Luciano Andreychuk
landreychuk@ellitoral.com
Cuando nacemos, tenemos unas 30 mil células sensoriales en el oído interno. Gracias a ellas, disfrutamos del sentido auditivo. Esas células son como las techas de un piano: reciben el sonido por impulsos eléctricos y diferencian esos sonidos en agudos y graves. Al principio afinan; pero con el paso del tiempo y por factores externos, esas teclas empiezan a desencajarse, a “sonar mal”. Y allí empiezan los problemas de audición.
Uno de esos factores externos es producto de la modernidad y un fetiche de las nuevas generaciones. Se trata de los auriculares, que permiten escuchar radio o música desde distintos dispositivos móviles (como celulares y reproductores de MP3). Hoy, que en todo el mundo se conmemora el Día Internacional de la Audición, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el uso prolongado, excesivo y a volúmenes altos de los auriculares, puede generar daños auditivos irreversibles.
Más de 1.100 millones de jóvenes en el mundo están en riesgo de sufrir pérdidas de audición a causa de prácticas inseguras de escucha, como usar dispositivos electrónicos y auriculares reiteradamente, dice la OMS. Y agrega otro dato preocupante: ya hay más de 43 millones de jóvenes de entre 12 y 35 años con discapacidades auditivas.
Todavía más: en los países de ingresos medios y altos, casi la mitad de los jóvenes de entre 12 y 35 años escuchan sus dispositivos electrónicos a niveles inseguros. Además, un 40 % de estos jóvenes están expuestos potencialmente a niveles excesivos de ruido en boliches, bares y eventos deportivos, según revela el estudio de la OMS. Algo similar ocurre en los países emergentes, donde también se ha expandido el uso de auriculares.
La explicación
“El oído se divide en tres: el externo, el medio y el interno. En éste último tenemos desde nuestro nacimiento unas 30 mil células sensoriales. Esas células son las que permiten que escuchemos. El problema empieza cuando se dañan: la edad las va deteriorando gradualmente. Y el daño es irreversible, porque esas células no se recuperan”, explicó a El Litoral el Dr. Raúl Pitashny, reconocido otorrino de la ciudad.
El factor edad juega un papel fuerte en el ciclo de las células sensoriales del oído interno. “El tiempo pasa, envejecemos, se dañan. Es una cuestión biológica de la especie humana”, dijo el experto.
También las células pueden dañarse por factores externos. Por ejemplo, un estruendo repentino. Una bomba puede generar daño de audición y pérdida de células sensoriales. Además, algunos medicamentos pueden llevar a la aparición de problemas auditivos.
Pero hay otras causas más actuales, como la exposición excesiva al ruido. Tal es el caso de los auriculares. “El volumen alto de estos dispositivos y el uso durante tiempos prolongados generan un daño acumulativo, gradual y progresivo en las células sensoriales. Hoy cada vez más gente joven ya tiene problemas de audición y viene a realizar consultas”, dijo el especialista.
“El problema es que las células sensoriales no se recuperan. Hoy existe el implante cloclear, que reemplaza la función de las células sensoriales. Pero el daño temprano que genera el mal uso de los auriculares es evitable”, explicó Pitashny. Sus recomendaciones fueron “evitar el ruido excesivo y continuado de estos dispositivos. Y bajar el volumen, por favor”, pidió.
360 millones de personas
sufren discapacidad auditiva profunda y moderada en el mundo causada por varias razones, como propensión genética, complicaciones al nacer, tras sufrir rubeola o meningitis, o por haber tomado de forma inadecuada algunos medicamentos, según la OMS.
85 decibelios (dB) es un nivel inseguro
de sonido, cuando se está expuesto durante más de 8 horas, o a 100 decibelios durante 15 minutos. Cien dB es el nivel medio en una discoteca. El sonido regular del tráfico es de 85 dB. Para que éste no afecte las células sensoriales, no debe haber una exposición mayor a 8 horas por día.
Recomendaciones
Bajar el volumen de los auriculares y colocarlos a un máximo de un 60 % de su capacidad;
Limitar el tiempo de exposición a actividades ruidosas.
Estar atento a los signos de pérdida de audición, como pitidos en los oídos, o detectar dificultades de escucha tras estar expuesto al ruido.
Aplicar los niveles de sonido recomendados por los propios dispositivos electrónicos, como las aplicaciones de los teléfonos celulares; e ir regularmente al otorrino.
Educar a los jóvenes sobre los riesgos de los niveles de sonido inseguro.
Las compañías que fabrican dispositivos electrónicos deberían incluir en sus diseños niveles seguros de audición y que informen de los riesgos de incumplirlos.
Los lugares nocturnos (como boliches) debieran reducir el volumen, ofrecer tapones a los clientes y a ofrecer espacios sin ruido.
</NOTAREL TIT>Atención adultos
</NOTAREL TXT>En los adultos la cantidad de causas de pérdida de audición es más extensa dentro de las más frecuentes. Se mencionan hipoacusia neurosensorial por la edad, hipoacusia súbita, el trauma acústico, enfermedades autoinmunes, patologías del oído interno (meniere, neurinoma). Los síntomas de la pérdida auditiva dependen de la edad de aparición y de la magnitud de la pérdida.
En los adultos puede manifestarse por oído tapado, alteración en la discriminación de palabras o frases y, en grados mayores, pérdida completa de la capacidad auditiva.
Aquellas pérdidas profundas que no pueden solucionarse con audífonos pueden actualmente ser tratadas mediante dispositivos implantables, como por ejemplo el implante coclear.