble era parte del patrimonio urbano arquitectónico de la ciudad, con una protección cautelar. Esto quiere decir que, como no se tienen todos los datos del estado de la obra, cautelarmente se le da protección hasta que alguno de los interesados quiera hacer una intervención o modificación y pida la descatalogación, que es lo que sucedió ahora.
Sin embargo, faltó un trámite: que el Municipio otorgue el permiso de la demolición, inherente a cualquier tipo de obra, sea patrimonial o no. Es por eso que, anoticiada del avance de los trabajos, la Secretaría de Desarrollo Urbano los frenó. El acta de notificación quedó estampada en el frente del edificio.
Su valor histórico
Emplazada en lo que a fines del siglo XIX y principios del XX fue un ferviente polo productivo, con el trazado del ferrocarril, la instalación de las dos sedes portuarias (Sur y Norte) y la radicación de varias fábricas en la zona de La Guardia, el edificio de la aparente antigua Aduana de Colastiné Norte es uno de los pocos vestigios en pie de aquella historia.
Así lo ve la arquitecta Bertuzzi. "Es uno de los pocos edificios de fines del siglo XIX que se mantiene en pie en un lugar que fue muy importante para la ciudad de Santa Fe, y la provincia en general, porque además a fines del siglo XIX se construyeron dos dársenas del ferrocarril Santa Fe, una que está en Colastiné Sur y otra en Colastiné Norte, en la curva de calle Ibirá Pita, donde está actualmente la toma nueva de Aguas Santafesinas".
¿Por qué si está tan arruinada es importante rescatarla? "Las ciudades y los territorios tienen una fuerte vinculación con la identidad de las personas y con la historia política, social y cultural. Y esta casa forma parte de la identidad de Colastiné, es uno de los tres edificios protegidos en toda el área", reflexiona Bertuzzi. "Es importante preservarla por lo excepcional, no porque es monumental, sino porque se ha mantenido a lo largo del tiempo, es única, no hay otra casa u otra estancia como esta en nuestro ámbito espacial específico, que es Colastiné", cierra.
Ahora se abren algunos interrogantes: ¿volverá a discutirse el destino del inmueble? ¿Se incluirá nuevamente en el Catálogo de bienes patrimoniales con la intención de preservarlo? En caso de que eso suceda ¿quién se hará cargo de su restauración? y ¿qué destino se le dará?
Por lo pronto, el bien se ha preservado y la demolición no podrá concretarse.
El edificio está inserto en un entorno natural que tiene la amplitud de una manzana
Fuentes consultadas
- Archivo General de la provincia de Santa Fe, 2003, Santa Fe, primera ciudad Puerto de la Argentina. Bolsa de comercio de Santa Fe
- Daniel Silber, 2000, Rastros y memorias, fascículo 24. Diario El Litoral
- Proyecto Centro de Interpretación de la Costa. La Guardia y Colastiné Norte y Sur. FADU/UNL. Equipo: ML Bertuzzi, R Toledo; ML Birri Y Manuel Cavia
- Archivo fotográfico El Litoral, Florian Paucke, Colección Peña, Museo Ferroviario.