Un banco de arcilla dura en medio del río emergió con la bajante sobre el Coronda, a la altura de la desembocadura del Salado, frente a la costa del batallón militar de Anfibios 121, en Santo Tomé.
Se divisa frente al cuartel militar de Anfibios 121 de Santo Tomé, a donde desemboca el Salado. Ninguna boya advierte sobre su presencia. Un palo y un trapo intentan advertir a los navegantes desprevenidos para evitar accidentes.
Un banco de arcilla dura en medio del río emergió con la bajante sobre el Coronda, a la altura de la desembocadura del Salado, frente a la costa del batallón militar de Anfibios 121, en Santo Tomé.
La "lengua" de barro duro y arcilloso asoma apenas sobre la superficie de este gran espejo de agua y es un verdadero peligro para los navegantes desprevenidos que atraviesan ese río de manera cotidiana. Los conocedores de esa zona ya saben sobre su presencia y evitan atravesarlo. Pero aquellos navegantes que no suelen circular por el lugar pueden llegar a sufrir un accidente, sobre todos en días de fuertes vientos, cuando se forma el oleaje y se reduce la visibilidad.
Lo llamativo es que el banco emergió hace rato, cuando comenzó este largo período de bajante del sistema Paraná, hace aproximadamente dos años. Sin embargo nunca fue dragado ni señalizado con una baliza (boya) para advertir a los navegantes sobre su presencia, en medio del río.
Para este tipo de ocasiones lo que se utiliza es una señal de nuevo peligro, en el que se marcan los nuevos peligros descubiertos de forma reciente todavía no indicados en las cartas náuticas. El fondeo de este tipo de boyas está a cargo del Servicio de Hidrografía Naval, organismo que luego debe emitir un radioaviso náutico. La boya debe contar con una marca de tope con una cruz amarilla vertical, con franjas amarillas y azules verticales y una luz con dos destellos amarillo y azul alternativo, cada tres segundos.
Durante el período de menor altura del río el banco ha sido avistado por los navegantes y lugareños en su real dimensión. Esos testigos mencionan que se trata de una "lengua de barro" de aproximadamente unos 50 metros de largo, en forma paralela a las orillas, más cerca de la costa de la isla Clucellas.
Toda esa zona del río cuenta con balizas de navegación que fueron colocadas cuando se transformó en una vía navegable hacia el Parque Industrial de Sauce Viejo, a donde se construyó un gran muelle a la altura de la Central Termoeléctrica "Brigadier López".
Pero además es una zona de mucho tránsito náutico recreativo, turístico y de pesca, ya que conecta con "Las Cuatro Bocas", a través de las cuales se accede al delta de islas ubicado entre el río Paraná y la costa santotomesina, que aguas abajo del Coronda pasa por esa ciudad homónima y continúa hasta Puerto Gaboto. Todo ese humedal es un gran atractivo natural con arroyos y lagunas internas, que es muy visitado.
La "lengua" de barro duro y arcilloso asoma apenas sobre la superficie de este gran espejo de agua y es un verdadero peligro para los navegantes desprevenidos que atraviesan ese río de manera cotidiana. Los conocedores de esa zona ya saben sobre su presencia y evitan atravesarlo.
La zona tiene mucho tránsito náutico recreativo, turístico y de pesca, ya que conecta con "Las Cuatro Bocas", a través de las cuales se accede al delta de islas ubicado entre el río Paraná y la costa santotomesina, que aguas abajo del Coronda pasa por esa ciudad homónima y continúa hasta Puerto Gaboto.