En febrero pasado, el servicio provisto por el Acueducto Desvío Arijón cumplió su primer aniversario de vida en Santo Tomé. A lo largo de ese tiempo, el sistema se encargó de llevar agua potable y de calidad desde el río Corondá hasta esa ciudad, pasando previamente por Desvío Arijón y Sauce Viejo. Más allá de sus bondades, lo llamativo de esta millonaria obra —que comenzó a desarrollarse en 2011 y demandó una inversión superior a los $ 850.000.000— es que en estos primeros 14 meses de actividad ya se rompió en cuatro oportunidades. Así lo informó la Municipalidad en cada ocasión que aparecieron fallas.
La primera se comunicó en agosto de 2018, a seis meses de la habilitación del tramo Santo Tomé. En esa ocasión se daba cuenta de inconvenientes en el sistema de provisión de agua potable, lo que derivó en una baja en la presión del suministro en la zona abastecida por el tanque central. Por esta situación debieron intervenir equipos técnicos de la empresa proveedora para llevar a acabo la correspondiente reparación.
Además, el Municipio local puso en marcha el Sistema de Bombeo de Emergencia (Sbe) previsto para esos casos, para garantizar la continuidad del servicio. El funcionamiento se normalizó luego de algunas horas. Un mes después, el 19 de septiembre, se comunicaba la realización de tareas de mantenimiento en la cisterna y caños de impulsión del acueducto, intervenciones que habían comenzado un día antes.
Esto obligó a que nuevamente se active el Sbe para evitar problemas con el abastecimiento, además de advertir la posible baja de la presión en la zona comprendida por el tanque central. En esa misma jornada culminaron las tareas.
Pero luego de tres meses, nuevamente aparecieron los problemas. El 4 de diciembre se dio a conocer que al día siguiente se emprenderían reparaciones en el ramal principal del sistema, lo que provocó nuevas dificultades. Los trabajos se extendieron por unas 20 horas, con los trastornos propios del caso. Para evitar problemas en la continuidad del servicio, al momento del corte se contó con la Cisterna Norte en su nivel máximo de capacidad.
Apenas unas semanas después de haberse cumplido el primer aniversario de funcionamiento del acueducto en Santo Tomé, a mediados de febrero se detectó una pérdida en una de las válvulas del caño de impulsión principal que alimenta el tanque central de la ciudad. La reparación de este desperfecto no pudo completarse en un solo día y, por el contrario, se extendió por varias horas más. Esto provocó una reducción en la presión del suministro de agua potable en la zona abastecida por el tanque y, en algunos sectores, el líquido tuvo cierta turbiedad.
Se activó otra vez el Sbe. Todo esto ocurrió en plena ola de calor en la zona, con la alta demanda de consumo que esto implica. Al mes y medio, ocurrió uno de los problemas más serios del sector del acueducto que pasa por este distrito. El lunes 8 de abril, se informaron inconvenientes en una cañería que implicó restricciones en la prestación. Por esta situación, personal de la empresa a cargo del Acueducto Desvío Arijón comenzó con las tareas de sellado de una pérdida en un segmento de la cañería ubicado por debajo de las vías del ferrocarril, a la altura de Estados Unidos México.
El desperfecto, que afectó al sector abastecido por el tanque central, provocó dolores de cabeza por varios días. El jueves 11 del corriente, volvieron a dar información referida a las tareas que Aguas Santafesinas (Assa) estaba encarando para solucionar la falla, principalmente en el tramo que alimenta la zona norte de Santo Tomé. Este trabajo implicó la renovación de un tramo de 30 metros de cañería de PVC de 400 mm de diámetro, que atraviesa las vías del ferrocarril 50 metros al sur del cruce con la Autovía 19, importantes recambios que se efectuaron apenas un año después de su habilitación.
Sobre las precisiones de la labor, se explicó a este medio que la cañería atraviesa el tendido de las vías férreas dentro de otro conducto llamado “caño camisa” de mayor diámetro. La intervención se concretó luego de constatar la falla y contar con la autorización de las autoridades ferroviarias correspondiente. Para su desarrollo hicieron dos excavaciones a ambos lados de las vías, y se dispuso de numerosos equipos pesados y de apoyo, entre ellos dos retroexcavadoras de oruga, coordinado por técnicos y operarios de Assa, además de personal de empresas contratistas.
Debido a que el conducto en cuestión se ubica a más de cinco metros de profundidad y se registraba presencia permanente de agua de napa, para estabilizar la zona de trabajo fue necesario la colocación de tablaestacas y la extracción del agua que aflora con electrobombas de gran caudal, alimentadas desde un grupo de generación de energía propio.
En Santo Tomé el agua de calidad llega por el Acueducto Desvío Arijón a dos cisternas: la norte, que abastece al tanque central y representa una cobertura de más del 60 % del total de la localidad; y la sur, que inyecta a los tanques de General Paz y Zaspe. En la actualidad el Acueducto se encuentra en garantía, sin fecha establecida para el cese de la misma. Por ende, la Unión Transitoria de Empresas (UTE) encargada de su construcción aún es la responsable de intervenir y hacerse cargo de los costos en el caso de detectarse cualquier tipo de problema.
El Ministerio de Infraestructura y Transporte de la provincia es el comitente y quien contrató a la UTE, mientras que Assa —desde abril de 2018— se encarga de operar la planta e introducir adaptaciones y mejoras en el control de ésta. La UTE está integrada por Pecam SA - Semac Construcciones SA - Brajkovic SAI - Del Sol SRL.
También supervisa las tareas ejecutadas por quien en el presente es el responsable de la preservación del sistema. En un futuro, todas estas obligaciones recaerán sobre Assa.
El vocero de esa prestataria, Germán Nessier, aclaró que este tipo de problemas están contemplados en una obra que es nueva y que está pensada para más de 30 años. Remarcó que “están previstas” estas fallas, incluso las de magnitud, porque son cuestiones “que también suceden en una casa nueva”.
“Cuando construís o reformás una vivienda, después siempre hay que hacer ajustes o arreglos que son propios de algo nuevo, por eso queda en garantía; se produjeron distintas intervenciones sobre piezas especiales del Acueducto, particularmente válvulas de desagote que no necesariamente han implicado afectación del servicio, y otras que sí generaron perjuicios en la provisión”, explicó el funcionario.
Al respecto, destacó la cualidad del sistema de Santo Tomé, que posibilita que ante cualquier inconveniente se pueda volver a operar con el servicio que tenía la ciudad antes de alimentarse desde el acueducto, como sucedió con la falla ocurrida este mes.