Sergio Ferrer | area@ellitoral.com
En 2018, contabilizado solo el primer semestre, ya se alcanzaron cifras similares al año pasado.
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De acuerdo a los datos brindados por Matías Figueroa Escauriza, secretario provincial de Gestión Pública, en los últimos dos años la cantidad de adopciones de adolescentes “creció exponencialmente”, al igual que la cantidad de familias adoptantes. Hasta no hace mucho, dijo el funcionario, casi no se concretaban adopciones y las existentes se limitaban prácticamente a recién nacidos. Por el contrario, en lo que va de 2018, a través de distintas convocatorias públicas, la provincia concretó 31 adopciones que responden a dicha franja etaria, es decir chicos y chicas de más de 10 años.
Esa cantidad representa más del 32% de los procesos de vinculación para adopciones registrados este año, que han sido 96 hasta el mes de junio. Las adopciones de adolescentes habían sido 3 de 49 en 2016 y 38 de 102 en 2017. Ahora, contabilizados sólo seis meses, ya se llegó a números similares a los alcanzados en todo el año pasado. En diálogo con El Litoral, Figueroa adjudicó este logro a dos motivos. Por un lado, “al eficiente trabajo de regularización y transparencia impulsado desde el Registro Único Provincial de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Ruaga)”, un organismo existente desde 2010 y a su cargo desde 2016.
Figueroa recordó que al asumir el monitoreo del Ruaga sólo había 130 familias de la provincia de Santa Fe inscriptas en la Red Federal de Adopciones, mientras que ahora ya son 800, de un total de 4.500 en todo el país (cada provincia tiene su registro). En virtud de ese crecimiento, justamente, días atrás visitó Rosario la directora nacional del Ruaga, Graciela Fescina. Ello se debe, dijo, a que, si bien las cifras descriptas son importantes como estadística, también lo son por lo que significan en cuanto a la contención humana y profesional de los chicos.
Esperas activas
Como segundo motivo, Figueroa destacó la existencia de “un cambio de paradigma en la provincia de Santa Fe en materia de adopciones”. Para conseguirlo, aclaró, fue necesario explicarles a las familias interesadas que “no hay edad para el amor que se pueda brindar” y que “todos los chicos necesitan una nueva oportunidad, sin importar si son recién nacidos o si tienen 13 años”. Así, prosiguió, gracias a esas consignas, sumadas a una fuerte difusión y el apoyo constante de los medios de comunicación, se logró que mucha gente modifique su disponibilidad, entendiendo la necesidad real de encontrar una familia para estos chicos, que tienen entre 10 y 18 años.
“Fue necesario concientizar a quienes están a punto de llevar a cabo una adopción, que los chicos reales son grandes”, explicó Figueroa, que también se preocupó en aclarar que no hay mora en las adopciones, sino que muchas veces la adopción no se concreta porque la mayoría quiere recién nacidos.
“Hemos demostrado al país que se puede adoptar adolescentes”, acotó.
En tal sentido, resaltó como importante la decisión adoptada por el gobernador de la provincia a fines de 2016, al crear un nuevo decreto reglamentario del Ruaga. A partir de esa medida, la provincia empezó a evaluar con otra orientación a los adultos que tenían intenciones de adoptar, generándose mayor transparencia, credibilidad y confianza en las partes involucradas. Así surgieron las denominadas “esperas activas”, instancias que sirvieron para contarles con claridad a los interesados quiénes son los chicos que están para adopción y que la mayoría de ellos son grupos de hermanitos, por lo general mayores de 10 años. Esa concientización hizo que los aspirantes cambien su manera de ver y se conviertan en aliados del nuevo paradigma descripto por Figueroa. Así, fueron entendiendo que los chicos que están en adopción, muchas veces han sufrido distintos tipos de violencia (física, sicológica, abusos sexuales, maltratos) y arrastran historias de vidas en algunos casos muy dolorosas. Algunos están en hogares, instituciones intermedias, familias solidarias, o se crían en sus familias ampliadas (con abuelas, tías, primas), a la espera de que alguien pueda cuidarlos de manera efectiva y para siempre.
En las adopciones existe un elemento conceptual que hay que tener en cuenta: no se busca un chico o una chica para los adultos; se buscan adultos para esos chicos. Esa es la mirada de la adopción. No hay que procurar el chico que quiere a su semejanza el adulto, sino al revés. “La prioridad debe tenerla siempre el chico, por eso buscamos adultos que puedan prohijar a esos niños y adolescentes”, completó el concepto Matías Figueroa Escauriza.
Encuentro
La provincia de Santa Fe será sede del Encuentro Regional de Ruaga. Será los días 22 y 23 de agosto próximos, en Rosario, donde se recibirá a representantes de los registros de todo el país. El objetivo será intercambiar sobre la experiencia santafesina en la transparencia del sistema de inscripción y la nueva mirada en el proceso de adopción de adolescentes a nivel nacional.