Con un día de retraso por las lluvias, se celebró este jueves la cifra redonda para la ciudad que fundó Juan de Garay. Con músicos santafesinos homenajeando a predecesores y pares, una puesta performática integral, y reconocimientos institucionales para los protagonistas del quehacer local, el Faro de la Costanera vivió una jornada para el recuerdo.
Orlando Vera Cruz, una de las figuras de la fiesta. Foto: Manuel Fabatía.
Finalmente, un día después del aniversario redondo (por razones climáticas), la ciudad de Santa Fe celebró sus 450 años de existencia. Lo hizo en la Costanera, a la altura del faro, con el infaltable Juan Manuel “Negro” Velázquez en la conducción (en esta ocasión junto a Luciana Trinchieri, luego de hacer dupla con Gisela Vallone en otras veladas).
Coro Municipal de Santa Fe. Foto: Manuel Fabatía
Tras la presentación de un video institucional (que incluyo la voz del intendente Emilio Jatón), el Coro Municipal, bajo la dirección de Juan Barbero, repasó una serie de clásicos del Litoral: así pasaron “Santafesino de veras” (de Ariel Ramírez y Miguel Brascó) Merceditas (Ramón Sixto Ríos) y “Coplas de la orilla” (Carlos Pino-Roque Nocetto), de la mano de Juan Candioti en acordeón y Alejandro Zurbriggen en guitarra. El cierre fue con “La suavecita”, el himno de Los Palmeras, conectando desde el acordeón los diferentes ritmos que hacen a la vida en nuestras tierras y nuestras costas.
Luego fue el momento de las distinciones a instituciones del quehacer de ciudad y región encarnadas en réplicas de los bernegales (tazones en los que se bebía mate en Santa Fe la Vieja), realizados en el taller de La Guardia. Las entregó el intendente Jatón junto al secretario general del municipio, Mariano Granato, y los responsables de las carteras de Políticas de Cuidado y Acción Social, Soledad Artigas, y de Cultura, Paulo Ricci; también fue de la partida Juan Cruz Giménez, coordinador de la Mesa 450 años.
Recibieron el reconocimiento, Casa Indo Afro Americana Mario Luis López; Centro Tradicionalista Fortín Brigadier Estanislao López; Ente Administrador del Puerto Santa Fe y Prefectura Naval; Mesa de Diálogo Interreligioso de Santa Fe y Catedral Metropolitana; las escuelas primarias Fray Francisco de Paula Castañeda de San José del Rincón y Gregoria Pérez de Denis (recordando a quienes les dieron nombre).
Néstor Fenoglio recibió la distinción a El Litoral. Foto: Manuel Fabatía.
Se distinguió también a alfajores Merengo; Concejo Municipal; Unión y Benevolencia Dante Alighieri; Asociación Santafesina de Colectividades; Diario El Litoral, Club Gimnasia y Esgrima de Santa Fe (en representación de todas las entidades sociales y deportivas); Asociación de Amigos de Santa Fe La Vieja; Junta Provincial de Estudios Históricos; Asociación Sanmartiniana de Santa Fe e Instituto Belgraniano; Sociedad Rural de Santa Fe; Unión Industrial de Santa Fe y el ente turístico Safetur.
Luego fue el turno de las universidades: la Nacional del Litoral, la Tecnológica Nacional (Facultad Regional Santa Fe y la Católica de Santa Fe; también el Parque Tecnológico Litoral Centro. El cierre fue con el Colectivo Carpa Negra por la Memoria (a 20 años de la inundación) y los combatientes y veteranos de la Guerra de Malvinas (los más aplaudidos).
Impacto sensorial
A las 20.25, al ritmo del “Bombón asesino”, los conductores reaparecieron para anunciar una “experiencia inmersiva”: “Los constructores del fuego”, una puesta performática que recreó el origen de la ciudad a través de construcciones móviles en madera, fuego, retroproyecciones acuosas, palabras y ambientación musical y sonora en vivo, de la mano de una formación con cuerdas, tambores afro-rioplatenses y sintetizadores.
Los Constructores del Fuego. Foto: Manuel Fabatía.
Así se narró el encuentro de los conquistadores con la fauna local (serpientes, sapos, carpinchos). Finalmente, antorchas en mano, los artistas le dieron fuego a otras estructuras fijas, que ardieron como figuras de la noche de San Juan.
Prócer melódico
Alterando un poco el programa, el segmento musical comenzó con el homenaje a Chico Novarro, oriundo de Barrio Roma. La banda soporte ganó el escenario, bajo la dirección de Juane Voutat, para acompañar a Marilina Bertoldi, la sunchalense que llegó para hacer su personal versión “Algo contigo” (antes de partir hacia su propio concierto en Tribus Club de Arte). A continuación, Andrea Eletti encaró una sentida interpretación de “Carta de un león a otro”, en tempo de slow blues desde la banda (con solos de Lautaro Daneri en la guitarra y de Voutat en piano).
