El Litoral | area@ellitoral.com
Se trata de un monumento histórico provincial. Será restaurada para uso público.
El Litoral | area@ellitoral.com
A las 10.34 de esta mañana, la puerta de la casa de Sor Josefa Díaz y Clucellas crujió al ser abierta tras décadas de silencio y abandono. Del candado quedó colgado el cartón escrito “Sor Josefa” y a un lado, la marquesina publicitaria que retiraron antes de abrir la casa patrimonial. Así, el gobierno provincial tomó posesión del inmueble ubicado en La Rioja y San Luis, que había sido entregado en comodato a la Municipalidad de Santa Fe para su restauración. Ante la inacción del gobierno local, la provincia decidió rescindir dicho comodato y ahora anunció que restaurará la vivienda que es monumento histórico provincial.
“Según nos informan los técnicos luego de la primera recorrida realizada recién, la parte antigua de la casa está al borde del colapso”, dijo Pedro Cantini, secretario de Producciones, Industrias y Espacios Culturales de la provincia. “Uno no necesita ser ingeniero para tener cierto temor al ingresar y ver el estado de las vigas”, agregó.
Además de su ubicación frente al Palomar y de cara al antiguo Puerto, en esa vivienda residió Sor Josefa Díaz y Clucellas (Santa Fe, 13 de abril de 1852 - Villa del Rosario, 24 de septiembre de 1917 —65 años—). Pepa, para los suyos, fue considerada la primera pintora con firma del continente latinoamericano —pese a que paradójicamente no firmó muchas de sus obras—. Por ese motivo, el Museo Municipal de Artes Visuales (en San Martín 2068) lleva en honor su nombre.
La antigua casa familiar era modesta, del suburbio, de la periferia de la ciudad. Y junto al resto conformaba un entorno urbano de la época en que la sociedad decidió entrar en la modernidad. Pasaron los años, pasó la modernidad y la arquitectura toda evolucionó. Así, la antigua casa cobró su valor histórico. Pero desde hace décadas, el paso del tiempo la viene degradando y no fue restaurada ni mantenida para su preservación.
Tendrá un uso público
Por ese motivo, hasta hoy la antigua casa de Sor Josefa Díaz y Clucellas estuvo clausurada. Sobre su fachada habían colocado grandes cartelones publicitarios que fueron retirados esta mañana. Y sobre la vereda colocaron un cerco de obra.
En cuanto a su interior, días atrás —antes de devolver el uso a la provincia— la Municipalidad realizó una limpieza del inmueble. Esta mañana lucía prolijo, sin yuyos en el patio ni mugre en las habitaciones, pese a su abandono general. También habían blanqueado las paredes del patio y apuntalaron con columnas la medianera Oeste.
“Una vez restaurada vamos a darle un uso público”, anunció el concejal Emilio Jatón (FPCyS), que fue crítico con el abandono que sufrió la casa al decir que “fue una contradicción de la Municipalidad, cuyo museo de arte lleva el nombre de Sor Josefa Díaz y Clucellas”.
El director de la Dirección Provincial de Arquitectura e Ingeniería (Dipai), Gonzalo García, detalló que “el sector más antiguo, sobre calle San Luis, está muy comprometido”. Por ese motivo, van a “apuntalar la nave para estabilizar el edificio hasta evaluar el proyecto a ejecutar”.
Luego de la restauración, el área de Cultura de la provincia evaluará el uso que le dará a la casa. “Lo que es seguro es que no será un bar, un emprendimiento privado ni una concesión, sino un espacio público”, anticipó sobre el final Cantini.
Años de abandono
En 1998, la vieja casona fue declarada por ley Monumento Histórico Provincial, y en 2002, un decreto municipal la declaró edificio de interés cultural de la ciudad. Ambas normas establecieron que debía ser mantenida por su valor patrimonial.
En 2006, la provincia inició la expropiación del inmueble mediante una ley. La norma había establecido dos pagos a los herederos, pero la operación nunca se concretó. Y la Legislatura debió aprobar una prórroga del pago para que se cumpla con dicha expropiación. Tres años más tarde, en 2009, finalmente la provincia compró la antigua casa por un monto cercano a los $ 600 mil.
Una vez en manos del Estado, la provincia suscribió con el municipio un convenio de uso de la propiedad, y en 2011 se licitaron las obras de restauración y puesta en valor del edificio. Pero las ofertas fueron superiores al presupuesto y la restauración quedó trunca.
Mientras se avanzaba hacia un nuevo proceso licitatorio, la Municipalidad realizó algunas tareas por administración que incluyeron demoliciones de mamposterías y remociones, limpieza e hidrolavado de fachadas y reparación de muros. Los años siguieron pasando y la casa continuaba con su natural deterioro.
En un nuevo capítulo de esta historia, en 2013 todo hacía parecer que llegaría la restauración y puesta en valor definitiva. Pliegos al Concejo y nueva licitación, prevista para febrero de 2014. El nuevo proyecto contemplaba la instalación del Museo del Inmigrante y la concesión de una parte del edificio para la explotación de un emprendimiento privado compatible con ese espacio cultural. Pero la licitación quedó desierta. En paralelo, desde hace tres décadas la Asociación de Amigos de la Casa de Sor Josefa Díaz y Clucellas reclama por la casa.
Finalmente, en mayo de este año, El Litoral publicó un artículo en el que hizo visible el estado de abandono de la casa. El tema volvió a la agenda pública. Y la provincia inició las gestiones para rescindir el comodato con la municipalidad para volver a tomar posesión del inmueble y restaurarlo.