Sin dudas, esta plaza de la memoria a veinte años de la inundación de Santa Fe tendrá una presencia que no será física, aunque estará en la memoria de muchos. Ana María Salgado fue militante y docente. Trabajó gran parte de su vida en la escuela Monseñor Zaspe, que fue tapada por la furia del río Salado en 2003. Luego militó las calles en busca de justicia por los desamparados, por los niños de barrio Santa Rosa de Lima, entre otros, al igual que lo hizo antes por la sociedad toda, tras la última dictadura militar.