El odio y la discriminación racial, religiosa, étnica, cultural o sexual vuelven, una y otra vez, contra las colectividades y sus instituciones y contra las minorías. Vuelven en pleno siglo XXI y es grave: en el país, las denuncias por antisemitismo —hostilidad contra los judíos— crecieron un 106% en 2018 con respecto a 2017. Durante el año pasado se registraron 834 casos, mientras que en 2017 hubo 404: es decir, las denuncias se incrementaron más del doble. Pero además, aparece el efecto viral: 9 de cada 10 agravios antisemitas ocurrieron en las redes sociales.
Estos preocupantes números se conocieron tras la presentación 20° Informe Anual sobre Antisemitismo elaborado por el Centro de Estudios Sociales de la entidad (CES) de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA). Fueron procesados durante junio y julio de este año, y se tomó como muestra un total de 1.443 casos a nivel nacional (en su mayoría del Área Metropolitana de Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza), con personas de 18 a 65 años y de diferentes sexos/géneros. Los recolectó la Mesa de Denuncias de la DAIA.
¿Qué pasa en la ciudad y región? El último caso conocido ocurrió en julio pasado, cuando se denunció la pintada antisemita (una cruz esvástica) en la fachada de la Asociación Cultural Israelita “I. L. Peretz”. Fue seis días antes de conmemorarse el aniversario del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). En 2017 decapitaron el busto homenaje de Ana Frank, y en 2016 hubo una amenaza de bomba en el Club Círculo Israelita Macabi. El episodio más grave en la provincia tuvo lugar en Rosario, en junio pasado. Tres jóvenes insultaron, agredieron y atacaron a un rabino.
“No obstante todos estos casos y otros registrados, si bien aquí en Santa Fe se recibieron denuncias, la cantidad es mucho menor en comparación con las aparecidas en otras ciudades del país, afortunadamente. En esta capital hay distintos ámbitos institucionales que trabajan activamente contra todo tipo de discriminación, y eso ayuda. Pero debemos asumir que ningún hecho es menor, y darle a cada episodio antisemita la importancia que se merece”, le dice a El Litoral Horacio Roitman, de la DAIA Filial Santa Fe.
Retroceso mundial
—A partir de los datos sobre antisemitismo en el país, ¿estamos ante un retroceso respecto de los prejuicios sociales contra la comunidad israelita?
—Cero que sí. Pero es un retroceso a nivel mundial. El crecimiento exponencial de la ultraderecha y de los regímenes de corte fascista en Europa, de alguna manera repercuten en el país. Pero la Argentina no es antisemita, puedo decirlo sin dudas. No creo que sea grave la situación, pero sí debemos preocuparnos y ocuparnos. Aparecen acciones y protagonistas públicos que fomentan el odio antisemita. El odio comienza de una manera verbal, y se replica en internet.
—La emergencia de políticos como Alejandro Biondini —líder del partido nacionalista Bandera Vecinal, de raíz neonazi— como precandidato a presidente; o las declaraciones discriminatorias de personajes mediáticos hacia la comunidad judía, ¿generan un efecto rebote que se replica en las redes?
—Indudablemente que influyen. Acá se abrió el partido Bandera Vecinal Santa Fe, y Biondini se expresó con manifestaciones antijudías en reiteradas oportunidades. Esto preocupa. A nivel dirigencial, la ultraderecha o la ultraizquierda se juntan en una matriz de discriminación. Tomemos el caso de Donald Trump (presidente de EE.UU.) y Jair Bolsonaro, presidente de Brasil (quienes se expresaron públicamente a favor de políticas de segregación racial); pero también las expresiones de dirigentes de ultraizquierda contra de la comunidad judía. Es rara la combinación de ambos extremos, pero en algún punto existe. Y colabora al crecimiento de sentimientos antijudíos. Con todo, se incrementa el odio, la xenofobia y la discriminación.
Y respecto de los mensajes mediáticos (el caso de las declaraciones antisemitas de, por ejemplo, la actriz Catherine Fulop), se replican en internet. De todos modos, me preocupo más por mensajes antisemitas de algunos comunicadores de Buenos Aires, que dicen cosas muy agraviantes. Y, para peor, las reafirman. Por otro lado, los influencers en Instagram y los Youtubers son un fenómeno nuevo que, en muchos aspectos no ayudan. De las manifestaciones antisemitas a través de las redes virtuales a pasar a otro tipo de agresiones, hay un solo paso. La impunidad del espacio virtual facilita los ataques. Y es un problema grave de los últimos tiempos.
Ley Antidiscriminatoria y educación
Para Roitman, la proliferación de ataques discriminatorios y antisemitas se deben combatir a través de la educación. “Trabajamos en curso sobre la Shoá, y charlas en la Escuela de Policía. Hay acciones desde el Ministerio de Educación provincial. También es importante el trabajo que hace La Casa Ana Frank con estudiantes secundarios”, valora.
“Pero sobre todo —recalca—, lo más importante es el cumplimiento efectivo de la Ley Antidiscriminatoria (N° 23.592, que aplica medidas para quienes agravien con hechos discriminatorios o impidan el pleno ejercicio de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional). Es lo único que tenemos para que no haya este tipo de ataques, y si los hay, que sean sancionados. También se necesita más conciencia de las autoridades políticas para actuar en consecuencia y ocuparse del tema”, concluye el titular de la DAIA Santa Fe.
Representaciones sociales
La DAIA también dio a conocer una investigación del Instituto Gino Germani sobre las representaciones sociales acerca de los judíos en la Argentina, en la que surgió que el 53% de los encuestados cree que hay discriminación hacia los judíos. Pero el 47% consideró que los judíos “son los primeros en darle la espalda a la gente necesitada”, entre otras percepciones que fueron medidas.