Martes 23.2.2021
/Última actualización 18:21
Transcurre un año más y El Litoral vuelve a poner en agenda pública un tema que amenaza pasar al olvido: el estado de abandono de la antigua casa de Sor Josefa, una edificación con alto valor patrimonial para la ciudad, que parece estar a punto de perderse.
La casa está en la esquina de La Rioja y San Luis, una de las últimas encrucijadas de adoquines de la ciudad. El inmueble está a la vista de todos. Además de su privilegiada ubicación frente al Palomar y de cara al antiguo Puerto, en esa vivienda residió Sor Josefa Díaz y Clucellas (Santa Fe, 13 de abril de 1852 - Villa del Rosario, 24 de septiembre de 1917 -65 años-). Fue fue considerada la primera pintora con firma del continente latinoamericano -pese a que paradójicamente no firmó muchas de sus obras-. Por ese motivo, el Museo Municipal de Artes Visuales (en San Martín 2068) lleva en honor su nombre.
La antigua casa familiar era modesta, del suburbio, de la periferia de la ciudad. Y junto al resto conformaba un entorno urbano de la época en que la sociedad decidió entrar en la modernidad. Pasaron los años, pasó la modernidad y la arquitectura toda evolucionó. Así, la antigua casa cobró su valor histórico. Pero desde hace décadas, el paso del tiempo la viene degradando y no fue restaurada ni mantenida para su preservación.
Hubo intentos, "amagues" de restauración. Pero se fueron sucediendo las gestiones políticas, la casa pasó a manos de la Municipalidad, luego volvió a la Provincia, cambiaron los signos políticos de turno, y la casa se siguió cayendo a pedazos. "La parte antigua de la casa está al borde del colapso", dijo en 2018 el por entonces, secretario de Producciones, Industrias y Espacios Culturales de la provincia, Pedro Cantini. "Uno no necesita ser ingeniero para tener cierto temor al ingresar y ver el estado de las vigas". Ese año fue el último intento de preservación. Pero no ocurrió.
Flavio RainaPoco antes, el por entonces concejal Emilio Jatón (FPCyS) encabezó las gestiones para que la provincia -que era de su color político- recupere el inmueble que había sido cedido al Municipio. El intendente era José Corral (Cambiemos). Así fue como ocurrió. Pero luego el gobierno provincial quedó en manos del Justicialismo y la intendencia, de Jatón (FPCyS). Quien había insistido por la restauración ya no tenía el poder para hacerlo. Y el nuevo gobierno provincial tuvo otras prioridades, crisis y pandemia mediante.
Según pudo saber El Litoral, el proyecto está en agenda, pero hasta el momento no hubo anuncios al respecto ni llamados a licitación pública.
Cronología de un abandono
En 1998, la vieja casona fue declarada por ley Monumento Histórico Provincial, y en 2002, un decreto municipal la declaró edificio de interés cultural de la ciudad. Ambas normas establecieron que debía ser mantenida por su valor patrimonial.
En 2006, la provincia inició la expropiación del inmueble mediante una ley. La norma había establecido dos pagos a los herederos, pero la operación nunca se concretó. Y la Legislatura debió aprobar una prórroga del pago para que se cumpla con dicha expropiación. Tres años más tarde, en 2009, finalmente la provincia compró la antigua casa por un monto cercano a los $ 600 mil.
Una vez en manos del Estado, la provincia suscribió con el municipio un convenio de uso de la propiedad, y en 2011 se licitaron las obras de restauración y puesta en valor del edificio. Pero las ofertas fueron superiores al presupuesto y la restauración quedó trunca.
Mientras se avanzaba hacia un nuevo proceso licitatorio, la Municipalidad realizó algunas tareas por administración que incluyeron demoliciones de mamposterías y remociones, limpieza e hidrolavado de fachadas y reparación de muros. Los años siguieron pasando y la casa continuaba con su natural deterioro.
En un nuevo capítulo de esta historia, en 2013 todo hacía parecer que llegaría la restauración y puesta en valor definitiva. Pliegos al Concejo y nueva licitación, prevista para febrero de 2014. El nuevo proyecto contemplaba la instalación del Museo del Inmigrante y la concesión de una parte del edificio para la explotación de un emprendimiento privado compatible con ese espacio cultural. Pero la licitación quedó desierta. En paralelo, desde hace tres décadas la Asociación de Amigos de la Casa de Sor Josefa Díaz y Clucellas reclama por la casa.
En mayo de 2018, El Litoral publicó un artículo en el que hizo visible el estado de abandono de la casa. El tema volvió a la agenda pública. Y la Provincia rescindió el comodato con la Municipalidad para volver a tomar posesión del inmueble y restaurarlo.
Pero la restauración nunca llegó. En 2019 se hicieron algunos trabajos de apuntalamiento para evitar desmoronamientos. Luego cambió el gobierno provincial, continuó la crisis, llegó la pandemia y la obra nunca se inició. Las gestiones políticas se suceden y sobre el inmueble el paso del tiempo hace lo suyo.