Por primera vez en su historia, la ciudad de Santa Fe cuenta con un alómetro para realizar los testeos de alcoholemia en los operativos de control municipal. El aparato llegó como comodato desde la Agencia Provincial de Seguridad Vial (APSV) a manos de la secretaría de Gobierno, Control, Movilidad y Seguridad Ciudadana del Gobierno local, a través de la resolución N° 108 de este año.
Se trata de un equipo de Alcoholímetro de Aproximación -Alómetro- Marca DRAGER, Modelo Alcotest 5000, con tres boquillas, tres pilas recargables, manual de uso, funda y correa. Debutará en breve, luego de una capacitación a los agentes municipales asignados a las inspecciones en calle.
La pregunta es qué es, cómo funciona y qué ventajas tiene el alómetro, que no es lo mismo que el conocido alcoholímetro -que estima los gramos de alcohol por litro de sangre (g/l sangre) de un conductor-, ni a un etilómetro.
El alómetro es un dispositivo que se le acerca a un máximo de 10 centímetros a la boca la persona que se le realiza el test de alcoholemia. Con apenas un soplido, ya alerta de que esa persona consumió alcohol antes de manejar.
La diferencia con el alcoholímetro es que éste lleva una pipeta descartable: se usa una usar por cada conductor y luego se desecha. La pipeta entra en contacto directo con los labios de la persona a la que se le realiza en testeo. Con el alómetro no hay contacto, es sólo aproximación: por eso, se usa la misma “boca” de este aparato para todos los conductores en un operativo.
Verde y rojo
“Este nuevo dispositivo enciende una luz verde si es negativo, y si se enciende la luz roja, hace el llamado de atención: puede haber alcohol en sangre en ese conductor inspeccionado”, le explicó a El Litoral Daniel Minetti, director Ejecutivo de Control de Tránsito, Seguridad Vial y Transporte municipal.
Sin casco en la moto, otra postal cotidiana de las calles de la ciudad. Crédito: Guillermo DI Salvatore
En los casos en que se enciende la luz roja, se retira a un costado de la calle el vehículo de ese conductor “sospechoso”, y luego se le realiza el testeo con el alcoholímetro para detectar los gramos de alcohol por litro de sangre.
“Con el alómetro no sólo se gana tiempo en la operatividad, sino que se ahorra en insumos, puntualmente en las pipetas de los alcoholímetros, que, como se dijo, se utilizan una sola vez y se desechan”, agregó el funcionario.
Con el alcoholímetro, el control demanda un proceso. El conductor sopla; luego se debe esperar el resultado y después cambiar la pipeta, que viene envasada al vacío. Es el propio conductor quien debe abrir el envase, y luego se la debe dar al inspector para que la coloque en el alcoholímetro. “Con el alómetro, esto no pasa: hace mucho más ágil el procedimiento, economiza gastos y recursos, y optimiza el tiempo”, amplió Minetti.
El exceso de velocidad, otras de las contravenciones más comunes entre los santafesinos. Crédito: Archivo El Litoral / Manuel Fabatía
El aparato recibido ya está por la Municipalidad en comodato por parte de la APSV. “Nos falta una breve capacitación al personal de inspección para que empiece a implementarse, en coordinación con el sindicato Asoem. Nuestra intención es poder adquirir nuevos alómetros con fondos propios, con la idea de profundizar los controles y coordinarlos en simultáneo”, agregó Minetti.
Controles activados
En los últimos meses de la anterior gestión municipal, había muy pocos operativos municipales. “La ciudad había estado muy relajada con el tema controles nocturnos. La gente sabía que podía consumir alcohol y luego manejar, porque no había inspectores en las calles; o no pagar el SEOM porque tampoco nadie controlaba el estacionamiento medido...”, manifestó el director.
“Cuando asumimos, no teníamos ninguna grúa en funcionamiento. Eso daba la pauta de que no se hacían controles de alcoholemia, porque si había un testeo positivo, no había grúa para llevar el vehículo del infractor al depósito de vehículos retenidos. Además, nos encontramos con un sólo alcoholímetro operativo: del resto, estaban vencidas las calibraciones que debe hacer cada seis meses el INTI”, cuestionó Minetti.
Ahora, el municipio intenta cambiar este rumbo, retoma y refuerza los operativos. “Esto va de la mano de la gestión del intendente Juan Pablo Poletti: ordenar y pacificar la ciudad. Y el orden va de la mano del control”, insistió. Actualmente el municipio cuenta con seis alcoholímetros operativos, de los cuales uno fue dado también en comodato por la APSV.
Concientización
-La gente seguramente va a pensar que este refuerzo de los controles va a tener una “finalidad recaudatoria”, por la actualización de las multas. Pero en rigor, en la ciudad rige la ordenanza de alcohol cero al volante. ¿Cómo ve Ud. esto?, consultó El Litoral a Daniel Minetti.
-A ver, veamos las causales por retenciones de vehículos. Nos está preocupando mucho el nivel de consumo de alcohol en los conductores, y la falta de concientización por parte de la gente de circular en un vehículo sin tener la pertinente documentación legal.
Hay muchas irregularidades que estamos detectando en los controles. Y a pesar de que la gente crea que estas medidas de control son “recaudatorias”, en realidad vienen a generar conciencia ciudadana y seguridad vial. Si alguien bebió alcohol, no puede conducir. Sin licencia está vencida, tampoco; sin casco, no se puede manejar una moto. Esto está tipificado en las ordenanza vigentes.
Qué dice la resolución
La citada resolución municipal N° 108/2024 aprueba y registra el convenio de comodato entre la Agencia Provincial de Seguridad Vial (APSV). Establece que dicho órgano otorga al gobierno local un Alcoholímetro de Aproximación (Alómetro), y definió una articulación de los operativos de control, de manera periódica, con el área de coordinación interjurisdiccional de la agencia.
El convenio de comodato entre la APSV y el gobierno capitalino tendrá una vigencia de dos años, renovable por el mismo plazo.