Cuando un vecino se compromete, sin ningún rédito económico a cambio y lo hace por el bien de su comunidad y del lugar donde vive, las manos solidarias de sus coterráneos no tardan en llegar. Eso sucedió en Alto Verde, el vecino ejemplo fue Roberto López -más conocido como Espinillo-, quien erradicó un microbasural de la costa y lo transformó en un espacio recreativo para el provecho de todos los que viven en el barrio costero.
Por eso, este sábado al mediodía se juntaron vecinos y miembros de organizaciones ambientalistas para una jornada de limpieza de toda la costa, en la zona del desagüe El Trébol. “Fuimos unas 25 personas las que limpiamos. Intervenimos en un lugar lindo y lo recuperamos bastante, sacamos bolsas, vidrios y demás tipos de residuos”, comentó Espinillo a El Litoral, y resaltó el compromiso ciudadano, ya que se acercaron vecinos de otros barrios de la ciudad.
“Le agradezco a toda la gente que vino, hemos conocido gente que ha venido de diferentes barrios de la ciudad. Ahora contamos con un lugar para que los chicos puedan jugar”, valoró.
El objetivo del encuentro ambiental fue sacar la basura de la barranca, que es mucha y contamina el río, para mantener la higiene de los habitantes y del lugar, y el cuidado del espacio público. Con estas actividades buscan tratar de terminar con una práctica habitual en la zona: el descarte de residuos sobre la orilla.
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Con el trabajo en conjunto, no está todo perdido
Cecilia Moscovich, una militante ambientalista que además trabaja en una institución educativa de Alto Verde, acompañó en la limpieza de esta zona costera, y destacó: “Fue el camión de la delegación municipal y llenamos tres cuartos del camión, juntamos bastante basura porque era un basural de años”.
Ahora, el camino costero que empezó a armar Espinillo y que ya cuenta con un muelle techado hecho de postes, madera de palets y chapa de plástico, y un cartel corpóreo que dice “Alto Verde”, podrá expandirse para instalar juegos, bancos y espacios comunes que deberán ser cuidados entre los vecinos para no volver a tener que despejar, nunca más, residuos que comprometan al ambiente y a la salud de la comunidad. “Es una lucha difícil, pero que con el trabajo de la gente no está todo perdido”, concluyó con esperanzas Espinillo.
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