Sábado 13.8.2022
/Última actualización 10:50
Los datos de pobreza angustian, el porcentaje de inflación preocupa, los aumentos de precios agobian, el empleo muestra un repunte pero subsiste una amplia franja de trabajo informal, brecha salarial y mujeres con una triple jornada laboral. De toda esta información y sus efectos se nutre el último informe que presentó Unicef Argentina en base a datos recogidos en encuestas realizadas entre hogares con niñas, niños y adolescentes de todo el país.
La conclusión fue que una cifra importante de personas (adultas o no) saltean una comida diaria, dejan de consumir alimentos frescos y se endeudan para poder sostener la alimentación básica.
En buena parte de barrio Chalet todos esos indicadores se cumplen. Claudia Albornoz está al frente de La Poderosa, la asociación civil que desde los primeros años de la pandemia por Covid-19 trabaja en forma muy cercana con Unicef, a través de un convenio que también opera a nivel nacional y latinoamericano.
El miércoles se conocieron los resultados de la última encuesta del organismo de Naciones Unidas para las infancias y este viernes se esperaba, en la sede de J.J. Paso al 3900, la visita de sus referentes para el fin de semana. ¿Para qué? Para realizar una encuesta cualitativa. Porque los datos certeros son importantes pero hay cuestiones que requieren de otras herramientas de medición.
Allí, en el espacio donde funciona el centro cultural, cocina, comedor, biblioteca popular, lavadero de autos y espacio para jóvenes, desde primera hora iban y venían las escobas y los baldes con agua para poner a punto pisos y paredes, previo a un fin de semana que -se anticipaba- de intenso trabajo.
No es la primera vez que el organismo internacional visita La Poderosa: el trabajo es bien cercano desde hace más de dos años y el objetivo es concretar acciones que mejoren la calidad de vida de vecinas y vecinos.
"En los primeros meses de la pandemia firmamos el primer acuerdo porque lo que más nos desesperaba era el tema alimentario, que ellos reforzaron mucho"; sobre todo sumando alimentos frescos a los productos secos (harina, arroz, polenta y más recientemente garbanzos y lentejas) que se reciben desde Desarrollo Social de Nación. Entonces, a partir de este convenio pudieron incorporar carnes, frutas y verduras a las porciones que se cocinan los sábados y domingos (a razón de 2000 por mes).
Claudia Albornoz, referente de La Poderosa en barrio Chalet, donde se confirman los resultados de cada encuesta que realiza Unicef en todo el país. Crédito: Flavio RainaPrecisamente, una de las carencias que estableció Unicef en su último informe es la baja de consumo de carne (70 %) y de frutas y verduras (40 %) en hogares más vulnerables.
Otra de las conclusiones fue que una alta cifra de niños y adultos saltean alguna comida diaria, situación que Albornoz corrobora de cerca, en el mismo lugar donde trabaja. "En los barrios populares las personas adultas tienen una comida fuerte una vez al día que es a la noche: el resto del día van "tirando" con mate, pan, torta asada. Es algo que sabemos porque, sobre todo las mujeres, priorizan a niños y niñas".
La mala alimentación también impacta en cuadros de hipertensión y diabetes en personas adultas: "Si el Estado comprendiera el gasto que significa hacerse cargo de la medicación por esas enfermedades, lo abordaría de un modo distinto".
La plata alcanza cada vez menos, o no alcanza. "Otra dificultad es que este comedor y otros en la ciudad y la provincia tienen una tarjeta institucional con la que se compra en supermercados habilitados: no manejamos dinero sino que pasamos la tarjeta y al proveedor le paga Desarrollo Social. Esa tarjeta es de 150 mil pesos y la inflación se la comió", señala.
El tema es que "no están habilitando más tarjetas institucionales", como sería necesaria en "Costa Azul, en Santo Tomé, que tiene niños con desnutrición y baja talla comprobado por nutricionistas que fueron a hacer esas mediciones y ven que los niños no crecen. Esto es rifar el futuro porque es una situación que no se rehabilita después".
Allí, a Costa Azul, también tenía previsto ir este fin de semana junto con los referentes de Unicef.
Es la tercera visita que el organismo realiza a La Poderosa de barrio Chalet, "una organización de base que trabaja en función de la comunidad". "Si los barrios populares se sostienen es por las redes de cuidado que hay en esos barrios. No solo La Poderosa, hay un montón de organizaciones que trabajan para que vecinos y vecinas puedan mejorar su calidad de vida", reflexiona Albornoz.
Además de apuntalar lo que ya se tiene, el plan ahora es darle impulso a las cooperativas, "porque necesitamos sostener la cuestión alimentaria que es urgente, pero también fortalecer estos espacios con herramientas que son muy necesarias para seguir produciendo más".
Tres ejes
La encuesta cualitativa que se va iba a desarrollar en estos días tendrá tres ejes. El primero es la triple jornada de trabajo de mujeres que realizan las tareas de cuidado en su casa, están empleadas fuera de casa en tareas domésticas, venta ambulante, etc, y además participan de tareas comunitarias. "Hay que entender esto y hacerlo entender para bajar el nivel de prejuicio sobre las mujeres y disidencias sexuales de los sectores populares".
El segundo eje es el de los servicios: "La falta de urbanización en los barrios populares supone otras dificultades. Chalet tiene urbanizado casi el 70 % pero hay un 30 que tiene dificultades con el agua, la luz, la recolección de residuos, el transporte que es un problema, por ejemplo, para quien quiere llegar en forma directa a las universidades de la ciudad".
El tercer eje es la escolaridad: "Hay niños y niñas que no volvieron a la escuela después de la pandemia y no vemos una búsqueda activa".
Estos son algunos de los temas que se priorizan de uno y otro lado. Un trabajo similar se desarrolla en Salta, Jujuy, Chaco y Buenos Aires, donde se desarrolla el Programa de Cooperación con Argentina 2021-2025.