Advierten sobre el impacto del humo de las quemas en la salud de las infancias
Ante la propagación de focos ígneos en las islas, el área de Salud de la Municipalidad de Santa Fe y la Sociedad Argentina de Pediatría alertaron a la población para que tome medidas de precaución. La presencia de gases y partículas en el aire pueden causar daños en la salud. Crece en todo el mundo la duración de la temporada de incendios.
Advierten sobre el impacto del humo de las quemas en la salud de las infancias
Tanto la Municipalidad de Santa Fe como la Sociedad Argentina de Pediatría advirtieron sobre las consecuencias que el humo de los incendios forestales -en este caso, la quema de pastizales- puede causar sobre la salud de la población e insta a tomar los recaudos necesarios para cuidarse. La Dirección de Salud municipal sostiene que el humo puede lastimar los ojos, irritar el aparato respiratorio y, en determinados casos, llegar a agravar las enfermedades cardíacas y pulmonares crónicas.
Este humo contiene mezcla de gases y partículas pequeñas, por lo que respirarlo puede causar efectos como: tos, dificultad para respirar normalmente, ardor en los ojos, irritación en la garganta, moqueo, irritación de los senos paranasales, sibilancias y dificultad para respirar, dolor de pecho, dolores de cabeza, ataques de asma, cansancio y latidos cardíacos acelerados.
Las personas más susceptibles son los adultos mayores, las mujeres embarazadas, los niños y las personas con afecciones respiratorias y cardíacas preexistentes. Por este motivo, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) también advirtió sobre los riesgos de la exposición al humo de los incendios forestales, situación que afecta particularmente a los niños pequeños.
"La vulnerabilidad de los más pequeños se debe a que tienen un organismo inmaduro, con condiciones anatómicas diferentes y que se encuentra en crecimiento y desarrollo. Consumen más cantidad de aire por kilo de peso y por día, respiran en forma más acelerada y su demanda de oxígeno es mayor y sus pulmones no se encuentran totalmente desarrollados; esto los coloca en una situación de mayor riesgo al respirar aire contaminado", sostuvo la pediatra Marisa Gaioli, secretaria del Comité de Salud Infantil y Ambiente de la SAP.
Los efectos
Respirar el humo puede tener efectos inmediatos en la salud, entre ellos: tos, dificultad para respirar, irritación en los ojos y garganta, rinorrea, bronco obstrucción, dolor de pecho, cefalea, crisis de asma, cansancio y decaimiento.
Cómo protegerse
Las recomendaciones a seguir cuando haya cortinas de humos densas, siguiendo la información de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), son las siguientes:
Limitar al máximo posible la exposición al humo.
Prestar atención a los informes locales en los medios de comunicación sobre dónde se encuentra más afectada la visibilidad que permita suponer donde se encuentran las cortinas de humo (para evitar circular por la zona).
Intentar quedarse adentro de las viviendas y mantener el aire interior tan limpio como sea posible.
Mantener las puertas y las ventanas cerradas,
No aumentar la contaminación del aire de adentro.
Si las concentraciones de humo son altas, no encienda nada que queme como, por ejemplo, velas.
Evitar usar aspiradoras porque esto mueve las partículas que ya hay en su casa.
No fumar.
Si tiene asma u otra enfermedad pulmonar o cardiovascular, seguir el plan para manejar sus problemas respiratorios, según le haya indicado el médico.
"El daño en los ecosistemas impacta en la salud humana"
"La deforestación, la contaminación, las emisiones de gases de efecto invernadero, el secamiento de los humedales, el cambio climático, la globalización y otros factores de la vida moderna están provocando la desaparición de especies y dañando los ecosistemas a una escala sin precedentes y, finalmente, dañando la salud humana. Todo esto hace que nuestro mundo y la diversidad biológica que alberga estén en peligro", afirmó la Dra. Andrea Francese, especialista en Salud y Ambiente, Pro-Secretaria del Comité de Salud Infantil y Ambiente de la SAP.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático estima que un importante porcentaje (del 30 a 40%) de la disminución de Gases de Efecto Invernadero (GEI) puede lograrse evitando la deforestación, la degradación de los bosques y la recuperación de áreas forestales. El déficit de lluvias y la falta de humedad en el suelo favorecen la aparición de incendios. Con el aumento de la temperatura los árboles absorben grandes volúmenes de agua del suelo con lo cual éste se seca al igual que el material orgánico en él depositado y favorece la combustión. A escala mundial, la duración de la temporada de incendios aumentó 18,7% entre 1979 y 2013.
Particularmente, la deforestación tiene muchos efectos negativos para el medio ambiente. Uno de los mayores impactos es la pérdida del hábitat de millones de especies, 70% de los animales y plantas que habitan los bosques de la Tierra no pueden sobrevivir a la deforestación que destruye su medio.
"Desgraciadamente en muchos países se acostumbra quemar los terrenos para que rebroten los pastos con que se alimenta todo tipo de ganado y también para generar nuevas áreas para el cultivo intensivo, con su consecuente liberación a la atmósfera de grandes cantidades de GEI (gases de efecto invernadero). Esto contamina el aire con material particulado diverso y gases como el monóxido y dióxido de carbono, óxidos nitrosos, metano, ozono, dioxinas y furanos, que contribuyen al aumento de la morbimortalidad por enfermedades respiratorias y cardiovasculares", destacó la Dra. Gaioli.
En el mundo mueren 7 millones de personas al año por causa de la contaminación atmosférica y los incendios forestales constituyen una de las fuentes de contaminación, junto a la quema de combustibles fósiles, el transporte, las industrias, la agricultura y la ganadería, siendo estas también las fuentes de GEI.
Por otro lado, la tala de los bosques tropicales genera las condiciones óptimas para la difusión de las enfermedades transmitidas por mosquitos, como la malaria y el dengue: cuando la agricultura sustituye al bosque, la regeneración de los arbustos proporciona un entorno mucho más apropiado para los mosquitos portadores de los parásitos de la malaria y el dengue. Es decir, la desaparición de bosques conduce al riesgo de epidemias, en especial de aquellas transmitidas por determinados mosquitos.
Asimismo, al iluminar intensamente el suelo que antes estaba en penumbra bajo el bosque, la luz solar aumenta las temperaturas del agua, se vuelve más turbia y favorece su contaminación. Las micro cenizas que se forman son transportadas a larga distancia, se van depositando y distribuyendo por todo el planeta y cuando alcanzan las zonas de nieve y glaciares contribuyen a su derretimiento al reducir la cantidad de radiación solar que refleja la superficie ahora contaminada.
"Todo esto explica el rol de la deforestación como colaborador del cambio climático. Todos somos responsables de tomar acciones para lograr mitigar este cambio global que afecta nuestro planeta", concluyó la Dra. Francese.