Vibras laguneras
El bloque de reggae local comenzó homenajeando a Butumbaba, con la presencia de Martín “Kuinko” Álvarez (contó que Juanchi Baleirón y Uriel Lozano estaban anunciados, pero no pudieron sumarse a la reprogramación). Anunciando que la banda volverá a tocar, cantó y tocó “La luna”, que grabaran en México junto a Café Tacvba (con los vientos sumándose al saxo tenor de Kuinko). Se fue el invitado y se sumó otro: Juanjo Casals, bajista de Sig Ragga, se sumó “a cara despintada” para tocar el clásico “Feliz”, tomando Juane la voz que suele ocupar Tavo Cortés.
A continuación, el segmento folclórico recordó la figura de Ariel Ramírez. Nilda Godoy en voz (destacó su atuendo, diseño local de Martín D’Poss) y Cacho Hussein en guitarra, acompañados por el piano, abordaron una sutil rendición de “Alfonsina y el mar”. Ya en formación ampliada, viajaron al Alto Perú con la intensidad de “Juana Azurduy”.
Los hermanos Fabio y José Milazzo, con dos décadas de carrera con Grupo Setúbal llegaron para celebrar a Horacio Guarany, a quien pidieron iluminación para llevar sus canciones al pueblo. Arrancaron con la zamba “Del Chúcaro”, homenaje al bailarín Santiago Ayala, y cerraron con la chacarera “Caballo que no galopa”.
Orlando Vera Cruz. Foto: Manuel Fabatía.
Ahí fue el turno de Orlando Vera Cruz, en un “homenaje a sí mismo” en guitarra y voz, acompañado por su hija Emilce Pais en voz y el rosarino Jorge Ramírez en acordeón. “Para que me hacen emocionar”, afirmó, antes de entonar la milonga costera “Santa Fe de mi querer”. Siguió con “Para mi pueblo argentino”, y recitó “Si tenés cachorro”, texto de Julio Migno Parera.
“La miel”, otro poema del “vate mayor de nuestras islas” (de letra siempre actual), precedió a “Jornalero”, en el cierre del cantor de las “Pilchas gauchas”, que terminó cantando “Coplas de la orilla” junto a Velázquez y Trinchieri, y “Punta Cayastá” (con medley del Himno Nacional) trepado junto a la valla, cerca de su público. Como bis, sumó “Costera, mi costerita” (de Migno y Rubén del Solar).
Pensar bailando
El momento para las infancias fue de la mano de Canticuénticos (Ruth Hillar, Laura Ibáñez, Gonzalo Carmelé y Nahuel Ramayo), sumando a Cintia Bertolino y la backing band. Abrieron con la cumbia nutricional “Si viene de la tierra”, para rematar con el hit “El monstruo de la Laguna” (con momento estelar e interactivo para Nahuel).
Veteranos eléctricos
El segmento de rock santafesino empezó bien arriba: Leo Moscovich, histórico guitarrista de La Cruda, abrió “Figurado”, clásico de la agrupación, sumando a su viejo compañero Javier “Mono” Farelli en batería, además de Selene Rozycki en la voz (de gran performance) y Fede Teiler en la otra guitarra.
Fede siguió como invitado para recibir a Cesar Andino en voz y Ale Collados en batería y coros, reencontrados compañeros de la formación más clásica de Cabezones. Juntos hicieron “Mi pequeña infinidad”, sumando de sorpresa a Esteban “Pichu” Serniotti (guitarrista de aquella alineación) en coros (saldando así una deuda: reunir al 75 % de aquella escuadra).
Cristian “Matt Hungo” Deicas se sumó a dos fundadores de Carneviva, Tavo Angelini (con toda su performance “sexosimbólica” e infatigable) y Lucio Venturini en “Rosa Cuveé”, con solos repartidos entre Daneri y Deicas, cada uno con su color personal.
César Andino. Foto: Manuel Fabatía
Cumbia y cumple
El cierre fue dedicado al género tropical santafesino, de la mano del legendario acordeonista Darío Zanco y Grupo Cali. Dieron comienzo a su set con “Vino tinto”, secundados por la banda estable (con José Alaluf en bajo, que demostró solvencia por todos los géneros), y de ahí se fueron a “Tatuaje”. Ahí el Negro y Luciana convocaron a los artistas de la noche (los Milazzo fueron a poner sus voces) para “Santafesino de veras”, la primera canción que interpretó el Coro en la tarde: se cerraba así un círculo.
Llegó el “Feliz cumpleaños” para la ciudad, con fuegos artificiales partiendo desde un Puente Colgante iluminado con los colores de la bandera provincial. Esa fue la señal de despedida para este aniversario redondo, de una ciudad colonial que mira hacia el futuro.
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