La pandemia asestó otro duro golpe, casi terminal, a la crisis que viene atravesando el transporte público en la ciudad. El extenso paro de los choferes esta semana porque los empresarios no pudieron pagarles el salario de abril, es un indicio claro.
El cambio en la política de distribución de subsidios que implementó a fin de 2019 la actual gestión nacional perjudicó a las empresas de colectivos de Santa Fe, ya que están recibiendo $ 12 millones menos que en el último cuatrimestre de 2019. Y son necesarios si se quiere mantener el precio del boleto en estos valores: en épocas de circulación normal, la tarifa actual solo alcanzaba a cubrir el 50% del costo total del servicio. Con lo cual, para que la prestación sea sostenible sin subsidios, el pasaje debería costar el doble.
A esto se sumó la caída estrepitosa de pasajeros transportados desde que empezó el aislamiento social obligatorio, que desde el 20 de marzo hasta el fin de semana anterior (50 días) fue de un 90%. El lunes pasado, la ciudad ya entró en Fase 4, con más actividades habilitadas a trabajar, con lo cual el movimiento empezó a repuntar.
A esta cifra se llega retrocediendo un año: en 2019, entre el 20 de marzo y el 10 de mayo, los santafesinos realizaron 5.555.391 viajes en las 15 líneas de colectivos que operan en la ciudad. En ese mismo lapso de tiempo, pero de 2020, hubo 555.940. ¡4.999.451 menos!
A la vez, los kilómetros recorridos durante este periodo se redujeron un 65%: el año pasado llegaron a hacer 2.103.763,16 km.; y en 2020, 743.062,2 km.. Esto implicó un ahorro de combustible: “Se gasta un 30%”, estimó Lucas Fernández, de Autobuses Santa Fe, ante la consulta de El Litoral. “Pero en el sistema de costos, eso no representa más del 15% del total de gastos”, aclaró para mostrar el negro escenario que están transitando.
¿Cómo se movieron los santafesinos?
En Santa Fe, el transporte por colectivos está concentrado en dos empresas: Autobuses Santa Fe, en UTE con Recreo, es la más antigua y opera 10 líneas en la capital provincial, y muchas más en otras 14 ciudades del país. Ersa Urbano, de origen correntino, gerencia 5 líneas en Santa Fe.
Históricamente, la línea que más pasajeros transporta es la 5, con un extenso recorrido que atraviesa la ciudad desde el noroeste, pasando por populosas barriadas, hasta la zona sur. Es la única que en tiempos de normalidad superaba los 650.000 viajes mensuales. En estos 50 días, no llegó a los 100 mil, aunque no es poco si se lo compara con el bajísimo promedio del resto de las líneas. La 18 -otra de las que más pasajeros lleva- ronda los 450 mil traslados mensuales, y durante la pandemia cayó a 45 mil, por ejemplo, en sintonía con los valores generales de un 90% menos.
Con el cierre de las universidades, la disminución de pasajeros fue notable en las líneas que trasladan estudiantes a Ciudad Universitaria (la 2) y a las Universidades Tecnológica y Católica (la 16, por ejemplo): el desplome fue de casi un 95%. En el primer caso pasó de hacer más de 430 mil viajes a solo 25 mil. En tanto, la 16 -que une el centro con el este, donde se encuentran esas instituciones- de 460 traslados bajó a 21 mil.
Cuando se declaró la cuarentena obligatoria, el 20 de marzo, el paisaje de la ciudad cambió drásticamente: comercios cerrados, circulación reservada solo para esenciales, tránsito casi nulo y calles vacías. Los colectivos redujeron sus frecuencias a las habituales de días feriados.
En términos generales, el acatamiento de la población fue muy alto, más aún durante las primeras semanas; en las últimas, se fue relajando y más gente empezó a circular. Y eso se ve reflejado en las cifras de pasajeros que trasladaron los coches. Durante los primeros 10 días, entre el 21 y el 31 de marzo, se hicieron en colectivo 88.664 viajes; en tanto que en los primeros 10 días de mayo fueron 125.129: un 41,13% más.
Un dato llamativo: el 3 de mayo, el día en que se formaron las largas filas frente a los bancos, la circulación en colectivos hizo un leve crecimiento: pasó de unos 10 mil pasajeros trasladados en días anteriores en todas las líneas a casi 16 mil.
Esta semana, ya con la fase 4 en marcha y la mayoría de la actividad comercial operativa, se espera un repunte de pasajeros transportados. Sin embargo, los empresarios no ven que esto sea suficiente para destrabar el conflicto que mantiene a la ciudad, y a casi todo el interior del país, sin un servicio esencial.
Quizás esta crisis global, con impacto en cada comunidad, sea una oportunidad para planificar una nueva modalidad para que los ciudadanos se movilicen, con opciones más sustentables que integren al transporte público con el particular.
El paro de los choferes de colectivos cumple una semana, y no se vislumbra una solución que permita el pronto funcionamiento de este servicio esencial. La medida no rige en el Área Metropolitana Buenos Aires (Amba) donde entre subsidios directos e indirectos las empresas pudieron completar el pago de salarios. Así, los porteños tienen colectivos funcionando; el interior del país, no.
Como informó El Litoral, el diputado nacional Federico Angelini (Pro - Santa Fe) presentó esta semana un pedido de informes al Ejecutivo Nacional respecto a la situación y distribución de los subsidios al transporte urbano de pasajeros. La iniciativa reclama la extensión y refuerzo de las compensaciones nacionales para garantizar el sostenimiento de las empresas prestatarias de los servicios.
Las autoridades provinciales y municipales siguen con preocupación el problema, pero lo cierto es que hasta ahora no han logrado éxito en ninguna gestión realizada ante el gobierno nacional.